jueves, 4 de julio de 2013

El cielo y el género humano

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De La Sabiduría de Chuang Tse: Textos fundamentales del taoísmo
de Sam Hill y J.P. Seaton
(Capítulo 20:El árbol de la Montaña)

Cuando Confucio se vio obligado a vivir en la más extrema pobreza en la frontera entre Ch’en y Ts’ai, pasando siete días sin nisiquiera tener leña para cocinar, se apoyó con su mano izquierda en un árbol que se estaba pudriendo, y golpeando con su mano derecha una rama seca, llevando el ritmo cantó «El Señor de Piao».

Aunque no pudiera afinar su instrumento y la voz no alcanzara ninguno de los modos clásicos prescritos, el sonido de la madera y su voz, como si fuera el sonido de un arado removiendo la tierra, penetraron directamente en el corazón de sus discípulos.

Yen Hui, rodeándose el pecho con los brazos, se volvió hacia él para escrutar su expresión. Confucio se preocupó pensando que Hui pudiera admirarle demasiado y se hiciera daño a sí mismo.

— Hui — le dijo —, es fácil evitar ser lastimado por el cielo, pero difícil evitar ser favorecido por el género humano. No hay un comienzo sin un final. El género humano y el cielo son uno. ¿Quién ha sido pues, ahora, el que ha estado tocando?

— Me gustaría preguntarte — dijo Hui — qué significa «Es fácil evitar ser lastimado por el cielo».

— El hambre, la sed, el frío y el calor, vivir en la pobreza y tener el camino cerrado son obra del cielo y la tierra. Es precisamente el fluir de las cosas. Cuando decimos «todo pasa», nos estamos refiriendo a ellas. Un ministro del estado no abandona a su señor. Si es así, ¡cuánto más fieles deberán ser los sirvientes del cielo!

Entonces Hui preguntó:

— ¿Qué significa «es difícil evitar no ser favorecido por el género humano»?

— Cuando tienes un empleo, todo te llega. El rango y la riqueza vienen juntos como su fueran inagotables. Es la cosecha de las cosas, pero no tiene nada que ver con el yo. El destino real de una persona está más allá de ello. Un caballero no es un bandido. Un hombre valioso no es un ladrón soplón. Pero si deseo cosas, «¿qué soy yo?» Por tanto, se dice: "No hay pájaro más sabio que la golondrina". Sus ojos no se posarán dos veces en un lugar inapropiado. Aunque caiga allí el fruto del que se alimenta, se irá abandonando el lugar. Teme a la gente, pero anida entre ella al encontrar la seguridad en los aleros, y la comida en los altares dedicados a la tierra y a las coesechas.

Hui preguntó:

— ¿Qué significa «no hay un comienzo sin un final?»

— Las diez mil cosas cambian — dijo Confucio —, pero ignoramos qué es lo que las hace cambiar. Si es así, ¿cómo podemos saber cómo acabarán? ¿De dónde surgen?

Simplemente sé recto y espéralas. Eso es todo.

—  Pero ¿qué significa «el género humano y el cielo son uno»?

Confució respondió:

— El género humano existe porque hay un cielo. Y el cielo existe porque hay un cielo. Que los humanos no podamos poseer el cielo es simplemente nuestra naturaleza. El sabio deja serenamente que su cuerpo vaya cambiando hasta agotar el hilo de su vida. Eso es todo.
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