sábado, 13 de septiembre de 2014

Mercadear con los sueños

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De Filosofía para bufones
de Pedro Gonzáles Calero

Hay notables diferencias entre el mundo de los sueños y el mundo de la vigilia.
Entre ellas están la confusión, la ambigüedad y la extravagancia de muchas de las cosas que soñamos. También, la escasa conexión entre los acontecimientos que ocurren en los distintos sueños de una misma persona, mientras que los sucesos de la vigilia aparecen conectados entre sí. A pesar de esto, no disponemos de un criterio definitivo que nos permita distinguir inapelablemente el sueño de la vigilia, pero ello no nos autoriza a mezclarlos a nuestro antojo, confundiéndolos interesadamente.

A quien intente sembrar la confusión entre estos dos dominios, el del sueño y el de vigilia, mercadeando con ella, se le puede aplicar la justa sentencia que dictó el cadí para la bailarina del siguiente cuento árabe:

Había una vez una sensual y lasciva bailarina que un día se presentó ante un comerciante y le dijo:

- Anoche soñé que me besabas y abrazabas y te derretías de placer. El precio que cobro por dejarme abrazar son dos dinares de oro, así que págame.

Al comerciante ni se le pasó por la cabeza pagar, pero la bailarina se puso muy pesada y acabó llevándolo ante el cadí.

El cadí, tras oír la reclamación de la bailarina, le dijo al comerciante:

- Algo de razón no le falta a esta mujer. Tráeme los dos dinares de oro que pide y también un espejo.

El comerciante obedeció de mala gana. Cuando el cadí tuvo en sus manos las dos monedas, las colocó ante el espejo y le dijo a la bailarina:

- ¿Ves esa imagen de los dos dinares de oro en el espejo? Pues ya estás pagada.
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