lunes, 15 de mayo de 2017

Las doce flores de lino

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De Un Abrazo para el alma
de Rubén Armendáriz Ramírez
(Tercera sección: Trascendencia)

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Había una vez doce flores de lino muy hermosas y dichosas de ser lo que eran: disfutaban de estar al sol y alimentarse de agua. Pero un día llegaron unas tijeras haciendo este ruido: cric, crac, cric, cruc, crac. Se acabó, se acabó, se acabó y cortaron las hermosas flores de lino. Pero las flores decían: "No, no se ha acabado nada; falta lo más hermoso todavía".

Entonces esas flores se convirtieron en doce metros de hermosa tela de lino muy fino y resistente. Pero de nueva cuenta aparecieron las tijeras, haciendo su sonido: cric, cract, cric, cruc, crac. Se acabó, se acabó, se acabó. Y la tela decía: "No, no se ha acabado nada, falta lo más hermoso todavía"

La tela, entonces, se convirtió en doce camisas de lino. Doce hermosas camisas de lino que las portaban personas muy fina y muy elegantes, quienes iban a saborear deliciosas comidas; y las camisas se manchaban de exquisitos manjares, de vinos deliciosos, una y otra vez.

Pasó el tiempo y de nueva cuenta aparecieron las tijeras con su sonido: cric, crac, cric, cruc, crac. Se acabó, se acabó, se acabó. Pero las camisas decían: "No, no se ha acabado nada; falta lo más hermoso todavía".

Las camisas fueron recicladas para hacer doce hermosos papeles de lino. Dichos papeles fueron a dar con un poeta maravilloso, uno que sabía expresarse bien y con gran emoción. Las ideas que el escritor plasmó entintaron todos los lienzos.

Los doce pliegos adquirieron fama y recorrieron el mundo. Después ocuparon un rincón distinguido de la biblioteca, pues la información que contenía resultaba valiosa para quien los leía.

Esa vez no aparecieron las tijeras, sino el desgaste, el polvo y las polillas que se comieron los doce hermosos pliegos.

Un día, el poeta los vio desgastados, viejos, acabados y, estando junto a la chimenea, los tiró a la leña y dijo: cric, crac, cric, cruc, crac. Se acabó, se acabó, se acabó. Pero los pliegos decían: "no, no se ha acabado nada; falta lo más hermoso todavía".

Entonces se convirtieron en doce chispitas que se integraron al universo y todas juntas dijeron: "No, no se ha acabado nada; falta lo más hermoso todavía"
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