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Dos mafiosos llegan a un rancho arrastrando a un tipo. Adentro, hay un negro de 2 metros y 160 kg de puro músculo, limpiándose las uñas con un cuchillo cebollero. Uno de los hombres del bajo mundo le dice:
- Oye Negro, el jefe encargó que te cogieras a este tipo, para que aprenda a no hacerse el machito con nuestra banda
- Déjenlo ahí en un rincón, más tarde me lo cojo - dice con voz grave, intimidante
Cuando los tipos se van el tipo le suplica:
- ¡Por favor Señor, no me haga eso, si me coge, mi vida se termina! ¡se lo ruego, tenga piedad, por el amor de Dios!
- ¡Cállate el hocico, maricón! ¡y quédate ahí donde estás! - grita el Negro, encabronado
Al rato vuelven los mafiosos con otro pobre diablo:
- Negro, el jefe pidió que a éste, le cortes las dos manos y le saques los ojos, para que aprenda a no tocar el dinero de la venta
- Déjalo ahí, en un momento me encargo
Diez minutos después traen a otro tipo:
- Negro, a este le cortas los huevos y la lengua para que nunca más se ande metiende con las mujeres del jefe
- Bien, déjalo ahí en el rincón con los otros
Finalmente, luego de un par de minutos, traen a otro desgraciado:
- Negro, a este le rompes todos los huesos con el mazo, lo cortas en pedacitos y le mandas cada pedacito a su familia
En ese momento, el primer tipo le dice al Negro, con voz baja y temblorosa:
- Señor Don Negro, por favor no se vaya a confundir: ¡Al que se tiene que coger es a mí! ¿OK?
- Oye Negro, el jefe encargó que te cogieras a este tipo, para que aprenda a no hacerse el machito con nuestra banda
- Déjenlo ahí en un rincón, más tarde me lo cojo - dice con voz grave, intimidante
Cuando los tipos se van el tipo le suplica:
- ¡Por favor Señor, no me haga eso, si me coge, mi vida se termina! ¡se lo ruego, tenga piedad, por el amor de Dios!
- ¡Cállate el hocico, maricón! ¡y quédate ahí donde estás! - grita el Negro, encabronado
Al rato vuelven los mafiosos con otro pobre diablo:
- Negro, el jefe pidió que a éste, le cortes las dos manos y le saques los ojos, para que aprenda a no tocar el dinero de la venta
- Déjalo ahí, en un momento me encargo
Diez minutos después traen a otro tipo:
- Negro, a este le cortas los huevos y la lengua para que nunca más se ande metiende con las mujeres del jefe
- Bien, déjalo ahí en el rincón con los otros
Finalmente, luego de un par de minutos, traen a otro desgraciado:
- Negro, a este le rompes todos los huesos con el mazo, lo cortas en pedacitos y le mandas cada pedacito a su familia
En ese momento, el primer tipo le dice al Negro, con voz baja y temblorosa:
- Señor Don Negro, por favor no se vaya a confundir: ¡Al que se tiene que coger es a mí! ¿OK?
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Moraleja: a medida que conoces los problemas de los demás, te das cuenta de que los tuyos no son tan graves.
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