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Desde cuando que quiero escribir. Escribir aquí. Algo, ¡Algo!Algo referente a mí o a los mundos alrededor de mí. Quisiera poseer el don y la dicha que poseen todos esos nuevos súper-seres que pululan en las redes sociales, de hacer que el universo, la existencia y Dios mismo orbiten alrededor de ellos.
Pero no, sucede que no termino de identificarme conmigo mismo, no termino de reconocerme en lo reflejado en los espejos y cristales. Y no es que tenga algún complejo de valía, me sienta grotesco, patito-feo, tenga alguna deformidad digna de sacrificio piadoso (aunque debo admitir que los otros yoes del espejo me hacen bullying), o que me hayan hecho una trepanación últimamente.
Sucede que puedo transferir mi visión y consciencia con tremenda facilidad a las otras criaturas y objetos que contemplo. Así, puedo pasarme al cuerpo de las hormigas en un hormiguero, convertirme en la araña de los rincones de una bodega abandonada, en algún indigente echado casi inconsciente sobre un charco de su própio vómito derivado de ingerir alcohol barato o de un empresario multimillonario decidiendo el destino del mundo en una de esas reuniones sobre geopolítica. Sí, de pronto, tengo visiones remotas, de personas allá en Shanghai, Islandia o Medio Oriente. Cosas así. Y pasan los días, y siento que los velos que separan las realidades se hacen más delgados y transparentes.
Y ya, dejándome de desvaríos, volviendo al punto principal, sí, quiero escribir algo aquí. Volver a sus inicios en los que escribía cualquier cosa que me saliera de las gónadas, sin pensar en la estructura, temática, ortografía y todos esos engorrosos asuntos propios de la pseudointelectualidad.
Quiero escribir sobre profundas cuestiones como "¿Cómo le harán los hermanos siameses cuando uno quiere elegir estudiar ingeniería eléctrica y el otro corte y confección? ¿Será posible que uno salga marica?, ¿Cómo le hacen para estudiar, guardar secretos, follar, dormir, etcétera-etcétera? o por qué hay niños asiáticos de 5 años pueden interpretar piezas como Opus Clavicembalisticum con los pies y los ojos vendados, mientras con sus manitas hacen un cuadro hyper-realista de la Gioconda estilo Ánime, antes de irse a concursos de gimnasia olímpica?
En fin, son tantas cosas. Espero pronto tener alguna clase de colapso nervioso o un accidente que me obligue a guardar reposo para poder tener tiempo de calidad frente a ésta computadora y poder escribir algo mediocremente bueno, clases de idiomas, responder preguntas y comentarios, visitar los blogs y páginas personas de los visitantes ociosos y accidentales de éste ya-casi despersonalizado blog y escribirles, saludarles, desearles shalom. Y así.
Entre otras cosas, el día de hoy, será un día histórico para mí, porque ésta noche iré a confrontar a mi más grande fobia, terror irracional que me ha venido jodiendo algunos bonitos sueños placenteros, esto es - y he de confesarlo - las tarántulas.
El primer paso será hacerla caminar por mi mano, el segundo por el brazo, el tercero por el cuerpo y cara, el cuarto confrontar a dos tarántulas hembras en celo y con síndrome pre-mesntrual en el interior de mi ropa interior, el quinto ser enterrado vivo en un atáud con tarántulas Goliath, y... bueno, eso aún no, al menos por hoy serán los 3 primeros pasos. Y espero hacerlo con dignidad, sin derramar lágrimas u orina en el intento. Y es que a pesar de ser un Super-macho-macho Man, mira que esos bichos del infierno me ponen mal, muy mal. Tan mal que hasta casi hacen que quiera convertirme al islam y al cristianismo al mismo tiempo para que una fuerza divina y concededora de caprichos a cambio de halagos y ensalzamientos me salve.
He leído que en toda la historia de la humanidad, jamás se ha reportado que alguien haya muerto por mordedura de tarántula. Aún si las víctimas eran alérgicas. Sólo espero no ser ese 0.00001% que resulte muerto, sea por la toxina o por el infarto de la impresión de haber sido agredido por tal artrópodo avernal.
Como sea, ya luego relataré la experiencia, tratando de ayudar a otros desafortunados cobardes con las mías palabras. Sólo habrán de darme chance de recuperarme del shock.
Sucede que puedo transferir mi visión y consciencia con tremenda facilidad a las otras criaturas y objetos que contemplo. Así, puedo pasarme al cuerpo de las hormigas en un hormiguero, convertirme en la araña de los rincones de una bodega abandonada, en algún indigente echado casi inconsciente sobre un charco de su própio vómito derivado de ingerir alcohol barato o de un empresario multimillonario decidiendo el destino del mundo en una de esas reuniones sobre geopolítica. Sí, de pronto, tengo visiones remotas, de personas allá en Shanghai, Islandia o Medio Oriente. Cosas así. Y pasan los días, y siento que los velos que separan las realidades se hacen más delgados y transparentes.
Y ya, dejándome de desvaríos, volviendo al punto principal, sí, quiero escribir algo aquí. Volver a sus inicios en los que escribía cualquier cosa que me saliera de las gónadas, sin pensar en la estructura, temática, ortografía y todos esos engorrosos asuntos propios de la pseudointelectualidad.
Quiero escribir sobre profundas cuestiones como "¿Cómo le harán los hermanos siameses cuando uno quiere elegir estudiar ingeniería eléctrica y el otro corte y confección? ¿Será posible que uno salga marica?, ¿Cómo le hacen para estudiar, guardar secretos, follar, dormir, etcétera-etcétera? o por qué hay niños asiáticos de 5 años pueden interpretar piezas como Opus Clavicembalisticum con los pies y los ojos vendados, mientras con sus manitas hacen un cuadro hyper-realista de la Gioconda estilo Ánime, antes de irse a concursos de gimnasia olímpica?
En fin, son tantas cosas. Espero pronto tener alguna clase de colapso nervioso o un accidente que me obligue a guardar reposo para poder tener tiempo de calidad frente a ésta computadora y poder escribir algo mediocremente bueno, clases de idiomas, responder preguntas y comentarios, visitar los blogs y páginas personas de los visitantes ociosos y accidentales de éste ya-casi despersonalizado blog y escribirles, saludarles, desearles shalom. Y así.
Entre otras cosas, el día de hoy, será un día histórico para mí, porque ésta noche iré a confrontar a mi más grande fobia, terror irracional que me ha venido jodiendo algunos bonitos sueños placenteros, esto es - y he de confesarlo - las tarántulas.
El primer paso será hacerla caminar por mi mano, el segundo por el brazo, el tercero por el cuerpo y cara, el cuarto confrontar a dos tarántulas hembras en celo y con síndrome pre-mesntrual en el interior de mi ropa interior, el quinto ser enterrado vivo en un atáud con tarántulas Goliath, y... bueno, eso aún no, al menos por hoy serán los 3 primeros pasos. Y espero hacerlo con dignidad, sin derramar lágrimas u orina en el intento. Y es que a pesar de ser un Super-macho-macho Man, mira que esos bichos del infierno me ponen mal, muy mal. Tan mal que hasta casi hacen que quiera convertirme al islam y al cristianismo al mismo tiempo para que una fuerza divina y concededora de caprichos a cambio de halagos y ensalzamientos me salve.
He leído que en toda la historia de la humanidad, jamás se ha reportado que alguien haya muerto por mordedura de tarántula. Aún si las víctimas eran alérgicas. Sólo espero no ser ese 0.00001% que resulte muerto, sea por la toxina o por el infarto de la impresión de haber sido agredido por tal artrópodo avernal.
Como sea, ya luego relataré la experiencia, tratando de ayudar a otros desafortunados cobardes con las mías palabras. Sólo habrán de darme chance de recuperarme del shock.
(Aquí un ejemplar de la temidísima Tarántula Maximus Cabronis Hijadeputis sp., capaz de necrosar toda la epidermis de la víctima, haciendo que a ésta se le derritan los órganos internos, y tras tres horas exactas de insoportable agonía, estalla, en una patética escena de llantos y pataleos de dolor, ardor y pánico exacerbados. No se conoce remedio ni antídoto, más que la piedad en forma de disparo en la nuca)
Bien, todo por ahora, me he desahogado, no me siento mejor, ni peor, pero según esto es terapéutico, berrear tonterías. Lo que necesito es vacaciones. Vacaciones y estar en una hamaca en una isla paradisíaca habitada sólo por jovencitas koreanas y japonesas, con cabañas con jacuzzis llenos de burbujeante champagne Goût de Diamants, y masajistas tailandesas, y más agua de coco y más masaje y... Dios. Bueno, ya, hasta aquí por ahora.
Gracias por dedicar 10 minutos de su tiempo que jamás volverán a recuperar por haber leído estos sin-sentidos. ¡Shalom!
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