jueves, 31 de julio de 2014

Cretino

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"Cretino" es una palabra que me gusta. Casi tanto como "cínico".
Quizá por que suena a una capa que al ponérsela te otorga súperpoderes... de cretino.
O porque posee cierta hermandad fonética con "líquido", lo cual le dota de fluidez.
Séh, Cretino. Si no supiera que es una palabra castellana, diría que es una clase de sándwich. O de vegetal. Pudiera ser también debido a su terminación sonora que se asemeja a "pepino"
Y el pepino es verde, como la cretínica cualidad anímica del cliché del viejo "raboverde". De hecho a raboverde le viene bien la añadidura de esa bienaventurada adjetivación que sólo a cretino le bienviene.

No hay término tan original y único. No hay otro mejor comparativo ni eufemismo que le quede.

Y es que el cretino tiene la sonrisa y la risa y la carcajada más sincera, más abierta, más cálida, más alegre. Esto es porque el cretino no titubea al decir lo que piensa y lo que quiere y cuando quiere.

Hace que algo trágicofatalista se se escuche jodidamente divertido.
Imagina a mirada del doctor cuando trae el diagnóstico médico oficial del niño:

"Lo siento señor, su hijo es un cretino"

Vamos, y es que el cretino tiene su propio padecimiento no tan conocido llamado "cretinismo". Lo cual es definido de acuerdo con La Real Academia de la Lengua Españoña como: "Alguien que  no se desarrolla ni física ni mentalmente. En tres palabras más precisas: Un enano malaparido.
¡Cretino! Se antoja tan romántica y épica su mejor pronunciación, el escucharla de la boca de una mujer encabronada, e carótidas hinchadas, seguida de una resonante cachetada.

Y mira, que mientras esto escribo, me miro en el espejo y sonrío con sonrisa cretínica, porque más o menos  me veo medio-cretino.

¡Ah, ay, oh, sí! ¡Que alegría saberme cretino! ¡Que delicia intelectual tan semejante a la embriaguez del vino!
Me deleito además como poeta mongólico con deseos infantiles de ser reconocido por rimas estúpidas en los versos de sus estúpidos escritos.

Es como una realización.
La culminación de los giros samsáricos.
Es sentirse liberado de los atavíos de los convencionalismos de los demás, los otros, los insípidos.

Séh, quizás por todo esto es que me gusta tanto la palabra "cretino".
Porque revela mi real naturaleza, porque describe esos adornos del ser que me hacen único como individuo.

Ah, nada como la gracia agasajada, ensalzada, laureleada, de ser un "Cretino".
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