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Cuento chino
Un
joven confucionista llamado Zhang En Tianjin, paseaba un día con
algunos amigos por las afueras de la urbe, cuando una joven que
cabalgaba en un asno paso por su lado.
Aprovechándose de que ella iba
sola, la insultaron con palabras sucias, persiguiéndola. La muchacha no respondía nada pero apresuraba al asno para escapar de los hombres que
terminaron alcanzándola, pero el confucionista se había quedada
rezagado.
De repente, la mujer bajó del asno y comenzó a coquetear con
sus acosadores. Cuando Zhang llegó, se dio cuenta de que la dama era nada menos que su esposa, hecho que lo sorprendió porque ella no sabía
cabalgar, aparte de que la casa estaba lejos.
Furioso y con dudas,
reprochó a la mujer su actitud; deseaba golpearla; pero ella no paró sus
coqueteos. Cuando el ofendido se acercó, rápida se subió al jumento y,
en el acto, mudó su rostro por completo, diciendo:
"Tan pronto ves a la
esposa de otro, quieres insultarla y violarla; pero cuando ves que es la
tuya la ofendida, te enfureces. Has estudiado muchas escrituras de
Confucio pero todavía no sabes lo qué es perdonar. Así, ¿cómo podrás ser un
personaje importante en el estado? Por eso no has pasado el examen
estatal para ser funcionario."
Después de esto, ella continuó su
camino.
Zhang palideció por el susto, sin saber si la joven era un inmortal o un fantasma.
Zhang palideció por el susto, sin saber si la joven era un inmortal o un fantasma.
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