miércoles, 11 de mayo de 2016

La clave está en perseverar

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 De El arte de no amargarse la vida
de Rafael Satandreu
Capítulo 7: La Rutina del debate

Me gusta decir a mis pacientes que la terapia cognitiva es un aprendizaje parecido a estudiar un idioma o un instrumento musical. Requiere perseverancia. Lo mejor es adquirir el hábito de practicar de una forma cómoda, e ir acumulando horas de ensayo. Si empleamos la rutina del debate, habrá que realizarla todos los días, durante unos seis meses. Así, poco a poco iremos adquiriendo una nueva forma de pensar y de ver el mundo.

Muchas veces, los pacientes empiezan impetuosamente, avanzan mucho durante las primeras semanas de tratamiento pero, una vez que mejoran, se vuelven perezosos y dejan de practicar. En esos momentos de impasse, el psicólogo tiene que actuar a modo de entrenador de atletismo y exigir más esfuerzo. modo de entrenador de atletismo y exigir más esfuerzo. Todavía hay mucho progreso por conseguir.

Entonces, una vez más, hay que sacar fuerza de voluntad de donde sea y volver a ponerse a revisar las creencias irracionales para reemplazarlas por creencias racionales, cada vez con más fuerza, con mayor profundidad. Se trata de que cada día tengamos menos perturbaciones emocionales.

Nunca me cansaré de decir que este tipo de trabajo personal — en mi experiencia, el que ofrece mejores resultados — requiere perseverancia. Mucha. Con frecuencia, explico un símil: este trabajo es parecido a ir al gimnasio para hacer culturismo. Todo el mundo puede desarrollar su musculatura, sólo se requiere determinado esfuerzo persistente. Los culturistas suelen hacer una hora o, como mucho, hora y media de entreno al día. Entrenarse más sería contraproducente ya que hay que dejar descansar los músculos, darles tiempo a que se recuperen y crezcan. El esfuerzo empleado en levantar las pesas ha de ser intenso y perseverante. Al margen de ese entreno diario, tenemos que dejar pasar el tiempo y, al cabo de unos dos o tres meses, empezaremos a tener una musculatura mucho más desarrollada.

Con nuestro trabajo mental, ocurre algo parecido. Hay que plantearse una rutina de trabajo que suponga cada día un pequeño reto, cambiar esas creencias irracionales más difíciles de cambiar, hacerlo cada vez con mayor intensidad y... dejar pasar el tiempo. Y, sobre todo, digámoslo una vez más: perseverar.
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