Muchos Upaniṣads, tratados de yoga o textos espirituales en general comienzan con la sílaba sagrada OM. En la ciencia sagrada, este sonido reviste una importancia excepcional porque crea determinados efectos en varios niveles de conciencia. El universo entero es la síntesis de un sonido.
En el Chāndogya- Upaniṣad (छान्दोग्योपनिषत्) encontramos escrito:
En el Chāndogya- Upaniṣad (छान्दोग्योपनिषत्) encontramos escrito:
La esencia de todos los seres es la tierra;
La esencia de la tierra es el agua;
Las plantas son la esencia misma del agua;
El ser humano es la esencia de las plantas;
La esencia del hombre es el Verbo;
La esencia del Verbo es el Rig veda
La esencia del Rig veda es el Sámaveda
La esencia del Sámaveda es el Udgitha (ॐ Om);
Este Udgitha es la mejor, la más alta de todas las esencias,
y merece el más alto lugar: el octavo.
La esencia de la tierra es el agua;
Las plantas son la esencia misma del agua;
El ser humano es la esencia de las plantas;
La esencia del hombre es el Verbo;
La esencia del Verbo es el Rig veda
La esencia del Rig veda es el Sámaveda
La esencia del Sámaveda es el Udgitha (ॐ Om);
Este Udgitha es la mejor, la más alta de todas las esencias,
y merece el más alto lugar: el octavo.
En otros términos: las fuerzas y las propiedades latentes de la tierra y del agua se concentran y se transforman en el organismo más elevado de las plantas; las fuerzas de éstas son transformadas y concentradas en el ser humano; las fuerzas del hombre se concentran en su aptitud para la reflexión intelectual y en su posibilidad de expresión por medio de equivalencias sonoras que, uniendo la forma interior (pensamiento) a la forma externa (palabra audible), producen la palabra, por medio de la cual el ser humano se distingue de las formas vivas inferiores.
La expresión más preciosa de este logro intelectual, la suma de sus experiencias, constituye la ciencia sagrada (veda), bajo la forma de poesía (ऋग्वेद - Rig veda) y de música (सामवेदः - Sámaveda). La poesía está más allá de la prosa, porque su ritmo crea una unidad superior que rompe las cadenas que sujetan al espíritu. Pero la música es aún más sutil que la poesía, en tanto que nos hace trascender el sentido de las palabras y nos coloca en un estado de receptividad intuitiva. Finalmente ambas, lo mismo que el ritmo y la melodía, encuentran su síntesis y su conjunción (que podría aparecer incluso como una disolución del intelecto ordinario) en las vibraciones profundas y penetrantes del fonema sagrado OM. Aquí se alcanza la cúspide de la pirámide, elevándose desde la llanura de las grandes diferenciaciones y de las materializaciones de los elementos groseros (los mahábhüta), hasta la cima de la máxima unificación y espiritualización, que contiene las propiedades latentes de todos los grados intermedios, como es el caso de la semilla o del germen (bija). En este sentido, OM es la quinta esencia, la sílaba germen (bija mantra) del universo, la palabra mágica (este era el sentido original de la palabra brahman), la fuerza universal, la conciencia capaz de penetrarlo todo.
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