domingo, 16 de febrero de 2014

Dios es mujer porque...

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Alguna vez me puse a hacer un “mini-compendio” paródico metafísico que versaba sobre las 101 formas de Dios (en primer instancia quería que fuesen 1001, pero me resultaba excesivo y di por hecho que perdería su gracia).

En tal publicación casera hice representaciones y asociaciones de cómo sería el creador del todo, del uno, del incognoscible. Y dichos imaginativos conceptos se presentaban en todas las presentaciones más absurdas que pudiese concebir. Iban desde una hormiga marabunta reina, una gatarántula de neón de mil patas,  una zarigüeya de vapor fosforescente de luciérnaga, hasta otras figuraciones más realistas, lógicas, de acuerdo al entendimiento humano, tales como una estrella/planeta como el de la película Solaris, que materializaba los pensamientos, o bien, una papa con mondadientes montada en una tortuga japonesa.
 
Y cada lámina ilustrada iba acompañada por su correspondiente justificación del porqué debiera tener esas características físicas, a su vez que justificaba también el motivo de su ser y proceder para consigo mismo y para con el mundo.

Y en una de esas formas, propongo que Dios es en realidad Diosa, es decir, una mujer. Una mujer “común y corriente” de acuerdo a los cánones internacionales y estereotípicos de lo que es una mujer. 

He aquí entonces, algunas de las razones que justifican el porque Dios es en realidad mujer:

1.- Es celosa. En extremo celosa. Tanto así que exige lealtad absoluta a sus creyentes, y he ahí del pobrecito que se atreva a desobedecer sus mandatos. No conforme con esto, ordena (bajo pena de condenación al sufrimiento eterno) que no haya adoración para con otras deidades. 

2.- Es chantajista y extorsionadora. Utiliza perversa psicología inversa: “no, no, no, está bien, está bien, no lo hagas, no lo hagas… sólo atente a las consecuencias…”

3.- Es inestable emocionalmente y ciertamente insegura. Piensa una cosa, dice otra y hace otra y así. Y no sólo eso, si no que cambia de opinión a última hora.

4. Quiere que se le recuerde siempre y que se le rememore en sus días como si de aniversarios de pareja se tratase. Quiere además que se le ame y que se le necesite, que se le ruegue y que uno le implore perdón de rodillas, postrado llorando a moco tendido. Y aunque ella diga que es independiente y que no necesita para nada del hombre para existir, ahí está siempre tratando de llamar su atención y ganar su aprobación.

5.- Es una insuperable sádica para con las de su propio género (volviendo a lo de los celos), mira tú que otorgarle el maravilloso privilegio sagrado de la menstruación y los deliciosos cólicos y dolores menstruales a la mujer. Luego de ese agasajo sensorial, la da la dicha de la preñez no exenta de malestares, vómitos, revoltijos de tripas y demás demáses, para finalmente ponerla a parir con otro dolorcito proporcional a la suma de todos sus cólicos menstruales. Y para acabarla de joder, a modo de cerecita de pastel, le da la gracia de la menopausia y la osteoporosis. 

6.- Coquetea con sus fieles. A quienes les promete la dicha del paraíso, diciendo que ellos son los únicos, los elegidos. Todo a condición, claro, de la sumisión absoluta. 

7.- Hace que los hombres se peleen por ella. Y a propósito. 

8.- Es un tanto chismosita, pues constantemente espía a todas sus criaturas. 

9.- Impone reglas. Un montón de reglas. Las cuales cambia dependiendo de si eres judío, gentil o musulmán. 

10.- Siempre pone a prueba. Es tanta su carencia afectiva y necesidad de atención que quiere que le demuestres su amor y compromiso mediante las pruebas más crueles imaginables.  (Claro, creo entender, suponer, que al carecer de padres creadores ha de ser harto difícil, un tantico peor que ser o quedar huérfano. 

11.-  Cree que no podemos entenderla. 

12.- Ciertamente a veces ni ella misma se entiende. Y probablemente en uno de esos arranques irracionales de ira cósmica, destruye uno que otro universo. Dejando por ahí sus tiraderos galácticos que conocemos por “supernovas” y hoyos negros. 

13.- Cree que es única y especial. 

14.- Tiene poco sentido del humor y nula auto-crítica. 

15.- Es (eso sí) una excelente diseñadora y decoradora de exteriores. Dotó a la naturaleza de las más fantásticas formas y colores que nunca pasan de moda.

16.- Ignora a quienes más la aman, la admiran, los que se sobre-esfuerzan en llamar su atención. Nunca responde a sus llamados.

17.- Siempre está con los hombres más adinerados, los más crueles y/ o los más perversos. 

18.- El período refractario masculino.

19.- Los mártires que se inmolan y que han sufrido la persecución, tortura y muerte por su causa, tienen la misma semblanza, la misma expresión facial de aquéllos que sobrellevan el matrimonio por más de una década.

20.- Nunca reveló nada práctico para el desarrollo y evolución de la raza humana. Cosas de gran utilidad como las relacionadas con la escritura, la medicina, la ciencia y la tecnología.

21.- Inspiró a inscribir leyes, tratados y libros para tratar de comprenderla, pero han resultado igual o más complejos y enredados que ella misma.

22.- Les hace creer a las mujeres que son más inteligentes, astutas e infinitamente más maduras que los hombres. 

23.- Suele repetir y repetir las mismas cosas una y otra vez, como si se le olvidara que ya las había dicho antes una y otra vez. 

24.- Le encantan los bebés, sobre todo los primogénitos, y aún más, los sacrificios de estos.

25.- Inventó la “Ley del hielo”.

26.- Gusta de hacerse la misteriosa, le encanta que especulen sobre ella, y que hablen de ella.

27.- Es posesiva. Entre más dramáticas e impresionantes mejor. De preferencia entre gritos de chancho acuchillado entremezclando lenguas muertas pronunciadas invertidas y ataques epilépticos. Aunque éstas últimas tengan la exclusividad de los tele-evangelistas. 

28.-Le encanta vacilar a los místicos diciéndoles cosas sobre "ser uno con ella" a través de uniones mágicas cursis.

29.-  Es buenísima para poner los cuernos. Pues tiene esa costumbrita de decirle a los lunáticos delirantes que ellos son los elegidos, los buenos, los profetas, los favorecidos por su gracia divina.

30.- Es vanidosa. Y en extremo. A tal grado de adjudicarse los adjetivos más non-plus-ultra. Como la omisciente, la omni-potente, la siempre clemente, misericordiosa, la de belleza interminable... ufff...

31.- Las cosas deben ser como ella dice.

32.- 
Nos dió libre albedrío, pero para que nos sintamos mal por divertirnos.

 33.- A fin de cuentas se termina haciendo lo que ella dice.
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