De El Jardín de las Anécdotas de Armando José Sequera
Ya tengo setenta años dijo el duque Ping de Jin a su músico ciego, Shi Kuang -. Aunque quisiera estudiar y leer algunos libros, creo que ya es demasiado tarde.
- ¿Por qué no enciende la vela? - sugirió Shi Kuang.
- ¿Cómo se atreve un súbdito a bromear con su señor? - exclamó el duque enojado.
- Yo, un músico ciego no me atrevería - protestó Shi Kuang -. pero he oído decir que si un hombre es devoto al estudio en su juventud, su futuro es brillante como el sol matinal; si se aficiona al estudio en su edad media, es como el sol de mediodía; mientras que si comienza a estudiar de viejo, es como la llama de una vela. Aunque la vela no es muy brillante, a lo menos es mejor que andar a tientas en la oscuridad.
Y el duque estuvo de acuerdo.
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- ¿Por qué no enciende la vela? - sugirió Shi Kuang.
- ¿Cómo se atreve un súbdito a bromear con su señor? - exclamó el duque enojado.
- Yo, un músico ciego no me atrevería - protestó Shi Kuang -. pero he oído decir que si un hombre es devoto al estudio en su juventud, su futuro es brillante como el sol matinal; si se aficiona al estudio en su edad media, es como el sol de mediodía; mientras que si comienza a estudiar de viejo, es como la llama de una vela. Aunque la vela no es muy brillante, a lo menos es mejor que andar a tientas en la oscuridad.
Y el duque estuvo de acuerdo.
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