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Alguna vez me puse a hacer un “mini-compendio”
paródico metafísico que versaba sobre las 101 formas de Dios (en primer
instancia quería que fuesen 1001, pero me resultaba excesivo y di por hecho que
perdería su gracia).
En tal publicación casera hice
representaciones y asociaciones de cómo sería el creador del todo, del uno, del
incognoscible. Y dichos imaginativos conceptos se presentaban en todas las
presentaciones más absurdas que pudiese concebir. Iban desde una hormiga
marabunta reina, una gatarántula de neón de mil patas, una zarigüeya de vapor fosforescente de
luciérnaga, hasta otras figuraciones más realistas, lógicas, de acuerdo al
entendimiento humano, tales como una estrella/planeta como el de la película
Solaris, que materializaba los pensamientos, o bien, una papa con mondadientes montada en una tortuga japonesa.
Y cada lámina ilustrada iba acompañada por su correspondiente justificación del porqué debiera tener esas características físicas, a su vez que justificaba también el motivo de su ser y proceder para consigo mismo y para con el mundo.
Y cada lámina ilustrada iba acompañada por su correspondiente justificación del porqué debiera tener esas características físicas, a su vez que justificaba también el motivo de su ser y proceder para consigo mismo y para con el mundo.
Y en una de esas formas,
propongo que Dios es en realidad Diosa, es decir, una mujer. Una mujer “común y
corriente” de acuerdo a los cánones internacionales y estereotípicos de lo que
es una mujer.
He aquí entonces, algunas de las razones que justifican el porque Dios es en
realidad mujer:
1.- Es celosa. En extremo
celosa. Tanto así que exige lealtad absoluta a sus creyentes, y he ahí del
pobrecito que se atreva a desobedecer sus mandatos. No conforme con esto, ordena
(bajo pena de condenación al sufrimiento eterno) que no haya adoración para con
otras deidades.
2.- Es chantajista y extorsionadora. Utiliza perversa psicología
inversa: “no, no, no, está bien, está bien, no lo hagas, no lo hagas… sólo atente
a las consecuencias…”
3.- Es inestable emocionalmente y ciertamente insegura.
Piensa una cosa, dice otra y hace otra y así. Y no sólo eso, si no que cambia
de opinión a última hora.
4. Quiere que se le recuerde
siempre y que se le rememore en sus días como si de aniversarios de pareja se tratase. Quiere
además que se le ame y que se le necesite, que se le ruegue y que uno le
implore perdón de rodillas, postrado llorando a moco tendido. Y aunque ella diga que es independiente y que no necesita para nada del hombre para existir, ahí está siempre tratando de llamar su atención y ganar su aprobación.
5.- Es una insuperable sádica
para con las de su propio género (volviendo a lo de los celos), mira tú que
otorgarle el maravilloso privilegio sagrado de la menstruación y los deliciosos
cólicos y dolores menstruales a la mujer. Luego de ese agasajo sensorial, la da
la dicha de la preñez no exenta de malestares, vómitos, revoltijos de tripas y
demás demáses, para finalmente ponerla a parir con otro dolorcito proporcional
a la suma de todos sus cólicos menstruales. Y para acabarla de joder, a modo de
cerecita de pastel, le da la gracia de la menopausia y la osteoporosis.
6.- Coquetea con sus fieles. A
quienes les promete la dicha del paraíso, diciendo que ellos son los únicos,
los elegidos. Todo a condición, claro, de la sumisión absoluta.
7.- Hace que los hombres se
peleen por ella. Y a propósito.
8.- Es un tanto chismosita, pues
constantemente espía a todas sus criaturas.
9.- Impone reglas. Un montón de
reglas. Las cuales cambia dependiendo de si eres judío, gentil o musulmán.
10.- Siempre pone a prueba. Es
tanta su carencia afectiva y necesidad de atención que quiere que le demuestres
su amor y compromiso mediante las pruebas más crueles imaginables. (Claro, creo entender, suponer, que al carecer
de padres creadores ha de ser harto difícil, un tantico peor que ser o quedar
huérfano.
11.- Cree que no podemos entenderla.
12.- Ciertamente a veces ni ella
misma se entiende. Y probablemente en uno de esos arranques irracionales de ira
cósmica, destruye uno que otro universo. Dejando por ahí sus tiraderos
galácticos que conocemos por “supernovas” y hoyos negros.
13.- Cree que es única y
especial.
14.- Tiene poco sentido del
humor y nula auto-crítica.
15.- Es (eso sí) una excelente
diseñadora y decoradora de exteriores. Dotó a la naturaleza de las más fantásticas
formas y colores que nunca pasan de moda.
16.- Ignora a quienes más la
aman, la admiran, los que se sobre-esfuerzan en llamar su atención. Nunca responde a sus llamados.
17.- Siempre está con los
hombres más adinerados, los más crueles y/ o los más perversos.
18.- El período refractario
masculino.
19.- Los mártires que se inmolan
y que han sufrido la persecución, tortura y muerte por su causa, tienen la
misma semblanza, la misma expresión facial de aquéllos que sobrellevan el
matrimonio por más de una década.
20.- Nunca reveló nada práctico
para el desarrollo y evolución de la raza humana. Cosas de gran utilidad como
las relacionadas con la escritura, la medicina, la ciencia y la tecnología.
21.- Inspiró a inscribir leyes,
tratados y libros para tratar de comprenderla, pero han resultado igual o más
complejos y enredados que ella misma.
22.- Les hace creer a las
mujeres que son más inteligentes, astutas e infinitamente más maduras que los
hombres.
23.- Suele repetir y repetir las
mismas cosas una y otra vez, como si se le olvidara que ya las había dicho
antes una y otra vez.
24.- Le encantan los bebés,
sobre todo los primogénitos, y aún más, los sacrificios de estos.
25.- Inventó la “Ley del hielo”.
26.- Gusta de hacerse la
misteriosa, le encanta que especulen sobre ella, y que hablen de ella.
27.- Es posesiva. Entre más
dramáticas e impresionantes mejor. De preferencia entre gritos de chancho
acuchillado entremezclando lenguas muertas pronunciadas invertidas y ataques
epilépticos. Aunque éstas últimas tengan la exclusividad de los tele-evangelistas.
28.-Le encanta vacilar a los místicos diciéndoles cosas sobre "ser uno con ella" a través de uniones mágicas cursis.
29.- Es buenísima para poner los cuernos. Pues tiene esa costumbrita de decirle a los lunáticos delirantes que ellos son los elegidos, los buenos, los profetas, los favorecidos por su gracia divina.
30.- Es vanidosa. Y en extremo. A tal grado de adjudicarse los adjetivos más non-plus-ultra. Como la omisciente, la omni-potente, la siempre clemente, misericordiosa, la de belleza interminable... ufff...
31.- Las cosas deben ser como ella dice.
32.- Nos dió libre albedrío, pero para que nos sintamos mal por divertirnos.
33.- A fin de cuentas se termina haciendo lo que ella dice.
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