jueves, 16 de octubre de 2014

El amor y la Pasión

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De cuentos para aprender a aprender
de José María Doria

En un lejano reino, allí donde se cruzan los vientos del Este con los del Oeste, los del Norte con los del Sur, se hallaba una princesa locamente enamorada de un apuesto capitán de su guardia y, aunque tan sólo contaba con 18 años de edad, no tenía ningún otro deseo que casarse con él, aún a costa de lo que perdiera. 

Su padre que tenía fama de sabio no cesaba de decirle: 

“No estás preparada para recorrer el camino del matrimonio. El amor, a diferencia de la pasión, es también voluntad y renuncia y, así como se expande y se recrea en las alegrías, así también profundiza y se adentra a través de las penas. Todavía eres muy joven y a veces caprichosa. Si buscas en el amor del matrimonio tan sólo la paz y el placer no es éste el momento de casarte”. 

"Pero padre", decía ella, "sería tan feliz junto a él que no me separaría ni un sólo instante de su lado. Compartiríamos hasta el más oculto de nuestros deseos y de nuestros sueños." 

Entonces el Rey, reflexionando se dijo: 

"Las prohibiciones hacen crecer el deseo, y si le prohíbo que se encuentre con su amado, su deseo por el mismo crecerá desesperado. Pero, por otra parte, ella se asemeja a un tierno e inexperto capullo que desea abrir su fervor y fragancia...".

 Y así, en medio de sus cavilaciones, de pronto recordó las palabras pronunciadas por el anillo de los sabios que, en ese momento, sonaron a sus oídos en boca de Kalil Gibran: 

"Cuando el amor llame a vuestro corazón seguidlo, aunque sus senderos sean arduos y penosos". "Cuando sus alas os envuelvan, entregáos, aunque la espada entre ellas escondida os hiera".

"Y cuando os hable, creed en él, aunque a veces su voz rompa vuestros sueños, tal como el viento norte azota los jardines, porque así como el amor corona de jazmines y rosas, así también crucifica con espinas." 

"Pero si en vuestro miedo, buscáreis solamente la paz y el placer del amor, entonces, es mejor que cubráis vuestra desnudez y os alejéis de sus umbrales hacia un mundo de primaveras donde reiréis pero no con toda vuestra risa, y lloraréis, pero no con todas vuestras lágrimas."

Tras el paso de esas resonancias, dijo el Rey al fin: 

"Hija Mía, voy a someter a prueba tu amor por ese joven. Vas a ser encerrada con él durante 40 días y 40 noches en una lujosa cámara de la Torre de Marfil del Castillo de Primavera. Si al finalizar este período, sigues queriéndote casar, significará que sabes de individualidad y resistencia. Significará también que ya eres madura de corazón y que estás preparada para la creación de un hogar. Entonces te daré mi consentimiento." 

La princesa, presa de una gran alegría, dio un abrazo a su padre y aceptó encantada someterse a la prueba. Se diría que su mente estallaba plena de imágenes y expectativas en las que rebosaba felicidad. 

Y en efecto, todo discurrió armoniosamente durante los primeros días, en los que los amantes no cesaban de saciar sus deseos anteriormente retenidos, y colmar sus íntimas carencias... pero tras la excitación y la euforia de las caricias, besos y susurros de las luces, no tardaron en presentarse las dudas y contradicciones de las sombras que al no saber como entenderlas y vivirlas, se convirtieron en rutina y aburrimiento. Y lo que al principio sonaba a embelesadora música a oídos de la princesa, se fue tornando en sonido infernal.

Aquella hermosa joven de cabellos púrpura comenzó a vivir un extraño vaivén entre el dolor y el placer, entre la alegría y la tristeza, entre la admiración y el rechazo, por lo que antes de que transcurrieran dos semanas, la princesa ya estaba suspirando por otro hombre del pasado o del futuro, llegando a repudiar todo cuanto dijera o hiciera su amante.

A las tres semanas, se encontraba tan harta de su pareja que, presa de una intensa rabieta, se puso a chillar y aporrear la puerta de la celda. 

Cuando al fin consiguió salir, volvió a los brazos de su padre, agradecida de haber sido liberada de aquel ser que aún no entendía cómo había llegado primero a amar y más tarde aborrecer. 

Al tiempo, cuando la princesa recobró la serenidad perdida, y encontrándose junto a las azucenas del jardín real, dijo a su padre:

"Háblame del matrimonio, Padre". 

Y el sabio Rey contestó:

 "Escucha atentamente lo que dicen los poetas de mi reino":

"Nacisteis juntos y juntos para siempre. Pero, 
Dejad que en vuestra unión crezcan los espacios. 
Amaos el uno al otro, más no hagáis del amor una prisión 
Llenáos mutuamente las copas, pero no bebáis de la misma. 
Compartid vuestro pan, más no comáis del mismo trozo. 
Y permaneced juntos, más no demasiado juntos. 
Porque ni el roble ni el ciprés crecen uno a la sombra del otro."
(palabras de Kalil Gibran. “El Profeta”)

Reflexiones:

¿Es que todavía existe alguien que, al igual que la princesa del relato, confunde la pasión con el amor? 

Su propio padre sabe que la diferencia ente el amor y la pasión es sencilla. Al parecer, el Rey desea transmitir a su hija que la pasión busca la felicidad en el otro, mientras que el amor busca la felicidad del otro.

Un matiz aparentemente minúsculo pero que puede revolucionar una relación desde su raíz más profunda. 

¿Cree todavía alguien que la pasión va a durar a lo largo de ese “viaje de novios” de 40 días en una lujosa celda? 

El Rey sospecha que aunque en los eufóricos inicios de la pasión de su hija se anhele la perpetuidad del placer y del gozo, pasado un tiempo, la Vida reclamará movimientos y renovación. Y sucederá entonces que allí donde se sentía atracción comienzan a experimentarse puntos de rechazo, allí donde había admiración brotan toques de crítica y negación, y allí donde había luz comienza a verse también la sombra. ¿Qué puede hacer cada miembro de la incipiente pareja del cuento de la vida, para paliar esta decadencia que todo ciclo de pasión conlleva? 

"Suavizar las penas de los otros es olvidar las propias. "
- Abraham Lincoln

 Tal vez el arte de la pasión consista en convertirla paulatinamente en amor y consciencia. Y así como un jardín silvestre cuando es cultivado alcanza su máximo esplendor y belleza, de la misma forma, la energía-atención dedicada a la relación de pareja puede convertir la pasión ego-centrada en amor cooperativo y motivadora complicidad. 

¿Qué ventaja tiene tal conversión?

En una sociedad desarrollada en donde la mayor parte de los seres humanos han resuelto el problema de la comida y del techo, resulta que el logro de la felicidad o el padecimiento de la desgracia, comienza a ser una asunto fundamentalmente emocional y ligado a la calidad de las relaciones íntimas. 

¿Cuál es la causa de tantas tormentas en las relaciones actuales? 

¿Cuál parece ser el motivo de los problemas que atraviesan las parejas?

"Acusar a los demás de los propios infortunios es un signo de falta de educación.
Acusarse a uno mismo demuestra que la educación ha comenzado. No acusarse uno mismo ni acusar a los demás demuestra que la educación ha sido completada."
- Epícteto

En este sentido puede considerarse que las “dependencias” es uno de los problemas que desencadenan mayor conflictividad. En el cuento del “Amor y la Pasión” se ve a una princesa que parece no haber todavía desarrollado su plena individualidad e independencia emocional. Se trata de un ser que vive el apego dependiente y siente a su incipiente pareja como la “panacea” de su existencia. La princesa mitifica a su amado, creyendo que la luz que su mente “proyecta” en él con toda clase de virtudes se va a perpetuar, sin saber que ésta perdurará mientras dure la intensa inflación hormonal y las compensaciones emocionales en las que se ve envuelta.

"Después de un tiempo, uno aprende la diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma."
- Anónimo

¿Piensa alguien todavía que el “te quiero porque te necesito” o el “no puedo vivir sin ti” significa más amor?, “no puedo dormir si me llamas”...”si no te quisiese tanto no me preocuparía tanto por ti y viviría mi vida” ¿son manifestaciones de amor o realmente estamos hablando de dependencia e inmadurez emocional? 

Aunque el mito de la “media naranja” esté divulgado en el cine y en la literatura de manera prolija, si se reflexiona más profundamente, ¿quién osa declararse la mitad de algo o alguien? ¿quién se atreve a decretarse mutilado en espera de la llegada de su mitad existencial, un ente fantasmal que puede vagar por los mundos sin remedio? 

En realidad, el fundamento de la pareja no se basa en dos “medias naranjas” complementarias que se necesitan, sino en dos “naranjas enteras” que se relacionan desde su plena singularidad.
El mito romántico de la “media naranja” es tan bello como lo pueda ser el juego emocional de la pasión. Pero el nivel de amor al que la raza humana va llegando se basa en aspectos tales como la lealtad y el respeto, el cariño y el cuidado, la comprensión y el silencio, que, a menudo, nada tienen que ver con las películas tan adormecedoras de Hollywood.

El “anillo de los sabios” del cuento afirma la necesidad de “darse espacios” en el seno de una relación. El hecho de soltar los apegos y saber vivirse a uno mismo en todos los procesos internos de crisis y transformación a los que nos vemos sometidos es, con frecuencia, un reto de independencia y confianza.

“Amar a un ser humano es ayudarle a ser libre”. 
- Ramayat

En el esfera de la libertad con mayúsculas, no conviene confundir independencia con desamor. La independencia no significa desinterés hacia la vida del otro, sino la posibilidad de ejercer la propia autonomía sabiéndose “naranja entera” que viaja en compañía solidaria y amorosa de otra u otras “naranjas enteras”. La independencia no se basa en vivir la vida ajena en aras de lo importante que la otra persona es para uno, sino más bien, vivir plenamente la propia vida en relación con otra u otras vidas.

Las sabias palabras del cuento: “No comáis del mismo pan ni bebáis de la misma copa... Permaneced juntos más no demasiado juntos...”

¿Significan que la pareja puede incluso vivirse en dos dormitorios o en dos casas? ¿significa que ambos mantienen sus propios amigos, los cuales no tienen por qué ser necesariamente conocidos por el otro miembro de la pareja? ¿significa que el control y el miedo a la pérdida del ser amado ha dejado de ser un virus de la inmadurez y la dependencia?

"Hay un secreto para vivir feliz con la persona amada: no pretender modificarla."
- Simone de Beauvoir

¿Quién es capaz de comprometer algo tan irracional como sus sentimientos y su deseo sexual para toda la vida? 
En todo caso, la persona podrá comprometer su voluntad de querer superar las crisis, de decidir cada día comprender al otro y valorarlo, de optar cada instante por ejercer la complicidad y el respeto, de hacer frente a responsabilidades comunes, pero todo ello no podrá ser otra cosa que una decisión que ocurre de instante a instante... un camino que, paso a paso, puede llegar a durar toda una vida. 

Para las personas comprometidas con su crecimiento interior y en proceso sostenido de despertar, la pareja es un medio de evolución, un trabajo de descentralización de su ego y, una interacción que faculta la expansión de consciencia

Y en este sentido, los procesos de crecimiento personal están sometidos a experiencias muy íntimas que conllevan espacios y descondicionamientos. La repetición de los estímulos y la ausencia de diversidad en las fuentes de información que con los años la pareja enfrenta, son un verdadero reto de cambio constante y, a veces, la causa de amarguras soterradas y crisis sostenidas.

"Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige sino por lo que ofrece."
-
Jacinto Benavente

Ante este panorama, el grado de comunicación existente entre los miembros de una pareja es el termómetro de la relación. Una buena comunicación es el “antivirus” más potente a la separatividad y el reproche tan común en las personas frustradas que “pasan factura” a su pareja del propio encarcelamiento emocional. En cierto modo, cuánto mejor es la relación con uno mismo, mejor es la relación con la pareja, porque en última instancia, el que tiene un problema con el otro, lo que, en realidad tiene es un problema consigo mismo, un problema que debe asumir y primeramente enfrentar y resolver.

Cuando el crecimiento interior supone el propósito que da sentido a la propia vida, merece la pena “darse espacios” para vivirse a uno mismo en plena consciencia de su íntima metamorfosis. La oruga se convierte en mariposa tras un proceso crítico que le faculta a nuevas capacidades. Y tales procesos del alma se fermentan en la intimidad y el silencio.

"El ser humano grande es quien en medio de la multitud, mantiene con perfecta delicadeza la independencia de la soledad."
- Emerson

Cuando un miembro de la pareja necesita espacio para ser él mismo y observarse y experimentarse en plena intimidad, no siempre es bien entendido por los otros. Los miedos, los apegos y las dependencias tienden a crear situaciones inmaduras de “todo o nada” que, en realidad no resuelven, sino que intoxican y bloquean. 

Tal vez, el trabajo de un ser humano consciente sobre las propias áreas de sus relaciones consista en encontrar, entre los polos del blanco y del negro, su particular gama de grises. Tal y como dijeron los Budas precedentes: En el “sendero medio” está la virtud y el equilibrio.

¿Es posible concebir el amor con mayúsculas? 

¿Acaso existe el amor descondicionado del peso de su propia historia pasada? ¿un amor liberado del natural egoísmo que siente el ser humano de la modalidad promedio?, ¿un amor como estado de conciencia profundo y universal que brote libre desde el propio sujeto?, ¿un amor como seña de identidad esencial que se derrame sobre todas las criaturas de manera indiscriminada y que no requiera de objeto especial para ser y expresarse?


Tal vez, este estado mental y espiritual al que hacen referencia los Despiertos es todo un objetivo evolutivo de la Humanidad. Se trata de una carrera que se inicia con la experiencia del amor primario, una clase de amor que ama al objeto amado mientras éste satisfaga sus necesidades y que más tarde evoluciona hacia un amor que da y recibe a través de acuerdos y pactos constituidos en pleno diálogo y libertad, para llegar, finalmente, al AMOR con mayúsculas, un Amor más allá del sentimiento y la conciencia egoica que, como metaidentidad suprema, es capaz de sentirse por aquellos hombres y mujeres que ya se han reconocido como luz y amor consciente.

"No eres una criatura humana en una aventura espiritual, sino una criatura espiritual en una aventura humana."
- Theilard de Chardín.
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