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(Cuento islámico)
Una vez un hombre tuvo un sueño. Soñó que un león lo perseguía.
El hombre se subió a un árbol y se agarró a una de las ramas. Miró hacia abajo y vio que león estaba allí, esperando por él.
El hombre entonces dirigió su mirada hacia el punto en que la rama se unía al tronco del árbol y vió a dos ratones que se la estaban comiendo. Un ratón era negro y el otro era blanco. La rama caería al suelo en poco tiempo.
El hombre entonces miró temeroso de nuevo al suelo y vio una enorme serpiente negra que se dirigía hacia donde él estaba. La sepiente abrió sus fauces justo debajo del hombre, esperando pacientemente a que cayera.
El hombre miró entonces hacia arriba buscando algo mas a lo que poder agarrarse.
Vio asi una colmena en una rama cercana, y gotas de miel que caían de ella.
El hombre quiso degustar la miel y estirandose sacó la lengua para recoger una de las gotas que caían. Era de un sabor exquisito. Quiso degustar otra gota, y haciendo esto se perdió en la dulzura de la miel.
Asi el hombre se olvidó de los dos ratones comiendose la rama a la que se asia, del león que lo esperaba abajo y de la serpiente que estaba justo debajo de él.
El hombre despertó de su sueño y quiso saber el significado de lo que había soñado. Se dirigió a un sabio, el cual le explicó:
El león que viste en tu sueño es la muerte. Siempre está al acecho y te sigue dondequiera que vas.
Los dos ratones, uno negro y uno blanco, son la noche y el día. El negro es la noche y el blanco es el día. Se suceden continuamente devorando tu tiempo y acercandote a la muerte.
La serpiente negra con la boca oscura es tu tumba. Esta ahí, solo esperando que caigas en ella.
La colmena es este mundo y la dulce miel es su belleza. Probamos un poco de la belleza de este mundo y nos gusta. Despues probamos otro poco de esa belleza y otro poco... y nos perdemos en ella, olvidandonos del tiempo, de la muerte y de la tumba.
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