viernes, 31 de mayo de 2013

عاطفة

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La Pasión hace nueva a la vieja medicina:
la Pasión corta la rama del cansancio.
La Pasión es el elixir que renueva:
¿cómo puede haber cansancio
cuando está presente la pasión?
Oh, no suspires con pesadez por la fatiga:
¡busca la Pasión, búscala, búscala!
 
- Jalāl Ad-Dīn Rumi
( Mathnawi VI, 4302-4304 )
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Los expertos

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Cuento sufí

Un hombre a quien se consideraba muerto fue llevado por sus amigos para ser enterrado. Cuando el féretro estaba a punto de ser introducido en la tumba, el hombre revivió inopinadamente y comenzó a golpear la tapa del féretro. Abrieron el féretro y el hombre se incorporó. «¿Qué estáis haciendo»?, dijo a los sorprendidos asistentes: «Estoy vivo. No he muerto».
Sus palabras fueron acogidas con asombrado silencio. Al fin, uno de los deudos acertó a hablar: «Amigo, tanto los médicos como los sacerdotes han certificado que habías muerto. Y ¿cómo van a haberse equivocado los expertos?». Así pues, volvieron a atornillar la tapa del féretro y lo enterraron debidamente
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El misterio de la mente

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 De Mente, Memoria y Arquetipo
Resonancia Mórfica e Inconsciente Colectivo (1ª Parte)
de Rupert Sheldrake



Todos nosotros hemos crecido con la idea de que los recuerdos están almacenados en el cerebro. Usamos la palabra “cerebro” de manera intercambiable con “mente” o “memoria”. Estoy sugiriendo que el cerebro es más como un sistema de sintonización que un dispositivo de almacenamiento de memoria. Uno de los argumentos principales para la localización de la memoria en el cerebro es el hecho de que ciertos tipos de daño cerebral pueden conducir a una pérdida de memoria. Si el cerebro es dañado en un accidente de coche y alguien pierde la memoria, entonces la suposición obvia es que el tejido de la memoria ha debido ser destruido. Pero esto no es necesariamente así.

Considérese de nuevo la analogía de la TV. Si dañara tu aparato de TV para que fueras incapaz de recibir ciertos canales, o si hiciera enmudecer al aparato de TV mediante la destrucción de la parte relacionada con la producción de sonido a fin de que todavía pudieras recibir imágenes pero no sonido, esto no probaría que el sonido o las imágenes estaban almacenadas dentro del aparato de TV. Meramente demostraría que yo había afectado el sistema de sintonización para que tú no pudieras ya recibir la señal correcta. La pérdida de memoria por daño cerebral no prueba ya que la memoria esté almacenada dentro del cerebro. De hecho, la mayor parte de la memoria perdida es temporal: la amnesia que sigue a una conmoción, por ejemplo, es a menudo temporal. Esta recuperación de memoria es muy difícil de explicar en términos de teorías convencionales: si los recuerdos han sido destruidos porque el tejido de memoria ha sido destruido, no deberían regresar de nuevo; y sin embargo a menudo lo hacen.

Los experimentos sobre estimulación eléctrica del cerebro por Wilder Penfield y otros sugieren otro argumento a favor de la localización de la memoria en el interior del cerebro. Penfield estimuló los lóbulos temporales de los cerebros de pacientes epilépticos y encontró que algunos de estos estímulos podían provocar respuestas vívidas que los pacientes interpretaban como recuerdos de cosas que habían hecho en el pasado. Penfield supuso que, de hecho, estaba estimulando recuerdos que estaban almacenados en el córtex. Volviendo de nuevo a la analogía de la TV, si estimulara el circuito de sintonización de tu aparato de TV y saltara a otro canal, esto no probaría que la información estaba almacenada dentro del circuito de sintonización. Es interesante que, en su último libro, The Mistery of the Mind [El Misterio de la Mente], el propio Penfield abandonaba la idea de que los experimentos probaban que la memoria estaba dentro del cerebro. Y llegaba a la conclusión de que la memoria no estaba almacenada en absoluto en el córtex.

Ha habido muchos intentos de localizar trazas de memoria en el interior del cerebro, el más conocido de los cuales fue realizado por Kart Lashley, el gran neurofisiólogo americano. Entrenó ratas para que aprendieran trucos, después cortó pedazos de sus cerebros para determinar si las ratas todavía podían hacer trucos. Para su asombro, encontró que podía retirar más del cincuenta por ciento del cerebro –cualquier 50%– y no había virtualmente ningún efecto en la retención de este aprendizaje. Cuando retiró todo el cerebro, las ratas no podían realizar ya los trucos, así que concluyó que el cerebro era necesario de algún modo a la ejecución de la tarea, lo cual no es precisamente una conclusión muy sorprendente. Lo que fue sorprendente fue cuánto del cerebro podía suprimir sin afectar a la memoria.

Otros investigadores han encontrado resultados similares incluso con invertebrados como el pulpo. Esto condujo a un experimentador a especular con que la memoria estaba tanto en cualquier sitio como en ninguno en particular. El mismo Lashley concluyó que los recuerdos están almacenados de una manera distribuida por todo el cerebro, ya que no pudo encontrar las trazas de memoria que requería la teoría clásica. Su estudiante, Karl Pribram, extendió esta idea con la teoría holográfica del almacenamiento de memoria: la memoria es como una imagen holográfica, almacenada como un patrón de interferencia por todo el cerebro.

Lo que Lashley y Pribram (al menos en alguno de sus escritos) no parecen haber considerado es la posibilidad de que los recuerdos pueden no estar almacenados en el cerebro en absoluto. La idea de que no están almacenados en el interior del cerebro es más consistente con los datos disponibles que con las teorías convencionales o la teoría holográfica. 

Han surgido muchas dificultades al tratar de localizar el almacenamiento de memoria en el cerebro; en parte porque el cerebro es mucho más dinámico de lo que previamente se pensaba. Si el cerebro está para servir como almacén de memoria, entonces el sistema de almacenamiento tendría que permanecer estable; sin embargo ahora se sabe que las células nerviosas funcionan mucho más rápidamente de lo que se pensaba previamente. Todas las sustancias químicas en las sinápsis y las estructuras nerviosas y moleculares están funcionando y cambiando todo el tiempo. Con un cerebro muy dinámico, es difícil ver como se almacenan los recuerdos.

Hay también un problema lógico, que varios filósofos han señalado, con las teorías convencionales de almacenamiento de memoria. Todas las teorías convencionales asumen que los recuerdos están de alguna forma codificados y localizados en una memoria almacenada en el cerebro. Cuando son necesarias son recuperadas por un sistema de recuperación. A esto se le llama modelo de codificación, almacenaje y recuperación. No obstante, para que un sistema de recuperación recupere algo, debe saber lo que quiere recuperar; un sistema de recuperación de memoria debe saber lo que la memoria está buscando. Así debe ser posible reconocer el recuerdo que está intentando recuperar. A fin de reconocerlo, el propio sistema de recuperación debe tener algún tipo de memoria. Por lo tanto, el sistema de recuperación debe tener un sistema de sub-recuperación para recuperar sus recuerdos de su almacén. Esto conduce a una regresión infinita. Varios filósofos argumentan que éste es un fallo lógico fatal en cualquier teoría convencional sobre el almacenamiento de memoria. Sin embargo, en general, los teóricos de la memoria no están demasiado interesados en lo que dicen los filósofos, así que no se molestan en replicar a este argumento. Sin embargo, a mí me parece en verdad bastante poderoso.

Al considerar la teoría de la resonancia mórfica de la memoria, podríamos preguntar: si sintonizamos con nuestras propios recuerdos, entonces ¿por qué no sintonizamos también con los de otras personas? Creo que lo hacemos, y toda la base del enfoque que estoy sugiriendo es que hay una memoria colectiva con la que todos nosotros estamos sintonizados, la cual conforma un trasfondo contra el cual se desarrolla nuestra experiencia y contra el cual se desarrollan nuestros recuerdos individuales. Este concepto es muy similar a la noción de memoria colectiva.

Jung pensaba en la memoria inconsciente como una memoria colectiva: la memoria colectiva de la humanidad. Pensaba que la gente estaría más sintonizada con miembros de su propia familia y raza y grupo social y cultural, pero que no obstante habría una resonancia de fondo de toda la humanidad: una experiencia común o promediada de cosas básicas que toda la gente experimenta (e.g. la conducta materna y varios patrones sociales y estructuras de experiencia y pensamiento). No sería tanto una memoria de personas particulares del pasado como un promedio de las formas básicas de las estructuras de memoria; estos son los arquetipos. La noción de Jung de inconsciente colectivo tiene extremadamente buen sentido en el contexto del enfoque general que estoy avanzando. La teoría de la resonancia mórfica conduce a una reafirmación radical del concepto junguiano de inconsciente colectivo.

Esto necesita ser reafirmado porque el contexto mecanicista corriente de la biología, la medicina y la psicología convencional niega que pueda haber una cosa tal como el inconsciente colectivo El concepto de una memoria colectiva de una raza o una especie ha sido excluido incluso como posibilidad teórica. De acuerdo a la teoría convencional, no puedes tener ninguna herencia de características adquiridas; sólo puedes tener una herencia de mutaciones genéticas. Según las premisas de la biología convencional, no habría modo de que las experiencias y mitos de, por ejemplo, las tribus africanas, tuvieran alguna influencia en los sueños de alguien de descendencia no africana en Suiza; lo cual era el tipo de cosa que Jung pensaba que de hecho ocurría. Desde el punto de vista convencional, esto es bastante imposible, y es la razón por la que la mayoría de biólogos y otros expertos dentro de la corriente dominante de la ciencia no toman en serio la idea de inconsciente colectivo. Se la considera una idea rara y alternativa que puede tener algún valor poético como una especie de metáfora, pero que no tiene ninguna relevancia para la ciencia propiamente dicha, ya que es un concepto completamente insostenible desde el punto de vista de la biología normal.

La aproximación que estoy proponiendo es muy similar a la idea junguiana de inconsciente colectivo. La diferencia principal es que la idea de Jung se aplicaba principalmente a la experiencia humana y a la memoria colectiva humana. Lo que estoy sugiriendo es que un principio muy similar opera en todo el universo, no sólo en los seres humanos. Si el tipo de cambio radical de paradigma del que estoy hablando sigue adelante dentro de la biología –si la hipótesis de resonancia mórfica es siquiera aproximadamente correcta– entonces la idea de Jung de inconsciente colectivo se convertiría en una idea dominante: los campos morfogenéticos y el concepto de inconsciente colectivo cambiarían completamente el contexto de la moderna psicología.
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 " Nada nace
Nada muere
Nada está atado
Nada está liberado"

...................................................................- Mahasiddha Savaripa
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► ♥ ◄

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El intelectual está siempre luciéndose,
el amante, siempre perdiéndose.
El intelectual se escapa.
Por miedo a ahogarse;
todo el asunto del amor
es ahogarse en el mar.
Los intelectuales planean su reposo;
los amantes se avergüenzan de descansar.
El amante siempre está solo.
Aun si está rodeado de personas;
como el agua y el aceite, él permanece separado.
El hombre que se toma la molestia
de dar consejos a un amante,
no consigue nada. Es burlado por la pasión.
El amor es como el almizcle. Atrae la atención.
El amor es un árbol, y los amantes, su sombra.

- Jalāl Ad-Dīn Rumi
( Divan-i Shams, 21 )
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El malestar de la modernidad

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De Ideas y Creencias del hombre actual de Luis Gonzáles Carvajal
(capítulo 8: La cultura postmoderna
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Naturalmente, el "post" de postmoderno indica un deseo de despedirse de la modernidad. Estamos ante una paradoja. Por una parte, constituye un estigma para cualquier sociedad el no ser acreedora al título de "moderna"; y, por otra parte, los habitantes de las sociedades modernas parecen experimentar un malestar creciente.

Desde los años veinte existe un tema recurrente en la literatura: el vacío espiritual y la ausencia de sentido del mundo. Piénsese, por ejemplo, en la obra literaria de T. S. Eliot, James Joyce, Ezra Pound, W. B. Yeats, Kafka, Musil...
Eliot, en sus obras La tierra baldía ("The Waste Land"), los hombres vacíos ("The Hollow Men"), etc., no ve alrededor nada más que vulgaridad, decadencia y vacío. En su novela Ulysses, Joyce convierte la historia de un único día en Dublín _con los paseos sin rumba de Bloom y Dedalus por la ciudad_ en símbolo de la inanidad, la miseria, la falta de sentido y la inutilidad del mundo occidental moderno. Las mejores piezas de Ionesco muestran un universo donde ya no hay diálogos humanos significativos. El tema único de Beckett es el mundo sin Dios y sin significación, en el que sólo milagrosamente puede sobrevivir un resto de calor humano.

Se trata de un malestar ya antiguo. El romanticismo, aquel vasto movimiento que predominó en Europa durante la primera mitad del siglo XIX, puede considerarse quizá como la primera reacción  antimoderna. Lo que pasa es que en este caso fue una reacción nostálgica. Querían volver atrás, a la Edad Media.

Después del romanticismo ha habido otros muchos brotes inconformistas frente a la modernidad, pero sin estar dominados ya por la nostalgia del pasado. Tuvieron carácter progresista.
Un ejemplo típico es el de la "bohemia": ese estilo de vida que adoptaron a principio de siglo ciertos grupos de artistas, escritores, estudiantes, etc. y que fue muy bien descrito en las Scènes de la vie bohème, de Henri Murger, y después popularizado en la famosísima ópera de Puccini titulada La Bohème. Más cerca de nosotros, debemos recordar a los "hippies" y su "Flower Power", los "beatniks", los "proves" y, sobre todo, la espectacular revuelta de mayo del 68 en París.

Esos movimientos son muy distintos entre sí, pero todos se alimentan de una experiencia común: que en la sociedad actual el individuo se aliena, se enajena, se frustra. Es lo que Berger ha  designado como pérdida metafísica de "hogar" (homelessness). El hombre no logra sentirse ya "en casa" ni en la sociedad, ni en el cosmos, ni, en último término, consigo mismo.

Así pues, no debemos pensar que los postmodernos han sido los primeros desilusionados por la modernidad. Otros les precedieron con lúcida e intempestiva anticipación. Hay una diferencia, sin embargo. Hasta ahora, las posturas antimodernas fueron patrimonio de individualidades atormentadas. La postmodernidad, en cambio, aparece como un creciente y generalizado espíritu de la época.
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jueves, 30 de mayo de 2013

En lo profundo de la Montaña Ku She...

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De La Sabiduría de Chuang Tse: Textos fundamentales del taoísmo
de Sam Hamill y J.P. Seaton

Chien Wu dijo a Lien Shu:

- He escuchado a Chieh Yu, el Loco de Ch'u. Ha dado un gran discurso, pero sin demasiado sentido. Habló y habló sin llegar a decir nada. Me sorprendió y asustó.
Habló y habló como el Río del Cielo que fluye sin cesar. Fue demasiado. Y además sus palabras no tenían la calidez del sentimiento humano.

Lien Shu le preguntó:

- ¿Qué es lo que ha dicho?

- Dijo: << En lo profundo de la Montaña Ku She, hay un espíritu femenino cuya carne y huesos son como el hielo y la nieve, y su porte gentil y dulce como el de una virgen. No se alimenta de los Cinco Cereales, pero sorbe la brisa y el rocío. Trepa hasta las nubes más altas, conduce un carruaje tirado por dragones voladores y vaga por placer por los Cuatro Mares. Cuando su espíritu se concentra, impide que las cosas decaigan y hace que las cosechas fructifiquen >>
Creí que sin duda estaba loco y no di crédito a sus palabras.

Lien Shu contestó pensativamente:

- Así es. Así es en realidad. El ciego no puede conocer la belleza del símbolo ni del artificio; el sordo no puede percibir el increíble sonido de la campana ni del tambor.
¿Pero cómo puede ser que la sordera y la ceguera se encuentren sólo en la carne y los huesos? La mente que comprende también puede padecerlas. Lo mismo ocurre con las palabras de Chieh Yu. Y sin embargo, existe ese espíritu femenino, ese principio femenino que puede unir las diez mil cosas en Una. No obstante, nuestro mundo sigue sujeto al desorden, hoy todo el mundo está dispuesto a hacerse cargo de todo -cuanto-hay-bajo-el-cielo. Pero el mundo no puede lastimar a ese espíritu. Si las aguas se alzaran e inundaran el cielo, no se ahogaría; si la Gran Sequía regresara, si las montañas y las laderas se cubrieran de piedras y de hierro candente, no se abrasaría. Con los desechos y el polvo que deja a su paso podrías fundir y moldear imágenes de tan sabios emperadores como Yao y Shun. ¿Por qué habría de rebajarse y ponerse al servicio de las meras cosas?

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