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Cuento japonés de Carlos Kasuga Osaka
Había una vez un bosque en donde vivían muchos animalitos. De repente este bosque se empieza a incendiar y todos los animalitos empiezan a huir. Sólo hay un gorrión que va al río, moja sus alas, vuela sobre el bosque incendiado y deja caer una gotita de agua, tratando de apagar el incendio. Va al río, moja sus alitas, vuela sobre el bosque incendiado y una o dos gotitas de agua deja caer sobre el bosque incendiado, tratando de apagar el incendio.
Pasa un elefante y le grita al gorrioncito: ¡No seas tonto! ¡Huye como todos! ¡No ves que te vas a achicharrar! El gorrioncito voltea y le dice ¡No!, este bosque me ha dado todo, familia, felicidad; me ha dado todo y le tengo tanta lealtad que no me importa que me muera, pero voy a tratar de salvar este bosque.
Va al río, moja sus alitas y revolotea sobre el bosque incendiado y deja caer una o dos gotitas de agua.
Ante esta actitud, los dioses se compadecen y dejan caer un tormentón y el incendio se apaga.
Y este bosque vuelve a reverdecer y florecer, y todos los animalitos regresan a ser felices, más felices de lo que eran antes.
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