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En el consultorio médico, el doctor le da unas dosis de LSD a su paciente que padecía de constipación.
- Pero doctor, ¿cómo se supone que me va a ayudar esto?
- Jéh - contesto el doctor riendo - ya verá como se va a cagar cuando vea al Gran Dragón
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Un tipo que había ido a una fiesta, había bebido demasiado y no sólo eso, también se había metido una dosis elevada de LSD.
El
 "elevado" hombre se perdió tanto en su viaje que siguió su propio rumbo
 por el jardín de la casa  donde se realizaba la fiesta y así siguió por
 misteriosos, coloridos y luminosos caminos que la dietliamina cruzada 
con el alcohol le hacían ver. 
Luego de dos horas y de haber 
cruzado bosques y calles desconocidas, se encontró en una carretera 
dónde veía en la distancia lo que al parecer era un ciclista que había 
tenido un horrible y aparatoso accidente.
El ebrio y drogado tipo
 se acercaba lentamente, mientras el pobre hombre estaba tirado sobre un
 charco de sangre, con su bicicleta completamente destrozada, con una 
rueda atorada en su cabeza y la otra rueda atorada en su pies. El 
accidentado aullaba de dolor.
Luego de 5 largos minutos, el tipo 
del LSD llegó sonriente, danzando como un místico, balancéandose y 
haciendo poses raras. El ensagrentado, entre agónicos aullidos le 
suplicó: 
- ¡Aauuuuu! ¡Aaaaaaayyy! ¡Por favooooor! ¡Llame a una ambulancia!
El drogado lo miró, se inclinó hacia él con una enorme sonrisa y mientras le apuntaba con su dedo índice, le dijo:
- Noooooooo... TÚ eres una ambulancia... 
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Verá doctor - platicaba un paciente - la otra noche estaba viendo una película sobre el LSD en mi laptop cuando mi madre vino a la habitación y me dijo "¿Te estás drogando?", "No"- le contesté - "sólo estoy viendo una película muy rara, eso es todo"... Pero luego de eso me acordé de que mi madre había muerto hace 6 años y que ni siquiera tengo una laptop. Mire mi regazo y efectivamente, no tenía ninguna laptop, miré mis manos y me comenzaron a brotar manos de las manos y dedos de los dedos que reían. Me dió vértigo y vomité peces de colores que se fueron flotando en el viento. Me asusté y me fui corriendo al baño para mojarme la cara y entonces... cuando me miré en el espejo mi rostro comenzó a derretirse y... traté de detenerla pero sólo conseguía hundir mis dedos en la piel líquida...luego de eso me fui corriendo por el bosque y...no recuerdo mucho, pero cuando desperté me encontré nuevamente en el mueble de mi sala...
- Ya veo - dijo el doctor - al parecer tu adicción a los alucinógenos te ha estado afectado más de lo que esperabas
- ¿Entonces qué debo hacer, doctor? - dijo el hombre angustiado
- Pues para comenzar, buscarte un doctor real. Ya te he dicho varias veces que soy imaginario y que tengas cuidado porque esta bodega abandonada no es ningún consultorio y en cualquier momento la van a demoler contigo adentro. 
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Un niño de 6 
años jugaba en un parque con varios frasquitos con diversas sustancias. 
El pequeño llevaba rato ahí haciendo diversas mezclas con los polvos, 
hierbitas, honguitos y diversos líquidos para luego colocar los líquidos
 resultantes en otros frasquitos. 
Pues bien, el crío se encontraba 
en ese momento virtiéndo algunas gotitas de esos líquidos sobre algunas 
hormigas que iban caminando por sus caminitos. 
Un sacerdote que 
pasaba por ahí vio que el pequeño observaba detenidamente las reacciones
 que presentaban las hormiguitas: unas se detenían y se quedaban 
"dormidas", otras comenzaban a dar vueltas en círculos, algunas se 
convulsionaban, unas más parecían petrificarse y otras más se volvían 
completamente locas y corrían de un lado a otro totalmente erráticas.
El sacerdote se acercó al muchachito lleno de curiosidad:
- Buenos días, jovencito. ¿Qué estás haciendo con esos frasquitos? - preguntó el sacerdote amablemente
- Les estoy poniendo gotitas de experimentos - dijo el pequeñín
- ¿Ah sí? ¿Experimentos, eh? - contestó el religioso - ¿puedo ver los frasquitos?
- Sí 
El
 sacerdote tomó entonces los frasquitos y se exaltó al ver que contenían
 cosas que él estaba convencido se trataban de cocaína, heroína, 
éxtasis, LSD, cannabis, setas alucinógenas, DMT, éter, insulina... todo 
un pequeño laboratorio de sustancias noscivas.
Pensando en la eminente peligrosidad y en apartar al niño del pecado, el sacerdote pensó en persuadirlo de dejar esas cosas.
- Mira,
 hijo. Yo aquí también tengo un frasquito, pero con agua bendita para 
que se las pongas a las hormiguitas en lugar de tus "experimentos" 
- No, gracias, Padre - contestó el crío - prefiero estos frasquitos
- ¡Pero es que ésta es agua bendita especial!
- ¿Y qué tiene de especial esa agua?
- ¡Ah! - dijo el sacerdote sonriendo - una vez le puse unas gotitas en la panza de una señora y ella tuvo un bebé
- Tssss - exclamó el niño en tono medio burlón - ¡eso
 no es nada! ¡Una vez le puse a un perro unas gotitas de éste frasquito 
en la garganta y saltó dándo una marometa de 3 giros, se fue corriendo 
en reversa y arrebasó a una kawasaki!. 
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Dos adictos al LSD se encontraban afuera de la casa de uno de ellos y de pronto pasa una ambulancia por la calle.
Los
 adictos a la dietilamina se llevan las manos a los oídos, luego a las 
sienes, comienzan a girar viendo hacia el cielo, caen al suelo, se ponen
 en posición fetal, se arrastran, se levantan, se dejan caer de 
rodillas, ruedan en el piso, cierran los ojos, jalan sus cabellos, abren
 los ojos, se ponen a gatear, se recuestan boca abajo, ven las hojas de 
hierba, los insectos sobre las hojas de hierba, se vuelven a llevar las 
manos sobre la cabeza, miran directamente al sol, luego sus manos, sus 
pies...todo en un lapso de 20 segundos.
Luego de que la ambulancia se
 encontrara ya a kilómetros de distancia de esa calle, uno de los 
drogadcitos que permanecían tendidos en el suelo en silencio, dice:
- ¡Dios! ¡Por fin!... creí que jamás se terminaría...  
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Un alcohólico se encuentra en el consultorio médico y le ruega al doctor que le de alguna solución desesperada contra el alcoholismo, algun medicamento de última generación, alguna inyección, píldora, remedio casero, lo que sea.
Mmmhh, déjeme ver - dice el doctor, revisa el cajón de su escritorio y saca unos cuadritos de azúcar con LSD- aquí tiene
- ¿Azúcar? - pregunta extrañado el alcohólico 
- No, es LSD - contesta el doctor
- Pero doctor, ¿cómo se supone que el LSD me va a ayudar a dejar la bebida? - preguntó intirgado el infeliz paciente
 
- Ya verá como va a dejarla - contesta el doctor - en cuanto comienzen a perseguirlo los elefantes anaranjados eléctricos voladores y los unicornios morados escupe-fuego
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Por último, la cereza del pastel psicodélico, un video sobre Pikachu bajo los efectos del LSD, XD:
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