jueves, 16 de mayo de 2013

Las técnicas de la longevidad

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De Historia de las creencias y las ideas religiosas
(De Gautama Buda al triunfo del cristianismo. Vol II)
de Mircea Eliade


La terminología china distingue habitualmente entre el taoísmo filosófico (Tao-kia, literalmente « escuela taoísta ») y el taoísmo religioso o « religión taoísta » (Tao-kiao, literalmente « secta taoísta »). Algunos autores juzgan justificada y necesaria esta distinción; para ellos, el taoísmo de Lao tzu y de Tchuang tzu es una « filosofía pura » que contrasta radicalmente con la búsqueda de la inmortalidad física, objeto capital de la « religión taoísta ». Otro grupo de investigadores afirma la unidad fundamental de todas las formas históricas del taoísmo. En efecto, tanto los « metafísicos » y los « místicos » como los adeptos que buscan la inmortalidad física comparten la misma concepción paradójica del Tao y persiguen el mismo objetivo: reunir en su persona las dos epifanías de la realidad última (pangyyin, materia y espíritu, vida y muerte). Pero la distinción entre « taoísmo filosófico » y « religión taoísta » es útil y puede mantenerse.

El fin último del adepto era obtener la inmortalidad física. El ideograma para significar « Inmortal» (hsien), que representa un hombre y una montaña, sugiere un ermitaño, pero las formas más antiguas representaban un hombre danzando y batiendo sus mangas a la manera de un ave. El adepto que se disponía a obtener la inmortalidad era recubierto de plumas de ave; en sus espaldas le crecían alas. « Subir al cielo en pleno día » era la fórmula consagrada a la apoteosis final del Maestro. En una segunda categoría se incluían los adeptos, que vivían durante siglos en una especie de paraíso terrenal: las Islas maravillosas o la montaña santa K'uen-luen. Regresaban de tiempo en tiempo a este mundo para comunicar las fórmulas de la inmortalidad física a ciertos neófitos dignos de recibirlas. Finalmente, la tercera categoría estaba integrada por aquellos que no tenían acceso al paraíso terrenal sino después de morir. Pero su muerte era sólo aparente; dejaban en el ataúd un bastón, una espada o unas sandalias a las que habían dado el aspecto de su cuerpo. Es lo que se llamaba la « liberación del cadáver ». Se representaba a menudo a los inmortales con un cráneo desmesuradamente desarrollado, señal de que habían almacenado en su cerebro una gran cantidad de energía yang.

El adepto puede recurrir a numerosas técnicas para alcanzar la longevidad. Su principio básico consiste en « nutrir la fuerza vital » (gang-hsing). Dado que existe una correspondencia perfecta entre el macrocosmos y el cuerpo humano, las fuerzas vitales penetran y salen por los nueve orificios del cuerpo; es importante por ello vigilarlas cuidadosamente. Los taoístas distinguen tres secciones en el cuerpo, a las que dan el nombre de « campos de cinabrio ». El « campo » superior se totaliza en el cerebro, el segundo cerca del corazón y el tercero debajo del ombligo. Las prácticas dietéticas tienen un objetivo preciso: nutrir los órganos con alimentos y hierbas medicinales que contengan sus « energías » específicas. Recordemos que las regiones internas del cuerpo están habitadas no sólo por dioses y espíritus tutelares, sino también por seres maléficos: los « tres gusanos » que residen en los tres « campos de cinabrio » y que devoran la vitalidad del adepto. Para librarse de aquéllos, el adepto ha de renunciar a los alimentos ordinarios (cereales, carne, vino, etc.) y alimentarse de plantas medicinales y de sustancias minerales capaces de dar muerte a los tres demonios.

Al liberarse de los tres demonios interiores, el adepto empieza a nutrirse del rocío o de los « alientos » cósmicos; no inhala únicamente el aire atmosférico, sino también las emanaciones solar, lunar y estelar. Según ciertas recetas, atestiguadas en el siglo m d.C, debe absorberse la emanación solar al mediodía (cuando el yang está en su cénit) y la de la luna (que contiene el yin) a medianoche. Pero es preciso ante todo retener el aliento; en virtud de una visión interior y concentrando el pensamiento, se llega a visualizar el aliento y a conducirlo a través de los tres « campos de cinabrio ». Si se logra contener el aliento durante el tiempo correspondiente a mil respiraciones, se obtiene la inmortalidad.

Hay un procedimiento especial que recibe el nombre de « respiración embrionaria » (tai-si); se trata de un « aliento» interior, en circuito cerrado, semejante al del feto en el claustro materno. « Retomando a la base, volviendo al origen, se expulsa la vejez, se regresa al estado de feto.» La « respiración embrionaria » no es, como el pránayáma yóguico, un ejercicio preliminar a la meditación. Sin embargo, esta práctica hace posible una cierta experiencia extática. Según el Tai-p'ing king (siglo m d.C), es posible llegar, en virtud de una visión interior, a discernir los dioses que residen en los cinco órganos, que, por otra parte, son los mismos que habitan en el macrocosmos. Cuando medita, el adepto puede entrar en comunicación con ellos y hacerles visitar y fortalecer su propio cuerpo.


Otro método para obtener la longevidad incluye una técnica sexual que es a la vez un rito y un método de meditación. Las prácticas llamadas del « dormitorio » (fang shung) son muy antiguas; su fin era aumentar la vitalidad y asegurar la longevidad y la procreación de hijos varones. Pero la técnica taoísta, el « camino del yin * del Inmortal Yang-tcheng (siglo I d.C.) consiste en « hacer retroceder el semen para reparar el cerebro ». Se trata en realidad del mismo ideal de ataraxia específicamente taoísta: evitar la dispersión de la energía vital. El adepto debe realizar el acto sexual sin que se produzca emisión seminal. La retención hace posible que el semen circule en el interior del cuerpo mezclado con el « aliento » o, más exactamente, su ascensión desde el « campo inferior de cinabrio » hasta el « campo » situado en la cabeza, a fin de revitalizar el cerebro. Normalmente, de este rito se beneficia la pareja. Un texto del siglo V d.C. precisa que por «la meditación perfecta, hombres y mujeres podrán practicar el método de la vida eterna». En virtud de la meditación, la pareja debe « perder la conciencia de sus cuerpos y la conciencia del mundo exterior »; luego, una vez pronunciadas las plegarias, el hombre debe concentrarse sobre los ríñones y la mujer sobre el corazón. «Este es el método para no morir.»

El Inmortal Jong Tch'eng Kong conocía perfectamente el método de « reparar y conducir ». « Sacaba la esencia de la Hembra misteriosa. Su principio era que los espíritus vitales residentes en el valle nunca mueren, pues gracias a ellos se mantiene la vida y se nutre el aliento. Sus cabellos, que se habían vuelto blancos, ennegrecieron de nuevo, y sus dientes, que se le habían caído, le salieron otra vez. Sus prácticas eran idénticas a las de Lao tzu. Se dice también que él fue el maestro Lao-tzu.» Algunos adeptos aplican un método que Kaltenmark ha designado con el nombre de « vampirismo » y que fue condenado por heterodoxo. La práctica consistía en absorber la energía vital de las mujeres con las que se tenía trato carnal; « esta energía, procedente de las íuentes mismas de la vida, procuraba una considerable longevidad »

Uno de los principales objetivos de la técnica sexual taoísta consiste en lograr la mezcla del semen con el aliento en el « campo de cinabrio » inferior para formar allí, bajo el ombligo, el « embrión misterioso » del nuevo cuerpo inmortal. Nutrido exclusivamente del « aliento », este embrión se desarrolla como «cuerpo puro » que, tras la muerte aparente del adepto, se desprende del cadáver y va a unirse con los demás Inmortales. A fin de « reparar el cerebro », el adepto ha de absorber grandes cantidades de yin; por este motivo cambiaba a menudo de pareja. Esta práctica dio origen más tarde a la « unión de los alientos » colectiva, ceremonia frecuentemente criticada, especialmente por los budistas. Pero aquella « orgía » era rigurosamente ritual; de hecho, se remonta a las ceremonias agrícolas de la protohistoria

En las prácticas sexuales taoístas se advierte una cierta influencia india, concretamente del tantrismo de la « mano izquierda », que había elaborado un método yóguico para obtener la posibilidad de retener a la vez la respiración y la emisión seminal." AI igual que en el tantrismo, la terminología sexual taoísta se refiere por igual a operaciones mentales y a experiencias místicas.

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