jueves, 25 de octubre de 2012

El Huevo Primordial

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 Del capítulo Cosmosofía
del libro Los Hijos de la Luz: Ensayo sobre historia, tradiciones, mitos, leyendas y fábulas de la masonería universal de Raymond François Aubourg Dejean, traducción de Gloria Susana Mariño de Aubourg

Si el marco general de la comprensión de un universo en expansión y de un Big Bang es fácil, tenemos que enfrentarnos con preguntas aún más difíciles. ¿Cómo eran las condiciones en la época del dicho Big Bang? ¿Qué sucedió antes? ¿Había un diminuto universo carente de toda materia y luego la materia se creó repentinamente de la nada? Muchas culturas responden que Dios creó el universo de la nada; es el caso de nuestra cultura judeocristiana. La pregunta que debemos formular enseguida resulta evidente: ¿De dónde viene Dios?. Si decidimos que esta respuesta no tiene contestación, ¿Por qué no decidimos que el origen del Universo tampoco tiene respuesta? Si decidimos que Dios siempre ha existido, ¿Por qué no concluimos, diciendo que el universo ha existido siempre?
Cada cultura tiene un mito sobre el mundo antes de la creación y sobre su creación, a menudo mediante la unión sexual de los Dioses o la incubación de un «huevo cósmico». En general, se supone que el universo sigue el precedente humano o animal; de aquí vienen como ejemplos algunos extractos de tales mitos:

«...Al principio de todo, las cosas estaban descansando en una noche perpetua; la noche lo oprimía todo como una maleza impenetrable...»

El Mito del «Gran Padre» del pueblo aborigen Aranda de Australia central

«...Todo estaba en suspenso, todo en calma, todo silencioso; todo inmóvil y tranquilo; y los espacios del cielo estaban vacíos..» 

El Popol Vuh de los Maya Quiché

«...Na Arean estaba sentado solo en el espacio como una nube que flota en la nada. No dormía porque no había el sueño; no tenía hambre porque todavía no había hambre. Estuvo así durante mucho tiempo, hasta que se le ocurrió una idea. Se dijo a sí mismo: «Voy a hacer una cosa...»

Mito de Maia, islas Gilbert de Micronesia

«... Al orígen de los tiempos, había Noun, el caos origina l inerte; de este caos salíò por potencia propia el sol Ra-Atoum. Atoum masturbándose, escupió Chou-Tefnout. Chou-Tefnout produjó Geb (la tierra) y Nout (el cielo), quienes a su turno, dieron nacimiento a los grandes «Neters» de la naturaleza: Osiris, Isis, Seth y Nephtys»

Leyendas egipcias, XII Dinastia

«...Antes de que el cielo y la tierra hubiesen tomado forma, todo era vago y amorfo. Lo que era claro y ligero se desplazó hacia arriba para convertirse en el cielo, mientras que lo pesado y turbio se solidificó para convertirse en tierra. Fue muy fácil que el material puro y fino se reuniera, pero muy difícil que el material pesado y turbio se solidificara; por eso el cielo quedó completado primero y la tierra tomó su forma después. Cuando el cielo y la tierra se unieron en vacuidad y todo era una simplicidad tranquila, las cosas llegaron al ser sin ser creadas; esta fue la Gran Unidad. Todas las cosas salieron de esta unidad, pero todas se hicieron diferentes...» 
Huainan Zi, China, Siglo I A. de. C

Esta última citación china se une a nuestro concepto Judeocristiano puesto que tiene mucha similitud con el relato bíblico:
 
«... En el principio, creó Dios el cielo y la tierra; dijo pues Dios: “... sea hecha la luz...” y dividió la luz de la tinieblas; a la luz la llamó día y a las tinieblas noche; resultó el primer día ... El segundo día, hizo Dios el firmamento y separó las aguas; y al firmamento llamóle Dios cielo ... El tercer día, Dios produjo la hierba verde y árboles que dan fruto, reúnanse las aguas que están debajo del cielo y aparezca lo árido y lo seco ... El cuarto día, Dios hizo lumbreras o cuerpos luminosos en el firmamento del cielo, que distinga el día de la noche y señalen los tiempos o las estaciones, hizo los días y los años y las estrellas ... El quinto día produjo en las aguas reptiles y animales que vivan en el agua y aves que vuelen sobre la tierra debajo del firmamento del cielo... El sexto día, creó los animales vivientes en cada género y por fin dijo: hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra ... El séptimo día, reposó y bendijo el día séptimo, por cuanto Dios había cesado todas sus obras que creó hasta dejarlas bien acabadas. »

Libro del Génesis, capítulo I, vers del I al 28, capitulo II, vers 1-3

Durante miles de años los hombres estuvieron oprimidos por la idea de que el universo era una marioneta cuyos hilos manejan un Dios o Dioses no vistos e inescrutables. Luego, hace 2.500 años, se produjo un glorioso despertar que creo el cosmos del caos. Los primitivos griegos creían que el primer ser fue el caos; que creó una Diosa llamada noche y luego se unió con ella; su descendencia produjo más tarde todos los Dioses y los hombres. El universo creado a partir del caos concordaba con la época clásica griega que creía que la naturaleza imprescindible era manejada por Dioses caprichosos. La diferencia entre estos mitos y nuestro concepto científico del Big Bang, es que la ciencia se autoexamina y que podemos llevar a cabo experimentos y observaciones para comprobar nuestras ideas; pero, estas muy antiguas historias de creación son merecedoras de nuestro profundo respeto.
Los puntos de vista son muy diferentes cuando se trata de definir la creación del universo; los científicos pretenden que el universo es un accidente, lo s religiosos que es la expresión de la soberanía ilimitada de Dios y los filósofos que es el acto fundamental de toda la creación. Para unos, el universo no era inevitable; para los otros, el universo no es un accidente, existe por sí mismo. Para los creyentes, el universo es una obra de creación; por lo tanto, esta completamente sujeto a la voluntad de su creador. Dios es energía con propósito (espíritu creador) y voluntad absoluta; son estos propósitos y esta voluntad que son incomprensibles por el hombre.

La religión hindú es la única de las grandes fes del mundo que inculca la idea de que el mismo Cosmos está sujeto a un número de muertes y de nacimientos inmensos, de hecho infinitos. Es la única religión en la que las escalas temporales corresponden, a las de la cosmología científica moderna. Sus ciclos van de nuestro día y noche corrientes hasta un día y una noche de Brahma, que dura 8.640 millones de años; más tiempo que la edad de la Tierra o del Sol y una mitad aproximadamente del tiempo transcurrido desde el Big Bang.
Las fechas de las inscripciones Mayas también abundan profundamente en el pasado y a veces en el futuro lejano. Unas inscripciones se refieren a una época de hace más de un millón de años y otra se refiere quizás a hecho de hace 400 millones de años, aunque los especialistas de la cultura Maya discuten estas cifras. Los acontecimientos recordados puede ser míticos, pero las escalas temporales son prodigiosas. Un milenio antes de que los europeos estuvieran dispuestos a despojarse de la idea bíblica de que el mundo tenía unos cuantos miles de años de edad, los Mayas estaban pensando en millones y los hindúes en miles de millones.

Hay en la religión Hindú el concepto profundo y atrayente de que el universo no es más que el sueño de un Dios que, después de cien años de Brahma, se disuelve en un sueño sin sueños. El universo se disuelve con él, hasta que después de otro siglo de Brahma, se remueve, se recompone y empieza de nuevo a soñar el gran sueño cósmico. Mientras tanto y en otras partes, hay un número infinito de otros universos, cada uno con su propio Dios soñando el sueño cósmico.
Estas grandes ideas están atemperadas por otra, quizá más grande todavía, que dice:
 

«...Los hombres no son los sueños de los Dioses, sino que los Dioses son los sueños de los hombres...»
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