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Cuento popular Iraquí
Hace muchos siglos, se realizó un banquete en el palacio del Califa de Bagdad para celebrar el nacimiento de un nuevo hijo. Como era costumre, los líderes y los hombres de alta posición social, vinieron de todo el país para llevar presentes y disfrutar el festín celebrado por el Califa.
Todos habían llevado costosos regalos, excepto por un hombre místico muy sabio llamado Mehelled Abi.
Abi había llegado al banquete con las manos vacías.Todos los invitados fueron en procesión hacia el califa elegantemente, presentando sus regalos. Ropas finas, joyas y oro fueron dados en abundancia. El Califa sonreía conforme iba recibiendo los presentes, y cuando los obsequiantes se daban la vuelta le dirigían una mirada despectiva al sabio, quien estaba al final de la línea sin ningún obsequio para dar.
"No tiene nada que darle", comenzaron a cuchichear los invitados. "No tiene ningún obsequio para el nuevo príncipe"
Al final, el sabio se encontró frente al Califa y el salón se encontraba en silencio debido a que todos querían escuchar las palabras que iba a decir para con su gobernante.
"Finas joyas y oro ha recibido el príncipe, y será aún más bendecido con más obsequios mientras vaya creciendo hasta convertirse en hombre. Pero, he venido a entregarle la ofrenda más preciada de todas. Le entrego el Regalo de "Los Cuentos".
El salón estalló en carcajadas hasta que el Califa sostuvo su mano en alto para que todos guardaran silencio y el sabio pudiera continuar.
"Desde el momento en que su hijo sea capaz de entender mis palabras - dijo el sabio -, "vendré al palacio cada día y le contaré historias. Los cuentos que le iré contando, fantásticos y verdaderos, lo harán sabio y justo, irá creciendo con sabiduría a través de mis palabras.
Cuando llegue el día, mi Califa, en que ya no gobiernes más, su hijo se sentará en su trono y gobernará a su gente como su líder. Él será justo y misericordioso, y todos en Arabia se regocijarán en su mandato".
Mehelled Abi manutvo su palabra. Desde el momento en que el príncipe pudo hablar y entender palabras, el niño, quien fue nombrado Harún -al-Rashid, fue instruído diariamente por el viejo sabio y le fueron contados cuentos de todo el mundo. Cuentos que eran fántasticos y verdaderos.
Aprendió de sabios y de tontos, de ciencia y de la naturaleza. Aprendió de todas las religiones del mundo y mucho más.
Cuando llegó el tiempo de gobernar como Califa, extendió las fronteras de su imperio desde el Imperio Bizantino en el Oeste hasta China en el Este. Gobernó con sabiduría como muy pocos hombres habían poseído.
Harún (llamado Aarón por los occidentales) sigue siendo conocido como "Aarón el Justo" y "Aarón el Guíado con Rectitud". Bagdad creció con gran poder. El arte y la música florecieron así como el arte del contar cuentos. Hay quienes dicen que el libro de Las Mil y una Noches fue estimulado por el mandato de este Califa. Todo debido al Regalo de los Cuentos.
Todos habían llevado costosos regalos, excepto por un hombre místico muy sabio llamado Mehelled Abi.
Abi había llegado al banquete con las manos vacías.Todos los invitados fueron en procesión hacia el califa elegantemente, presentando sus regalos. Ropas finas, joyas y oro fueron dados en abundancia. El Califa sonreía conforme iba recibiendo los presentes, y cuando los obsequiantes se daban la vuelta le dirigían una mirada despectiva al sabio, quien estaba al final de la línea sin ningún obsequio para dar.
"No tiene nada que darle", comenzaron a cuchichear los invitados. "No tiene ningún obsequio para el nuevo príncipe"
Al final, el sabio se encontró frente al Califa y el salón se encontraba en silencio debido a que todos querían escuchar las palabras que iba a decir para con su gobernante.
"Finas joyas y oro ha recibido el príncipe, y será aún más bendecido con más obsequios mientras vaya creciendo hasta convertirse en hombre. Pero, he venido a entregarle la ofrenda más preciada de todas. Le entrego el Regalo de "Los Cuentos".
El salón estalló en carcajadas hasta que el Califa sostuvo su mano en alto para que todos guardaran silencio y el sabio pudiera continuar.
"Desde el momento en que su hijo sea capaz de entender mis palabras - dijo el sabio -, "vendré al palacio cada día y le contaré historias. Los cuentos que le iré contando, fantásticos y verdaderos, lo harán sabio y justo, irá creciendo con sabiduría a través de mis palabras.
Cuando llegue el día, mi Califa, en que ya no gobiernes más, su hijo se sentará en su trono y gobernará a su gente como su líder. Él será justo y misericordioso, y todos en Arabia se regocijarán en su mandato".
Mehelled Abi manutvo su palabra. Desde el momento en que el príncipe pudo hablar y entender palabras, el niño, quien fue nombrado Harún -al-Rashid, fue instruído diariamente por el viejo sabio y le fueron contados cuentos de todo el mundo. Cuentos que eran fántasticos y verdaderos.
Aprendió de sabios y de tontos, de ciencia y de la naturaleza. Aprendió de todas las religiones del mundo y mucho más.
Cuando llegó el tiempo de gobernar como Califa, extendió las fronteras de su imperio desde el Imperio Bizantino en el Oeste hasta China en el Este. Gobernó con sabiduría como muy pocos hombres habían poseído.
Harún (llamado Aarón por los occidentales) sigue siendo conocido como "Aarón el Justo" y "Aarón el Guíado con Rectitud". Bagdad creció con gran poder. El arte y la música florecieron así como el arte del contar cuentos. Hay quienes dicen que el libro de Las Mil y una Noches fue estimulado por el mandato de este Califa. Todo debido al Regalo de los Cuentos.
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