jueves, 26 de febrero de 2015

La buena lengua

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Cuento judío

Rabí Shemuel Ha-Naguid era un importante ministro en la corte de los Reyes de España. Una vez, uno de los ministros, el cual envidiaba la posición que tenía el ministro judío, decidió delatar a Rabí Shemuel Hanaguid ante el Rey de España, profiriendo toda clase de argumentos en su contra.

Al escuchar el Rey las acusaciones, no solo que hizo caso omiso a las palabras de aquel malvado ministro, sino que mando llamar a Rabí Shemuel Ha-Naguid ordenándole que le corte la lengua al ministro que tan malignamente había hablado de él. ¿Qué hizo Rabí Shemuel Ha-Naguid al escuchar la orden real? Invitó al ministro enemigo a su casa, lo recibió ofreciéndole deliciosos manjares y grandes honores, y le hablo hermosas palabras que lograron ablandar a su malvado corazón.

Posteriormente, con mucho tacto y delicadeza le explicó la importante función que cumple la “lengua“, la cual debe de ser utilizada únicamente para decir cosas buenas o de provecho, y no para hacer daño a través de ella, insinuándole acerca del error que había cometido al hablar mal acerca de su persona.

La manera como trato Rabí Shemuel Ha-Naguid a aquel hombre, causaron el efecto que Rabí Shmuel había esperado, provocando que el ministro se disculpase, comprometiéndole corregir su conducta para convertirse en una nueva persona.

Luego de un tiempo, cuando llegó a oídos del Rey que Rabí Shemuel Ha-Naguid no había cumplido con su orden de cortarle la lengua al ministro, tal como lo había ordenado, lo mando llamar para pedirle explicaciones por el incumplimiento de su orden real.

Rabí Shemuel Ha-Naguid se dirigió al Rey de España y le dijo: “Yo si he cumplido con la orden de Su Majestad, pues a través a través de mis cálidas y sinceras palabras, logré extirpar la “mala lengua” que tenía aquel hombre, logrando que se transforme en una lengua sana y buena…
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* Este cuento, nos enseña dos lecciones a través del Rabí Shemuel Ha-Naguid. La primera es que con la violencia solo generas violencia. Yo me preparo para la paz... una frase que oímos de los mandatarios de la mayoría de los países.

Segunda que el Ego, la vanidad, la idea que tenemos de nosotros mismos hay que dejarla a un lado. El Rabí Shemuel Ha-Naguid, al ser un sabio, entendía claramente que si se hubiera sentido ofendido, hubiera atacado al calumniador, y por tanto hubiera visto justificado atacar, defenderse, aplicar la violencia, que en el caso del cuento era cortar le la lengua.

Si hubiera hecho lo que el Rey le mandaba, probablemente se hubiera creado un enemigo peor.
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