miércoles, 17 de febrero de 2016

¿El verso más bello del Corán?

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Muy pocas personas saben que dentro de mis pasiones más arraigadas, y hasta cierto punto ineludibles, es el estudio de religiones y sectas. Sobre todo de las orientales.

Esto, claro, conlleva - también inevitablemente - al estudio de sus escrituras sagradas.

Tal cosa me ha llevado a integrarme a ciertos grupos, comunidades, escuchar, preguntar, experimentar, inciarme y a intentar asimilar, de corazón la escencia de sus doctrinas.

Y en éste deambular-andar, el Islam ha sido una de mis más grandes intrigas. Es como un romance que nunca he podido dejar, por más que lo intente. Es una atracción magnética, casi irresistible.

Porque, aunque llega cierto hastío espiritual-emocional, caigo en cuenta que es verdad eso que tanto redunda excesivamente entre sus aleyas (versos) el corán: Que no hay nada que Dios, el clemente, el misericordioso, El Señor de los mundos (Alláh) no abarque. Que todo lo comprende, y es ciertamente Su recuerdo lo que nos salva, nos resguarda, nos consuela, en los momentos de mayor dificultad. Que justo cuando se llega a ese nivel de agotamiento físico-mental, en que ya el raciocinio cae rendido y se rompe en millares de pedazos, al borde de la locura, Alláh florece en el corazón, en el centro de nuestro ser. En cada palpitación, en cada inhalación y exhalación. En cada pensamiento, en cada una de nuestras células. Es sólo cuestión de llamarle, para comenzar a sentirlo a través de todos nuestros átomos.

Ahora, al tema en cuestión: luego de leer y releer todos los suras (capítulos) a través de los años, decidí extraer el que considero el verso más sublime, el más bello - cosa que no fue nada fácil -, de todo el libro. Puedo entonces, hoy por fin, seleccionar y compartir dicho verso.

Sin duda alguna, creo que es este:


"... Vuestras mujeres son vestiduras para vosotros y vosotros lo sois para ellas"

(del Sura 2: Al Báqarah (la vaca) versículo 187)

¿Por qué? Porque considero que aquí reside la síntesis de la razón de nuestra existencia como seres sintientes, conscientes. Del equilibrio, del balance de fuerzas cósmicas.

Podríamos concretar que el hombre no puede experimentar (o al menos apróximarse) la totalidad de su universo sin la mujer, así como tampoco la mujer puede hacerlo sin el hombre. Que somos fuerzas opuestas complementarias eternas existentes en todo el Omniverso.

Que nos necesitamos para "cubrirnos", tanto la piel de nuestros cuerpos, como la piel de nuestras almas. La vestidura es algo que además de darnos abrigo, protección, nos dan dignidad, elegancia, nos embellece. Tratése ésta vestimenta de telas o de desnudez.

Y listo.

Salaam aleikum =)
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