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lunes, 1 de agosto de 2016

La herida materna. Segunda parte

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Traducción del Artículo original 
"Why it's Crucial for Women to Heal the Mother Wound"
(¿Por qué es crucial para la mujer sanar las heridas maternas?) 
de Bethany Webster

Las madres deben de guardar luto por lo que hubieron de renunciar, por lo que deseaban pero que nunca tendrán, lo que sus hijas pueden darles y por la injusticia de su situación. Aún así, por injusto que sea, no es responsabilidad de la hija compensar las pérdidas de la madre o sentirse obligada a sacrificarse de las mismas maneras. Para las madres, necesita de tremenda fuerza e integridad el hacer esto. Y las madres necesitan apoyo en este proceso.
 

Las madres liberan a sus hijas cuando procesan conscientemente su propio dolor sin volverlo problema de la hija. De ésta manera, las madres  liberan a sus hijas para que puedan perseguir sus sueños sin culpa, verguenza o sentimiento de obligación.
 

Cuando las madres causan sin darse cuenta, que sus hijas se sientan responsables por sus pérdidas y al compartir su dolor, crean un enredo disfuncional, reforzando la visión de la hija de que ella o sus sueños no tienen valor. Y esto respalda la visión de la hija de que el dolor de la madre debe de alguna forma ser culpa suya. Esto puede paralizarla en muchas maneras. 

Para las hijas, crecer en una cultura patriarcal, hay una sensación de tener que elegir entre empoderarse y ser amada

La mayoría de las hijas eligen ser amadas en lugar de empoderarse debido a que hay un ominoso sentimiento de que actualizarse y empoderarse completamente puede causar un seria pérdida de amor de personas importantes en sus vidas, específicamente de sus madres. Así que cuando la mujer se mantiene menguada e incompleta, inconscientemente transmite las heridas maternas a la siguiente generación.
 

Como mujer, hay una vaga pero poderosa sensación de que tu empoderamiento dañará tus relaciones. Y a las mujeres se les enseña a valorar las relaciones por encima de todo lo demás.  Nos aferramos a las migajas de nuestras relaciones, mientras que nuestras almas pueden estar anhleando profundamente el explotar todo nuestro potencial. Pero la verdad es que nuestras relaciones por sí solas nunca pueden sustituirse adecuadamente por el hambre de vivir nuestras vidas totalmente.
 
La dinámica de poder en el centro de la relación madreñ-hija es un tema tabú y el núcleo del conflicto en el centro de la herida materna
 

Mucho de esto sigue a la sombra debido a los muchos tabús y esterotipos sobre la maternidad en ésta cultura:

- Las madres son siempre cariñosas y amorosas
 
- Las madres nunca deberían enojarse o resentirse con sus hijas
 
- Se supone que las madres y las hijas deben de ser las mejores amigas
 

El esterotipo de que TODAS las madres deberían de ser amorosas todo el tiempo* le arranca a las mujeres su total humanidad. Porque a las mujeres no se les otorga el permiso de ser seres humanos completos, la sociedad se siente justificada de no proveerles respeto total, apoyo y recursos a las madres.
 

La verdad es que las madres son seres humanos y todas las madres tienen sus momentos en que no son amorosas. Y es verdad que hay madres que simplemente no son afectivas la mayoría del tiempo, sea debido a una adicción, enfermedades mentales u otras dificultades. Hasta que querramos afrontar estas realidades incómodas, la herida materna estará en las sombras y transmitida continuamente a través de las generaciones.
 

Todas tenemos algo de patriarcado en nosotras en mayor o menor medida. Hemos tenido que digerirlo para sobrevivir en esta cultura. Cuando estamos listas para confrontarlo por completo en nosotras mismas, también lo confrontamos en las demás, incluyendo a nuestras madres. Esto puede ser también una de las más dolorosas de todas las situaciones que debamos de enfrentar. Pero a menos que queramos llegar ahí, para cubrir la herida materna, pagamos un precio muy alto a cambio de la ilusión de paz y empoderamiento.
 

¿Cuál es el costo de no sanar nuesta herida materna? 

- La vaga y persistente sensación de que "Hay algo malo en mí"
 
- Nunca desarrollar tu potencial debido al miedo de fallar o de obtener desaprobación
 
- Tener límites débiles y sentidos no claros de quién eres
 
- No sentirte valiosa o capaz de crear lo que realmente deseas
 
- No sentirte lo suficientemente segura de darle lugar y voz a tu verdad
 
- Organizar tu vida alrededor de un "no hacerla de toz"
 
- Auto-sabotaje cuando estás cerca de abrirte paso
 
- Esperar inconscientemente por el permiso o aprobación maternos antes de proclamar tu vida propia

¿Cuál es la relación entre la herida materna y la divinidad femenina?

Se habla mucho en estos días sobre "encarnar la divinidad femenina" y de ser una "mujer despierta". Pero la realidad es que no podemos ser un fuerte contenedor del poder de la divinidad femenina si aún no le hemos dado dirección a los puntos entre nosotras en donde nos hemos sentido desvanecidas y exiliadas de la Feminidad.
 
Afrontémoslo: Nuestro primer encuentro con la Diosa fue con nuestas madres. Hasta que tengamos el valor de romper con el tabú y de encarar el dolor que hemos experimentado en la relación con nuestras madres, la divinidad femenina es otra forma de cuento de hadas, una fantasía de ser rescatada por una madre que no llega. Esto nos mantiene en inmadurez espiritual. Tenemos que separarnos la madre humana del arquetipo para poder ser auténticas portadoras de ésta energía. Tenemos que desarmar las estructuras defectuosas en nosotras antes de que podamos en verdad construir nuevas estructuras de las cuales sostenernos. Hasta que hagamos esto, permanecereos atascadas en una especie de limbo en donde nuestro empoderamiento es brevísimo y la única explicación de nuestro aprieto que parece tener sentido es culparnos a nosotras mismas.
 
Si evadimos reconocer el impacto total del dolor de nuestras madres en nuestras vidas, permaneceremos de alguna forma, siendo niñas
 

Llegar a un total empoderamiento requiere observar nuestras relación con nuestras madres y tener el coraje de separar nuestras creencias individuales, valores y formas de pensar de las de ellas. Requiere sentir la aflicción de tener que atestiguar el dolor que nuestras madres sufrieron y procesar nuestro legítimo dolor que sufrimos como resultado. Esto es muy desafiante pero es el principio de nuestra verdadera libertad.
 

Una vez que sentimos que el dolor puede ser transformado, cesará de crear obstáculos en nuestras vidas.
 
Entonces, ¿qué sucede cuando la mujer sana la herida materna?

Al sanar la herida materna, la dinámica de poder se va resolviendo cada vez más porque las mujeres no se piden las unas a las otras disminuirse para aliviar su propio dolor. El dolor de vivir en patriarcado deja de ser tabú. No tenemos que fingir y ocultarnos detrás de máscaras falsas que esconden nuestro dolor bajo una fachada de mantener todo bajo control. El dolor puede entonces ser visto como algo válido, abrazado, procesado e integrado y por último, transformado en sabiduría y poder.

 

Una vez que las mujeres procesen cada vez más el dolor de la herida materna, podemos crear lugares seguros para que las mujeres expresen la verdad sobre sus dolores y reciban el apoyo que tanto necesitan. Madres e hijas pueden comunicarse sin miedo de que sus sentimientos expresados con honestidad puedan romper su relación. Ya no se necesitará intentar enterrar el dolor, dejarlo a la sombra, que es en donde se manifiesta como manipulación, competencia y odio a sí misma. Nuestro dolor puede ser completamente llorado y transformado en amor, un amor que se manifiesta como fiero apoyo de la una a la otra y den profunda auto-aceptación, liberandonos para ser osadamente auténticas, creativas y verdaderamente completas.

Cuando sanamos la herida materna, comenzamos a entender el increíble grado de impacto que el bienestar materno tiene en la vida de su hija,  especialmente durante la primera infancia, cuando la niña y la madre siguen siendo una unidad. Nuestras madres desde la misma base en que nos convertimos: nuestras creencias comienzan como sus mismas creencias, nuestros hábitos comienzan con sus hábitos. Algo de esto es inconsciente y fundamental, es apenas perceptible

 
La herida materna no se trata básicamente sobre tu madre. Se trata de abrazar tu ser y tus dones sin avergonzarte
 

Dirigimos la herida materna debido a que es una parte crítica de nuestra auto-realización y dicieéndole SI a ser la poderosa y potente mujer que somos llamadas a ser. Sanar la herida materna es básicamente sobre aceptar y honrar los fundamentos que nuestras madres nos brindaron a nuestras vidas para que podamos entonces enfocarnos de lleno en crear las vidas únicas que deseamos auténticamente y saber que somos capaces de crear.

Beneficios de sanar la herida materna:


- Ser más fluída y habilidosa al controlar tus emociones. Verlas como fuente de sabiduría e información.
 
- Tener sanas limitaciones que apoyan la realización de tu más alto y mejor ser
 
- Desarollar una sólida "madre interior" que brinda amor incondicional, soporte y comodidad a tus partes más jóvenes
 
- Saberte competente. Sentir que todo es posible, estar abierta a milagros y a todas las cosas buenas
 
- Estar en contacto constante con tu generosidad interior y tu habilidad de traerla a todo lo que haces
 
- Compasión profunda para contigo y para con los demás
 
- No tomarte a ti misma tan en serio. No necesitar más de validación externa para sentirte bien. No necesitar de probarte con los demás
 
- Confíar en la vida para obtener todo lo que necesitas
 
- Sentirte segura y libre de ser quien eres
 
- Y mucho más...
 

Mientras nos involucramos en este proceso de sanación, removemos lentamente la espesa niebla de la proyección que nos mantiene atrapadas y podemos ver con más claridad, y apreciarnos y amarnos. No cargamos más con el peso del dolor de nuestras madres empequeñeciéndonos como consecuencia.
 

Podemos emerger con seguridad en nuestras propias vidas, con energía y vitalidad para crear lo que deseamos sin verguenza ni culpa, sino con pasión, poder, gozo, seguridad y amor.
 

En cada ser humano, la primera herida en el corazón fue con la madre, la feminidad. Y a través el proceso de sanación de esa herida, nuestros corazones maduran, terminan con un comprometido estado defensivo y miedo a un completo nuevo nivel de amor y poder, que nos conecta con el corazón divino de la vida misma. Nos conectamos entonces con el arquetípico corazón colectivo que vive en todos los seres, y somos portadoras y transmisoras de la verdadera compasión y amor que el mundo necesita justo ahora. De ésta manera, la herida materna es de verdad, una oportunidad y una iniciación en la divinidad femenina. Esto es el porque es tan crucial para las mujeres el sanar la herida materna: Tu sanación personal y tu reconexión con el corazón de la vida, a través de la feminidad, afecta a todo y permite nuestra evolución colectiva. .

La herida materna. Primera parte

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Traducción del Artículo original 
"Why it's Crucial for Women to Heal the Mother Wound"
(¿Por qué es crucial para la mujer sanar las heridas maternas?) 
de Bethany Webster

De lo que mucha gente no cae en cuenta es que el centro de la problemática del empoderamiento de la mujer son las heridas maternas.
 

Dificultades y desafíos entre madres e hijas son descontrolados y generalizados pero no son comentados abiertamente. El tabú de hablar sobre el dolor que las madres infligen es algo que se mantiene oculto, en las sombras, purulando fuera de la vista de los demás.
 
¿Qué es exactamente una herida materna?
 

Una herida materna es el dolor una mujer legado por generaciones de mujeres en culturas patriarcales. E incluye mecanismos de copia disfuncionales que son usados para procesar ese dolor.
 
Las heridas maternales incluyen los dolores de:
 

- La comparasión: el no sentirse suficientemente buena

- Verguenza: sensación constante de que hay algo malo contigo

- Disminución: El sentir que debes de permanecer haciendote menos para ser amada

- Sentimiento de culpabilidad persistente por querer más de lo que actualmente tienes

 
La herida materna puede manifestarse de las siguientes maneras:
 

- No siendo completamente tú misma  porque no quieres sentirte una amenaza para los demás

- Manteniendo una alta tolerancia a una comportamiento mediocre de los demás hacia ti

- Preocupación por las emociones

- Sentirte competitiva con otras mujeres

- Auto-sabotaje

- Siendo excesivamente rígida y dominante

- Condiciones como desórdenes de alimentación, depresión y adicciones

 

En nuestra cultura patriarcal, dominada por hombres, las mujeres están condicionadas a pensar en elloas mismas como "menos que" y no merecedoras o valiosas. Este sentimiento de ser "menos que" se ha ido interiorizando y pasando a través de incontables generaciones de mujeres.
 
La atomósfera cultural de opresión de mujeres situa a las hijas en un "doble ciego".

Simplemente, pongamos que, si una hija interioriza las creencias inconscientes de su madre (que es una forma sutil de "No soy lo suficientemente buena") entonces gana la aprovación de su madre, pero de cierta manera, se traiciona a si misma y su potencial.
 

Como sea, si no interioriza las creencias inconscientes de su madre en sus propias limitaciones pero en cambio afirma su propio poder y potencial, adquiere consciencia de que su madre pudiera inconscientemente interpretar esto como un rechazo personal. La hija entonces no quiere correr el riesgo de perder el amor y la aprovación de su madre, así que interiorizando estas limitaciones, creencias inconscientes, es una forma de lealtad y supervivencia emocional para la hija.
 
Puede percibirse como peligroso para una mujer el materializar todo su potencial debido a que puede significar alguna forma de rechazo de su madre.
 

Esto es debido a que la hija puede inconscientemente sentir que su empoderamiento completo puede detonar la tristeza o el coraje maternos de tener que renunciar partes de si mmisma en su propia vida. Su compasión por su madre, su deseo de complacerla, y el miedo al conflicto pueden provocarle que e convenza a si misma de que es más seguro disminuirse y permanecer disminuida.
 

Una objeción común del confrontar las heridas maternas es el "dejar el pasado en el pasado". Como sea, nunca "escapamos" realmente del pasado o lo enterramos. Vive en el presente en forma de obstáculos y desafíos que enfrentamos a diario. Si evadimos el tener que  tratar con el dolor asociado con una de las MÁS primordiales y fundamentales en nuestras vidas, nos perdemos de una oportunidad esencial de descubrir la verdad acerca de quienes somos y de vivir de manera auténtica y con gozo esa verdad.
 
Esterotipos que perpetuan la herida materna:
 

- "¡Mira todo lo que tu madre ha hecho por ti!" (de otras personas)
 
- "Mi madre sacrificó mucho por mí. Sería muy egoísta hacer lo que ella no haría. No quiero hacerla sentir mal."
 
- "le debo lealtad a mi madre, sea como sea. Si se disgusta, va a pensar que no la valoro"
 

La hija puede experimentar temores sobre explotar su potencial debido al temor de tener que abandonar a su madre. Puede temer el que su madre se sienta amenazada por sus sueños o ambiciones. Puede llegar a temer sentimientos incómodos de su progenitora, tales como envidia o enojo. Todo esto es generalmente a nivel inconsciente y no es reconocido abiertamente o se habla sobre ello.
 
Todas hemos sentido el dolor que nuestras madres cargan consigo. Y todas nosotras sospechamos de que en cierto grado somos parcialmente culpables de su dolor. En eso recae el remodimiento. Esto tiene sentido cuando consideramos el desarrollo cognitivo limitado de una niña, que se ve a si misma como  la causa de todas las cosas. Si no direccionamos esta creencia inconsciente siendo adultos, podemos seguir yendo por ahí con ello y limitandonos de sobremanera como resultado.
 
La verdad es que ningún niño puede salvar a su madre
 

Ningún sacrificio de hija será jamás suficiente para compensar por el alto precio que su madre haya tenido que pagar por las pérdidas que haya acumulado a través de los años, simplemente por ser mujer y madre en ésta cultura. Y aún así, esto es lo que muchas mujeres hacen por sus madres desde muy temprano en la infancia. Subconcientemente toman la desición de no abandonar o traicionar a sus madres volviéndose "demasiado exitosa", "demasiado lista" o "muy atrevida". Ésta desición es por amor, lealtad y verdadera necesidad de aprovación y apoyo emocional para con la madre.
 
Muchas de nosotras confundimos el ser leales con nuestras madres con ser leales con sus heridas, somos cómplices de nuestra propia opresión.
 

Estas dinámicas son muy inconscientes y operan contínuamente. Aún la más saludable, servicial relación de madre-hija puede presentar estas dinámicas en algún grado en por el simple hecho de ser mujer en ésta sociedad. Y para las hijas que tienen madres con conflictos serios (adicciones, trastornos mentales, etcétera) el impacto puede ser realmente dañino e incidioso.
 
Las madres deben de aceptar su responsabilidad y lamentar sus pérdidas
 

Ser madre en nuestra sociedad es inexpresablemente difícil. He escuchado a muchas mujeres decir "Nadie jamás te dice lo duro que es" y "nada te prepara para cuando vuelves a casa con el bebé y te das cuenta de todo lo que te es exigido" Nuestra cultura, especialmente en los Estados Unidos, es muy difícil para las madres, el recibir muy poca ayuda y muchas están criando niños ellas solas.
 
Mensajes no-hablados de nuestra sociedad a las madres:
 

- Si la maternidad es difícil entonces es tu culpa
 
- Que verguenza si no eres super-humana
 
- Hay Wmadres naturales" para quienes la maternidad es fácil. Si no eres una de ellas, entonces hay algo profundamente malo contigo
 
- Se supone que debes de ser capaz de manejar todo tranquilamente: tener niños bien educados, ser sexualmente atractiva, tener una carrera exitosa y un matrimonio sólido
 

Para las madres que en verdad se han sacrificado al tener niños en nuestra cultura, verdaderamente puede sentirse como un rechazo cuando los hijos sobrepasan o exceden los sueños que creíste que eran posibles para ti misma. Puede llegar a haber una sensación de sentir la deuda, con derecho a reclamar o con necesidad de ser validados por tu propio hijo, lo cual puede ser una forma muy sutil de poderosa manipulación. Ésta dinámica puede causar que la próxima generación de hijas se mantenga menguada para que sus madres puedan continuar sintiendose validadas y afirmadas en sus identidades como madres, una identidad que muchas han sacrificado por tal motivo, pero que recibieron muy poco apoyo y reconocimiento a cambio.
 

Las madres pueden inconscientemente proyectar una furia profunda contra sus hijas de maneras sutiles. La furia es hacia la sociedad patriarcal que requiere que la mujer se sacrifique y se agote por completo para volverse madre de una niña. Y para un niña que necesita a su madre, sacrificarse en un esfuerzo para - de alguna manera - facilitar el dolor de ser madre, es comúnmente una desición subconsciente tomada muy temprano en la vida y no descubierta como la causa de conflictos subyacentes mucho después, cuando ya es adulta.
 

La herida materna existe porque no hay un lugar seguro para que las madres procesen u coraje debido aal sacrificio que la sociedad les ha exigido. Y porque las hijas siguen inconscientemente temiendo el rechazo por elegir no hacer esos mismos sacrificios que las generaciones anteriores.
 
En nuestra sociedad, no hay un lugar seguro para que una madre descargue su furia. 

Y entonces,a menudo, se proyecta sobre la hija. Una hija es un objetivo muy potente para la ira de la madre porque la hija aún no ha renunciado a su personalidad por su maternidad. Una hija joven puede recordarle a la madre su potencial desvivido. Y si la hija se siente lo suficientemente valiosa para rechazar algo de de los mandatos patriarcales que la madre tiene que tragarse, puede entonces ella disparar esa ira oculta de la madre.

Por supuesto, la mayoría de las madres quiere lo mejor para sus hijas. Como sea, si una madre aún no ha lidiado con su propio dolor o llegado a términos con los sacrificios que había tenido que hacer, entonces su apoyo para la hija puede ser enlazado con vestigios de mensajes que sutilmente infunden verguenza, culpa u obligación. Pueden filtrarse en la situaciones más venévolas, usualmente en forma de crítica o  alguna forma de recibimiento de elogio en retorno hacia la madre. No es usualmente el contenido del alegato, sino la energía con la que  es expresado lo que puede acarrear resentimientos ocultos.
 

La manera en que una madre previene dirigir su furia hacia su hija y transmitirle la herida materna, es lamentar totalmente y llorar sus propias pérdidas. Y asegurarse de que no está dependiendo de su hija como su principal fuente de apoyo emocional.
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miércoles, 8 de junio de 2016

El desequilibrio femenino

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De Un abrazo para el alma
de Rubén Armendáriz Ramírez
(Segunda sección:  Mujeres y Hombres maduros)

El desequilibrio más fuerte en la formación de la mentalidad femenina radica en la necesidad de pertenencia, patentizado por la gran necesidad de compañía que suelen tener las mujeres y que en ocasiones llega a lamentables extremos, lo cual se traduce en miedo a la autonomía, la soledad, la reflexión introspectiva, prefiriendo "desaparecer" en una relación; con ello, anulan el desarrollo de una identidad propia.

Podemos definir este desequilibrio típico femenino como el funcionamiento de un excesivo "tú y yo", por la excesiva importancia que algunas dan al hecho de tener compañía (a costa incluso, a veces, de su propia dignidad y crecimiento).

En efecto, muchas mujeres prefieren la "comodidad" de una vida bastante limitada (hogar, crianza de niños) cuando podrían desplegar una diversidad de habilidades y aportar beneficios reales no sólo a su familia, sino a su comunidad.

La mujer común no requiere ser totalidad, ni única, sino formar parte de algo (una pareja o familia). La consecuencia es una desarmonía que fácilmente llega al exceso cuando permite cualquier trato, por denigrante que sea, al otorgar una exagerada prioridad a ésta clase de meta, para muchas la principal, y en casos extremos la única en su vida, lo cual la orilla a llevar una existencia casi psico-patológica.

Tradicionalmente, la imagen destinada para la mujer ha sido más bien pasiva, receptiva en espera de un ideal romántico (obviamente una pareja adecuada). Pero este modelo formativo no le ayuda mucho en su desarrollo psicoespiritual. Por el contrario, su interés por mejorar como ser humano se ve disminuido (una mujer con tales atavismos no está preocupada por la realización de una conciencia plenamente iluminada).

(...) Pero todo esto no se hace con actitudes competitivas, imposiciones, demandas, quejas, ni rivalidad. Y cuando lo hace, como el reclamo al esposo por ir a la calle prohíbida, es capaz de reaccionar con flexibilidad y demostrar la intención de sostener la relación funcionando. Es decir, su prioridad es sostener la relación, no despreciar ni amargarle la vida al compañero.

Es una mujer, entonces, que metafóricamente nos habla de las capacidades y opciones que puede (¿o acaso debe?) mostrar una mujer para su realización total. Y no sólo en los cuentos existen mujeres que saben encarar madura y hasta contemplativamente la vida.Como ejemplo, consideremos la voz de Ryo-Nen (monja Zen de gran belleza y poetisa consumada):

Atended sólo a la voz de los pinos y cedros, cuando ningún viento se agita
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jueves, 2 de junio de 2016

La naturaleza del budismo, de la religión, del hombre y de la mente

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De Sé tu propio terapeuta de Thubten Yehse
Capítulo 2: La Religión: El camino de la investigación

En el budismo no estamos especialmente interesados en la búsqueda del puro conocimiento intelectual. Nos interesa mucho más comprender lo que está sucediendo aquí y ahora, comprender nuestras experiencias actuales, lo que somos en este mismo momento, nuestra naturaleza fundamental. Queremos saber cómo hallar satisfacción, cómo encontrar felicidad y alegría, en lugar de depresión y sufrimiento, cómo eliminar el sentimiento de que nuestra naturaleza es totalmente negativa.
 
El propio Buda enseñó que la naturaleza humana es básicamente pura, sin ego, del mismo modo que el cielo es claro por naturaleza y no nuboso. Las nubes vienen y van, pero el cielo azul está siempre ahí; las nubes no alteran la naturaleza fundamental del cielo. La mente humana es, asimismo, fundamentalmente pura, no forma una unidad con el ego. De cualquier forma, tanto si eres religioso como si no, vas muy desencaminado si no puedes separarte de tu ego; has creado una filosofía de la vida completamente irreal que no tiene nada que ver con la naturaleza de las cosas.
 
En lugar de aferrarte al conocimiento intelectual queriendo dar respuesta a las grandes cuestiones, sería mucho mejor que intentaras comprender la naturaleza básica de tu propia mente y el modo de relacionarte con ella en este mismo momento. Saber cómo actuar con eficacia es esencial: el método es la llave a cualquier religión, es lo más importante que debemos aprender. Si oyes hablar de una casa asombrosa que contiene un inmenso tesoro de joyas preciosas que no pertenecen a nadie, pero no tienes la llave de la puerta, todas tus fantasías sobre lo que harás con la riqueza que acabas de descubrir son una auténtica alucinación.
 
Del mismo modo, es poco realista fantasear sobre ideas religiosas maravillosas y sobre experiencias excepcionales y no interesarse por los métodos para lograrlas o por la acción inmediata. Si no tienes un método, una llave o un modo de integrar la religión en tu vida diaria, vale más que te bebas un refresco; al menos saciarás tu sed. Si tu religión es tan sólo una idea, es tan insustancial como el aire. Debes asegurarte bien de que has comprendido exactamente lo que es la religión y el modo en que debes practicarla.

El propio Buda dijo: «Creer no es importante. No creas lo que yo digo porque lo digo yo». Éstas fueron sus últimas palabras antes de abandonar su cuerpo. «He enseñado muchos métodos distintos porque existen muchos individuos distintos. Antes de que adoptéis alguno de ellos, utilizad vuestra sabiduría para comprobar que corresponden a vuestro temperamento psicológico, a vuestra propia mente. Si mis métodos parecen tener cierta lógica y traen resultados, adoptadlos por todos los medios. Pero si no os identificáis con ellos, a pesar de que puedan parecer estupendos, dejadlos de lado. Han sido enseñados para otras personas».

Hoy día, la gente no está dispuesta a creer en algo simplemente porque el Buda lo dijo, porque Dios lo dijo. No es suficiente para ellos y lo rechazan; quieren una prueba. Pero los que no puedan comprender que la naturaleza de su mente es pura, serán incapaces de ver la posibilidad de descubrir su pureza innata y desaprovecharán una gran oportunidad.
 
Si piensas que tu mente es fundamentalmente negativa corres el riesgo de perder toda esperanza. Es evidente que la mente humana tiene aspectos positivos y negativos. Pero los negativos son transitorios, muy temporales. Tus emociones constantemente variables son como nubes en el cielo; más allá, la naturaleza verdadera y básica del ser humano es clara y pura.
 
Son muchas las personas que tienen una idea equivocada respecto al budismo. Hay, incluso, algunos profesores de estudios budistas que consideran sólo las palabras e interpretan literalmente la enseñanza del Buda. No comprenden sus métodos, la verdadera esencia de sus enseñanzas.
 
En mi opinión, el aspecto más importante de cualquier religión son sus métodos: cómo integrar dicha religión en tu propia experiencia. Cuanto mejor comprendes cómo integrarla, más efectiva es tu religión. Tu práctica se vuelve tan natural, tan realista que llegas a comprender sin dificultad tu propia naturaleza, tu propia mente, y no te sorprenderás de lo que descubras en ella. Después, cuando hayas comprendido la naturaleza de tu mente, serás capaz de controlarla de un modo natural; no tendrás que hacer grandes esfuerzos. Comprender de una manera natural aporta control.
 
Hay quienes piensan que el control de la mente es como un tipo de atadura apretada y restrictiva. En realidad, el control es un estado natural. Pero no vas a decir eso, ¿verdad? Vas a decir que la mente carece de control por naturaleza, que lo natural es que la mente esté descontrolada. Sin embargo, no es así. Cuando comprendes la naturaleza de tu mente descontrolada, el control surge con tanta naturalidad como surge tu estado de descontrol actual. Además, el único modo de adquirir control sobre tu mente es comprendiendo su naturaleza. No puedes cambiar tu mente a la fuerza, a que cambie tu mundo interior. Ni puedes purificar tu mente castigándote físicamente a base de palos. Es totalmente imposible. La impureza, el pecado, la negatividad o como quieras llamarlo, es un fenómeno psicológico, un fenómeno mental, así que no puedes acabar con él empleando medios físicos. La purificación requiere una combinación hábil de método y de sabiduría.
 
Para purificar la mente no necesitas creer en algo especial que se encuentra allí arriba –Dios o el Buda–. No te preocupes por eso. Cuando comprendas realmente la naturaleza inestable de tu vida diaria, la naturaleza característica de tu propia actitud mental, querrás aplicar automáticamente una solución.
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lunes, 30 de mayo de 2016

¿Y si no sé cuáles son mis metas?

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De La mente o la vida: Una aproximación
a la terapia de aceptación y compromiso

de Jorge Barraca (Capítulo 4: camino a Ítaca)

No es un trabajo fácil dilucidar cuáles son los valores que, a cada uno, nos resultan lo suficientemente motivantes para volver a actuar a pesar de la pereza, las dificultades o los problemas psicológicos. El descubrimiento de esos valores a veces llega pronto y a veces tarda en alcanzarnos. En cualquier caso, nuestra actitud no puede ser la de sentarnos y esperar a que la inspiración nos ilumine. Debemos movernos, intentar cosas distintas, mantener una mente abierta, probar... y, sobre todo, tomar en consideración qué sucede cuando nos enfrascamos en unas actividades u otras.

No emprender ningún camino o adoptar cualquier decisión por temor a equivocarse es también una mala opción. Todos tenemos la experiencia de que muchos sucesos que creímos un error o un fracaso se convirtieron, a la larga, en un acierto o trajeron un bien que no podíamos figurarnos. Por ejemplo, ser despedido de un trabajo o no empezar determinados estudios que en su momento nos atraían supuso, más tarde, un trabajo mejor u optar por una enseñanza que nos enriqueció más. El desengaño amoroso con una pareja en el pasado se convirtió en el medio para estar con la actual. Naturalmente, esos aciertos sólo se ven al cabo de los años. Por eso, aunque, lógicamente, no deben tomarse decisiones a tontas y a locas, gastar un tiempo excesivo para inclinarse por una vía u otra no trae cuenta. Nunca podremos tener todos los datos para adoptar una decisión, pero si ya hemos reunido varias razones importantes para optar por un camino no debemos seguir dando más y más vueltas a las cosas. Por supuesto, hay que emprender cualquier cosa con razones, pero no exactamente por ellas; pues, realmente, tampoco podemos estar seguros de cuál es la causa de que nos inclinemos por una opción determinada.
 
El hecho de que hayamos intentado varias (o muchas) veces emprender una vía y la hayamos abandonado no implica que ese camino no nos conduzca en una dirección que realmente valoramos. Imaginemos que nos regalan un coche. Sentados ya al volante viene la dificultad de decidir hacia dónde dirigirnos. Una posibilidad es dar vueltas alrededor de la vía de circunvalación de la ciudad (por ejemplo, la M-30 de Madrid). Otra, dirigirnos a la costa porque tenemos como objetivo algo hermoso: ver salir el sol sentados en la arena de la playa. En ambos casos nos ponemos en marcha, y, también en ambos, si conducimos durante mucho tiempo, aparecerán los inconvenientes: cansancio, falta de gasolina, pinchazos, averías... Aunque estos problemas pueden ser similares en los dos casos, nuestra vivencia de ellos no lo es. Si sólo damos vueltas y vueltas en esa carretera de circunvalación, cada vez nos desalentarán más y nos sentiremos hundidos, pues no veremos objeto a tanta desgracia. ¿Qué sentido tiene volver a cambiar la rueda si al cabo del tiempo estoy en el mismo sitio? En cambio, si estas cosas pasan cuando nos encaminamos al mar, podemos observar que repararlas nos acerca más y más a nuestro objetivo. Naturalmente, no dejaremos de pensar que llegar al mar no sea importante, sino que el camino parece jalonado de dificultades. Observe que en ambas situaciones nuestra intención no es sufrir, pero, a veces, llegar a la playa implica pasar por estas penalidades. Además, fíjese que en este ejemplo usted opta por una meta externa (llegar a un sitio real como es el mar) y no un estado interno (ser feliz, divertirse...). Además, dado todo lo que acaece, no hay por qué suponer que durante el viaje usted vaya a pasárselo bien. No es esto lo fundamental, sino el encaminarse hacia algo que uno considera importante, tener un propósito. Y, para terminar, tenga en cuenta que a todos nos dieron un coche: nuestra vida.

Pasar revista a distintas áreas de la vida puede ser una manera de acercarse al problema de concretar las metas. Una pregunta tan general como “¿qué es lo que quiero en esta vida?” es siempre difícil de responder. Por eso es mejor pensar durante un momento en qué es lo que usted quiere en distintas áreas de su vida como, por ejemplo: en sus relaciones con sus padres, con hermanos o con otros parientes; en sus relaciones con sus hijos; en su matrimonio o pareja; en sus relaciones con amigos y conocidos; en sus relaciones con vecinos y conciudadanos; en sus relaciones con sus compañeros de trabajo o actividad; en su propio trabajo u ocupación (aspiraciones, deseos de mejora o consolidación...); en sus aficiones, tiempo libre y entretenimientos; en su educación o en formaciones específicas; en su interés por actividades culturales o de información de cualquier tipo; en su crecimiento personal (como quiera que usted desee entender éste); en su actividad cívica y social; en su mejora física; etc.

A lo mejor en esta selección de áreas comunes no encuentra nada importante para usted, o puede que ya tenga muy claro qué desea en cada una de ellas, mientras que necesita un gran esfuerzo de imaginación para saber a qué aspira en otras. El listado sólo pretende facilitar las cosas y no es una guía que haya que seguir en ningún orden.
 
Por otro lado, cuando se elige una meta y se dirige uno hacia ella es importante especificar las acciones concretas que representan realmente caminar en esa dirección. De lo contrario, todo quedará en buenos propósitos. Esos pasos pueden ser medianos, pequeños o muy, muy pequeños. Eso no importa. Lo fundamental es no tener una sensación de estancamiento. Por ejemplo, usted puede tener una meta como “ser un buen padre para mis hijos” y, durante un período de su vida, concretarlo en acciones como estar todos los días (o no importa que sea sólo un día) diez minutos más con ellos. 

Insisto en que no debe plantearse la meta desde el punto de vista del estado mental deseable. En el ejemplo anterior, no debe proponerse algo como “estar siempre de buen humor cuando esté con mis hijos”. Eso no es realista. Puede usted haber pasado muy mal día y mostrarse incapaz de estar alegre. En cambio, una meta como “pasar más tiempo con mis hijos”, es algo que posiblemente se frustrará muchos días por avatares del trabajo o de lo que sea, pero es algo físico y real, perfectamente objetivo, sobre lo que tiene control, no como el “estar de buen humor”.
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viernes, 3 de octubre de 2014

Los efectos psíquicos del LSD

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De La Historia del LSD. Balance Crítico de sus aplicaciones
 y efectos realizado por su descubridor
de 
Albert Hofmann


Los efectos psíquicos del LSD, generados por cantidades tan ínfimas de sustancia, son demasiado significativos y multiformes para que puedan explicarse a través de cambios tóxicos de las funciones cerebrales. Si sólo se tratara de un efecto tóxico en el cerebro, las experiencias con LSD no tendrían una importancia psicológica y psiquiátrica, sino sólo psicopatológica. Más bien deben de cumplir un papel las modificaciones en la conductibilidad de los nervios y la influencia en la actividad de las sinapsis, que han sido demostradas experimentalmente. De este modo podría lograrse también una influencia sobre el sistema su mamente complejo de conexiones transversales y sinapsis entre los miles de millones de células cerebrales en el que se fundan las actividades psíquicas y espirituales superiores. Habrá que investigar en esta dirección para explicar el profundo efecto del LSD.
 

De las cualidades de acción del LSD resultaban numerosas posibilidades de aplicación médico-psiquiátrica, ya señaladas por W. A. Stoll en su citado estudio fundamental. Por eso, Sandoz puso la nueva sustancia activa a disposición de los institutos de investigación y del cuerpo médico, en forma de preparado experimental con el nombre de marca de «Delysid» (del alemán, D-Lysergsäürediathylamid) que yo había propuesto. El prospecto adjunto describía esas posibilidades de aplicación y daba las medidas de precaución correspondientes.
 

La aplicación del LSD para el relajamiento anímico en la psicoterapia analítica se basa sobre todo en los efectos consignados a continuación.
 

En la embriaguez lisérgica la imagen cotidiana del mundo experimenta una profunda transformación y sacudida. Con esto se puede conectar una relajación o incluso supresión de la barrera yo/tú. Ambas sirven para que los pacientes que estén empantanados en una problemática egocéntrica puedan desprenderse de su fijación y su aislamiento, establecer así un mejor contacto con el médico y ser más abiertos a la influencia psicoterapéutica. En el mismo sentido se traduce una mayor influenciabilidad bajo los efectos del LSD.
 

Otra característica importante, psicoterapéuticamente valiosa de la embriaguez del LSD, consiste en que los contenidos de experiencias olvidadas o reprimidas a menudo vuelven a la conciencia. Si se trata de los acontecimientos traumáticos buscados en el psicoanálisis bajo la influencia del LSD, se revivieron recuerdos incluso de la primera infancia. No se trata aquí de un recordar común, sino de un verdadero revivir, no de réminiscence, sino de réviviscence, como lo ha formulado el psiquiatra francés Jean Delay.
 

El LSD no actúa como un verdadero medicamento, sino que cumple el papel de un recurso medicamentoso en el marco de un tratamiento psicoanalítico y psicoterapéutico, capaz de dar una mayor eficacia y una menor duración a dicho tratamiento. Con esta función se lo aplica de dos formas distintas.
 

Uno de los procedimientos, desarrollado en clínicas europeas y conocido como terapia psicolítica, se caracteriza por la administración de dosis medias de LSD durante varios días de tratamiento separados por intervalos. Las experiencias de LSD se elaboran en la posterior conversación de grupo y en una terapia de de expresión a través del dibujo y la pintura. El término «terapia psicolítica» (psycholytic therapy) fue acuñado por Ronald A. Sandison, terapeuta inglés de la corriente de Jung y pionero de la investigación clínica del LSD. La raíz lysis indica la disolución de tensiones o conflictos en la psique humana.
 

En el segundo procedimiento, la terapia preferida en los EE. UU., después de la correspondiente preparación espiritual intensa del paciente se le administra una dosis única, muy fuerte (0,3-0,6 miligramos) de LSD. En este método, designado «terapia psicodélica»(psychedelic therapy), se trata de desencadenar mediante una reacción de shock de LSD una experiencia místico-religiosa. Ésta ha de servir en el tratamiento psicoterapéutico subsiguiente como punto de partida para una reestructuración y cura de la personalidad del paciente. La denominación de psychedelic, que puede traducirse como «descubridor o revelador del alma», fue introducida por Humphry Osmond, un pionero de la investigación del LSD en los Estados Unidos.
 

El aprovechamiento del LSD como recurso medicamentoso en psicoanálisis y psicoterapia se basa en efectos opuestos a los que provocan los psicofármacos del tipo de los tranquilizantes. Mientras que éstos más bien tapan los problemas y conflictos del paciente, de modo que parezcan menos graves e importantes, el LSD, por el contrario, los pone al descubierto; el paciente los vive con mayor intensidad, con lo cual los conoce con mayor nitidez y se tornan más accesibles al tratamiento psicoterapéutico.
 

La utilidad práctica y el éxito del apoyo medicamentoso del psicoanálisis y la psicoterapia mediante el LSD aún son materia de discusión entre los círculos profesionales. Pero lo mismo vale para otros procedimientos empleados en psiquiatría, como el electroshock, la insulinoterapia o la psicoquirurgia, cuya aplicación encierra, además, un riesgo mucho mayor que la de LSD. El empleo de LSD en condiciones apropiadas puede considerarse prácticamente inocuo.
 

Numerosos psiquiatras piensan que la rápida vuelta a la conciencia de experiencias olvidadas o reprimidas, que ha podido observarse a menudo como resultado de la acción del LSD, no es una ventaja sino una desventaja. Opinan que no alcanza el tiempo necesario para la elaboración psicoterapéutica, y que en consecuencia el efecto curativo es menos duradero que con una lenta concienciación de las vivencias traumáticas y su tratamiento escalonado.
 

Tanto la terapia psicolítica cuanto, y especialmente, la psicodélica, exigen una preparación a fondo del paciente para la experiencia de LSD; no debe atemorizarse con lo desacostumbrado, extraño. También es importante la selección de los pacientes, puesto que no todas las clases de perturbaciones psíquicas responden igual de bien a estos tratamientos. Por lo tanto, una aplicación exitosa del psicoanálisis y la psicoterapia apoyados por el LSD presupone unos conocimientos y unas experiencias especiales.
 

Estas incluyen también autoensayos del psiquiatra, cuya utilidad había señalado ya w. A. Stoll. La experiencia personal le permite al médico formarse una idea inmediata de los extraños mundos de la embriaguez del LSD, y tan sólo eso le posibilita comprender verdaderamente estos fenómenos en sus pacientes, interpretarlos con un análisis correcto y aprovecharlos plenamente.
 

Los pioneros en el empleo de LSD como auxiliar medicamentoso en psicoanálisis y psicoterapia que merecen citarse en primer lugar son A. K. Busch y w. C. Johnson, S. Cohen y B. Eisner, H. A. Abramson, H. Osmond, A. Hoffer, en los Estados Unidos; R. A. Sandison, en Inglaterra; W. Frederking, H. Leuner, en Alemania; G. Roubicek y St. Grof en checoslovaquia.
 

La segunda indicación del prospecto de Sandoz sobre Delysid para el LSD se refiere a su aplicación en exámenes experimentales sobre la naturaleza de la psicosis. Se basa en el hecho de que los estados psíquicos excepcionales creados experimentalmente con LSD en personas sanas se parecen a algunas manifestaciones en ciertas enfermedades mentales. Sin embargo, la opinión sustentada en algunas partes al comienzo de la investigación del LSD, de que en la embriaguez de LSD se estaba en presencia de una suerte de «psicosis modelo», se fue dejando de lado, porque unas amplias investigaciones comparativas dieron como resultado que existen diferencias sustanciales entre las formas en que se manifiestan las psicosis y la experiencia de LSD. Con todo, el modelo de LSD permite estudiar desviaciones del estado psíquico y mental normal y las modificaciones bioquímicas y electrofisiológicas que suponen. Posiblemente así podamos formarnos una idea más acabada de la naturaleza de las psicosis. Según algunas teorías, determinadas enfermedades mentales podrían estar provocadas por productos psicotóxicos finales del metabolismo, que ya en cantidades mínimas pueden modificar la función de las células del cerebro. En el LSD se ha encontrado una sustancia que no aparece en el organismo humano, pero cuya existencia y acción muestran que podría haber productos finales anormales del metabolismo que provoquen perturbaciones mentales aunque no haya más que trazas de estos productos. Con ello, la concepción de la génesis bioquímica de determinadas enfermedades mentales ha encontrado un nuevo apoyo, y se ha visto estimulada la investigación en este sentido.
 

Una aplicación medicinal de LSD, que toca los fundamentos de la ética médica, es su administración a moribundos. Se basa en observaciones realizadas en clínicas americanas: muestran que los dolores muy fuertes de enfermos de cáncer que ya no respondían a los analgésicos convencionales, eran atenuados o eliminados totalmente por el LSD. Es posible que no se trate aquí de una acción analgésica en el verdadero sentiIdo. La desaparición del dolor debe producirse más bien porque el paciente sometido a la influencia del LSD se separa psíquicamente de su cuerpo hasta tal punto que el dolor físico ya no penetra en su conciencia. También en esta aplicación del LSD son decisivos para el éxito del tratamiento la preparación y el esclarecimiento del paciente respecto del tipo de experiencias y de transformaciones que le aguardan. En muchos casos fue también benéfica la conducción de los pensamientos hacia cuestiones religiosas, realizada por un sacerdote o por un psicoterapeuta. Hay numerosos informes sobre pacientes quienes liberados del dolor en su lecho de muerte, fueron partícipes de una comprensión profunda de la vida y de la muerte, en el éxtasis provocado por el LSD. Luego, reconciliados con su destino, aguardaron su última hora terrenal sin temor y en paz.
 

Las experiencias habidas hasta ahora en el terreno de la administración de LSD a enfermos de muerte se recopilaron en el libro The Human encounter with Death, de St. Grof y J. Halifax (E. P. Dutton, Nueva York, 1977).* Junto a E. Kart, S. Cohen y w. A. Pahnke, estos autores son algunos de los pioneros de esta aplicación del LSD.
 

La última publicación detallada acerca del empleo del LSD en psiquiatría, en la que se procede a una interpretación crítica de la experiencia del LSD a la luz de las concepciones de Freud y Jung, así como los del análisis del «Dasein» (existencia), pertenece también al psiquiatra checo St. Grof, emigrado a los EE.UU: Realms of the Human Unconscious. Observations from LSD Research (El inconsciente humano. Observaciones sobre los estudios con LSD) (The Viking Press, Nueva York, 1975).
 

* El encuentro del hombre en la muerte.
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viernes, 7 de marzo de 2014

El contenido de un sueño...

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De Ciencia moderna y Sabiduría tradicional
de Titus Burckhardt
(Capítulo IV: Psicología moderna y Sabiduría tradicional)


El contenido de un sueño puede ser enfocado desde distintos puntos de vista: si se examina la materia de que está hecho, se observará que está constituido por toda clase de recuerdos; y atendiendo a ello es más o menos exacta la explicación corriente que concibe el sueño como expresión de residuos subconscientes de experiencias anteriores; también puede ocurrir, sin embargo, que un sueño contenga «materias» que en absoluto provengan de la experiencia personal del soñador y que son como las huellas de una transfusión psíquica de un individuo a otro; tal fenómeno, aunque no es frecuente, es un retazo psíquico que no consiste en una predisposición anímica determinada, sino en la aceptación de un fragmento psíquico hecho de recuerdos*. También existe la economía del sueño, y a este respecto estamos de acuerdo con la la tesis moderna según la cual el sueño manifiesta aquellos contenidos del inconsciente que vendrán a equilibrar las condiciones presentes de la vida psíquica consciente. No obstante, a la psicología moderna se le escapa la hermenéutica del sueño, a pesar de todo lo que sus representantes hayan escrito al respecto; las imágenes que se reflejan en el alma no puede ser válidamente interpretadas si no se sabe a qué nivel de realidad se refieren.

Las imágenes que se retienen de un sueño después del despertar, no representan generalmente más que las sombras de lo que fueron las formas psíquicos vividas en el mismo sueño; con el paso al estado de vigilia, se cumple algo así como una filtración, de la que es fácil darse cuenta, ya que parte de la realidad inherente al sueño se evapora con mayor o menor rapidez. Existe, sin embargo, una categoría de sueños cuyo recuerdo permanece claro y neto incluso si su sentido profundo parece ocultársenos. Estos sueños, que suelen presentarse al alba, justo antes de despertar, se acompañan de una irrefutable impresión de realidad objetiva; dicho de otro modo, implican una certeza más que mental; pero lo que les caracteriza, aparte de su influjo moral en el soñador, es la alta calidad de su lenguaje formal exento de cualquier componente turbio o caótico. Son los sueños que proceden del Ángel, es decir, de la Esencia que une el alma con los estados supraformales del ser.

Si existen sueños de inspiración divina, también debe existir su contrario, a saber, los sueños de impulso satánico que implican verdaderas caricaturas de las formas sagradas. La sensación que los acompaña no estará hecha de luminosidad fresca y serena, sino de obsesión y vértigo: es la atracción que ejercen los abismos. Los influjos infernales cabalgan a veces sobre la ola de una pasión natural que les abre la puerta, pero se distinguen de los movimientos de naturaleza elemental de la pasión por su tendencia orgullosa y negadora, acompañada bien de amargura, bien de depresión. «Celui qui veut faire l'ange fera la béte» (Quien quiera hacer el ángel hará la bestia), decía Pascal. En realidad, nada provoca tanto tan diabólicas caricaturas, en el sueño o en estado de vigilia, como la actitud inconscientemente pretenciosa que mezcla a Dios con el «yo» personal, motivo clásico de tantas psicosis estudiadas y explotadas por el psicologismo postfreudiano **.

A partir del análisis del sueño, fue como C. G. Jung desarrolló su conocida teoría sobre el «inconsciente colectivo». La comprobación de que una determinada categoría de imágenes oníricas no se explica simplemente con los residuos psíquicos de las experiencias individuales, sino que parece tener un carácter más universal y, por así decirlo, impersonal; induce a Jung a distinguir en el ámbito «inconsciente», del que se nutren los sueños, entre una zona «personal», que corresponde a la experiencia individual, y una zona «colectiva». Según la hipótesis de Jung, esta segunda zona consistiría en disposiciones psíquicas latentes de carácter no-personal que escaparían al campo inmediato de la conciencia para manifestarse sólo indirectamente a través de sueños «simbólicos» e impulsos «irracionales».

A simple vista, esta teoría no tiene nada de extravagante, prescindiendo del uso del término «irracional» en conexión con el simbolismo; se comprende fácilmente que la conciencia, centrada en el papel que el hombre asigna a su propio yo en el mundo, relegue a la sombra o a la oscuridad total ciertos campos psíquicos que no están directamente conectados con ese papel, así como una luz proyectada en una dirección determinada se difumina en la noche que la circunda. Pero Jung entiende el «inconsciente colectivo» de otra manera: para él, los contenidos de la zona no-personal del alma son inconscientes como tales, es decir, que no podrán nunca llegar a ser objeto directo de la inteligencia, sea cual fuese su modalidad o extensión: «... Así como el cuerpo humano tiene, al margen de todas las diferencias raciales, una anatomía común, también la psyché posee, al margen de todas las diferencias culturales y de conciencia, un substratum común que he definido como inconsciente colectivo. Esta psyché inconsciente, común a toda la humanidad, no consiste en contenidos susceptibles de llegar a ser conscientes, sino en disposiciones latentes hacia ciertas reacciones siempre idénticas»***.

El autor insinúa que se trata de estructuras ancestrales que tienen sus raíces en el orden físico: «El hecho de que este inconsciente colectivo existe es simplemente la expresión psíquica de la identidad de las estructuras cerebrales más allá de todas las diferencias raciales.
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* Tales transfusiones de «fragmentos - psíquicos han dado lugar a la falsa hipótesis de una “reencarnación” del alma. La reencarnación de las almas, enseñada por el Hinduísmo y el Budismo, se entiende en sentido simbólico y significa que el alma se «reviste» de aquello que, en otro plano existencial corresponde a la materia física; es probable que la masa de creyentes tome esta teoría al pie de la letra. También existe la comunicación de ciertos influjos psíquico-espirituales que tenía su importancia en la sucesión tibetana de los llamados -Budas vivientes». Cfr. René Guénon, L'erreur spirite, París, 1923.

** Generalmente la psicología moderna saca sus observaciones de los casos patológicos, de modo que sólo ve el alma desde una perspectiva clínica.

*** Introducción al libro Das Geheimnis der goldenen Blüte [El secreto de la flor de oro], traducido del chino por Richard Wilhelm, Munich, 1929, p. 16.

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domingo, 15 de diciembre de 2013

La música y la felicidad

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Extracto de El viaje a la felicidad de Eduardo Punset
 (Del capítulo 7: La felicidad programada: 

la comida, el sexo, el alcohol, la música y el arte
[Las artes plásticas y la música])

Todos los humanos compartimos -y los esquizofrénicos y los deprimidos bipolares en mayor grado- un rasgo biológico cognitivo de nuestra personalidad que es la desinhibición. A mayor desinhibición, mayor creatividad y, por lo tanto, más expedito queda el camino para la creatividad artística y musical. Las artes plásticas y la música generan, como la buena comida, el sexo y las drogas, un sentimiento de bienestar. Escuchar buena música y componerla forma parte, igualmente, del sistema motivacional y de recompensa que garantiza la supervivencia mediante la búsqueda del bienestar. Quizás componer música resulte más misterioso para la gran mayoría que preparar una receta exquisita, pero no es una razón suficiente para intentar separarla, alegando una supuesta espiritualidad de la música, del entramado de circuitos neuronales.

Las investigaciones mas recientes han revelado que la música, al actuar sobre el sistema nervioso central, aumenta los niveles de endorfinas, los opiáceos propios del cerebro, así como los de otros neurotransmisores, como la dopamina, la acetilcolina y la oxitocina. De las endorfinas se ha descubierto que dan motivación y energía ante la vida, que producen alegría y optimismo, que disminuyen el dolor que contribuyen a la sensación de bienestar y que estimulan los sentimientos de gratitud y satisfacción existencial.

En el Centro de Investigación de la Adicción de Stanford (California), el científico Avram Goldstein comprobó que la mitad de las personas estudiadas experimentaba euforia mientras escuchaba música. Las sustancias químicas sanadoras generadas por la alegría y riqueza emocional de los sonidos capacitan al cuerpo para producir sus propios anestésicos y mejorar la actividad inmunitaria. Goldstein formuló la teoría de que las « emociones musicales », es decir, la euforia que produce escuchar cierta música, eran consecuencia de la  liberación de endorfinas por la glándula pituitaria, es decir, fruto de la actividad eléctrica que se propaga en una región del cerebro conectada con los centros de control de los sistemas límbico y autónomo.
Más recientemente, el Joumal of che American Medical Association publicó los resultados de un estudio de terapia musical realizado en Austin en 1996. La estimulación de la música aumenta la liberación de endorfinas y disminuye la necesidad de medicamentos. « También es un medio para distraerse del dolor y aliviar la ansiedad », explicó uno de los ínvestigadores. En un estudio publicado el año 2001 porAnneJ. Blood, de la Uni-versidad MacGiil de Montreal, y Robert J. Zatorre, de la Universidad Washington de San Luis, Missouri, se demuestra, mediante tomografía por emisión de positrones (PET), que las respuestas placenteras a la música están correlacionada, con la actividad de las regiones del cerebro implicadas en los mecanismos de recompensa y emoción. Entre .éstas se encuentran la amígdala, el córtex prefrontal, el córtex orbitofrontal y otras estructuras que también se activan en respuesta a otros estímulos inductores de euforia como la comida, el sexo o las drogas.
Este estudio sugiere que la música recluta sistemas neuronales similares a los que responden específicamente a los estímulos biológicamente importantes, relacionados con la supervivencia - como el sexo y la comida, y también a otros que se activan artificialmente mediante las drogas, la activación de estos sistemas cerebrales por parte de la música podría represen-tar - de acuerdo con estos investigadores -, una propiedad emergente de la complejidad de la cognición humana.
La capacidad de la música de inducir un intenso placer, y la estimulación del sistemas de recompensa endógeno. sugieren que, aunque la música no es estrictamente necesaria para la supervivencia de la especie humana, constituye un beneficio significativo para nuestro bienestar físico y mental.

Sin embargo, a lo largo de los siglos, se ha, imbuido al arte una dimensión especial, espiriual y cultural que lo distinguiría, de alguna manera, de los atajos más prosaicos hacia la felicidad, relacionados principalmente con el sistema serotonil. Las « bellas artes » despertarían reacciones afectivas positivas, por describir de alguna manera las sensaciones placenteras o incluso euforizantes que puede causar el arte frente a respuestas meramente sensoriales.
Hasta hace pocos años, las preguntas en torno a la filosofía del arte no pretendían hallar respuestas científicas, en parte porque no existían los medios  para comprobar las reacciones cerebrales ante los estímulos artísticos. Tampoco parecían interesar excesivamente las posibles respuestas de la ciencia frente a un mundo artístico que parecía mágico, casi religioso. El arte conmovía las mentes, agitaba el espíritu, alegraba los ánimos decaídos.
El arte « funcionaba », y eso bastaba. Actualmente se están desarrollando importantes investigaciones sobre el efecto del arte en el cerebro, como las mencionadas en los párrafos anteriores, y se dispone ya de datos científicos que pueden contraponerse a las teorías clásicas del arte barajadas hasta ahora.
Aquí sugerimos que el arte y la música formaban parte de la « búsqueda de amparo » del hombre primitivo, que anonadado por la angustia del miedo, buscaba respuestas en la religión, el arte y la organización política. Se trata de una búsqueda mediatizada por el sistema límbico para paliar las dificultades de la supervivencia.
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