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De La cultura de la mente de Manly Palmer Hall
La
indivisible chispa de la Única Vida residente en cada criatura, se
expresa siempre por medio de tres fases o aspectos, o sea, por la
conciencia, inteligencia y fuerza. Estos “Tres Testigos” del Uno son
conocidos por el cristianismo como Trinidad. Estos tres centros de poder
son comunes a toda vida, y cada forma física (humana) ha construido
tres tabernáculos para albergarlos. Gráficamente pueden demostrarse como
sigue:
La indivisible chispa de la Única Vida residente en cada criatura, se expresa siempre por medio de tres fases o aspectos, o sea, por la conciencia, inteligencia y fuerza. Estos “Tres Testigos” del Uno son conocidos por el cristianismo como Trinidad. Estos tres centros de poder son comunes a toda vida, y cada forma física (humana) ha construido tres tabernáculos para albergarlos. Gráficamente pueden demostrarse como sigue:
La indivisible chispa de la Única Vida residente en cada criatura, se expresa siempre por medio de tres fases o aspectos, o sea, por la conciencia, inteligencia y fuerza. Estos “Tres Testigos” del Uno son conocidos por el cristianismo como Trinidad. Estos tres centros de poder son comunes a toda vida, y cada forma física (humana) ha construido tres tabernáculos para albergarlos. Gráficamente pueden demostrarse como sigue:
2 - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 3
Inteligencia Conciencia Fuerza
El N° 1 representa la conciencia, que está siempre en el centro, esto es, en el punto de equilibrio. La conciencia se alberga en el corazón, en donde puede ser vista, por el desarrollo oculto, como una pequeña llama azul. La conciencia tiene dos polos: Positivo y negativo. El N° 2 representa el cerebro, el cual es la morada de la inteligencia - la expresión positiva de la conciencia -. El N° 3 representa el polo negativo de la conciencia, que nosotros conocemos como fuerza de poder, el cual es responsable de la agitación de los átomos y gránulos de espacio, la integración de los cuerpos, y la construcción de los mundos. En consecuencia, está ubicado en el sistema generativo, en donde controla la reproducción, perpetuación y, al final, la destrucción de la forma.
Por lo tanto, la mente no es per se sinónimo de conciencia. La mente es, meramente, una expresión de la conciencia o el vehículo por el cual la conciencia controla los elementos físicos y vitales de su naturaleza. La mente puede desvanecerse, pero la conciencia perdura, porque el espíritu (conciencia), para manifestarse en este mundo, debe operar por medio de sus polaridades de inteligencia y fuerza. Por eso, la mente es el espejo que refleja la Divinidad en la naturaleza.
Por la conciencia ha sido formado el cielo; por la fuerza ha sido diferenciada la tierra; por la inteligencia están ambas unidas en una unidad armónica. En los antiguos Misterios se nos dice que el hombre es la encarnación del Principio Mental, constituyendo el eslabón que une Dios y la Naturaleza. Dado que es una mezcla de espíritu y materia, la mente recuerda, constantemente, al hombre, su divinidad y humanidad. Por eso, en lo íntimo, se libra incesantemente la batalla de Armageddon, en la cual la divinidad y la humanidad luchan por arrebatarse, alternadamente, el control del organismo. Cuando obtiene la victoria la divinidad, el discípulo comienza su ascensión a la dorada escalera de la Sabiduría; cuando la humanidad triunfa el individuo se arrastra por el fango y cieno del oscuro materialismo.
La conciencia, concordantemente, se simboliza por el alto Sacerdote, la inteligencia por el filósofo y la fuerza por el guerrero. El triple cetro de los reyes egipcios. Los tres clavos de la crucifixión, y la tiara papal, o triple Corona, son también símbolos de esta trinidad de conciencia, inteligencia y fuerza, que el individuo debe aprender a manejar sabiamente si quiere reconquistar su estado perdido.
Esta relación es, además, indicada inequívocamente por el simbolismo de la crucifixión, en la cual Cristo - la conciencia - se encuentra crucificado entre dos ladrones: mente y cuerpo. En el momento en que la existencia e interdependencia de esta Trinidad es reconocida definitivamente por el individuo, es posible, entonces, desarrollar simétricamente la naturaleza, y usar cada parte y funciones en conformidad con los propósitos de Dios y la Naturaleza.
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