jueves, 31 de julio de 2014

♪♫ ¿Hasta cuándo volverás? ♫♪

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何日君再來 - 鄧麗君
¿Hasta cuándo volverás? - Teresa Teng


好花不常開 
(Hǎo huā bu cháng kāi)
Las flores no florecen para siempre

好景不常在
(hǎo jǐng bù cháng zài)
Las bellas vistas no perduran

愁堆解笑眉 
(Chóu duī jiě xiào méi)
Luego de las sonrisas viene la tristeza

淚灑相思帶
(Lèi sǎ xiāngsī dài)
Las lágrimas de la añoranza


今宵離別後 

(Jīnxiāo líbié hòu)
Luego de que te marches ésta noche

何日君再來
(Hérìjūn zài lái)
¿Hasta cuándo volverás?

喝完了這杯
(Hē wánliǎo zhè bēi)
Termínate tu copa

請進點小菜
(Qǐng jìn diǎn xiǎocài)
Y por favor, come más

人生難得幾回醉
(Rénshēng nándé jǐ huí zuì)
¿Cuántas veces podemos embriagamos en la vida?

不歡更何待

(Bù huān gèng hé dài)
¿por qué esperar por un momento especial?


来来来

(lái lái lái)
Vamos, vamos, vamos

喝完了这杯再说吧
(Hē wánliǎo zhè bēi zàishuō ba)
Termínate tu copa y hablamos más

今宵離別後

(jīnxiāo líbié hòu)
Luego de que te marches ésta noche

何日君再來
(Hérìjūn zài lái)
¿Hasta cuándo volverás?


停唱陽關疊 
(Tíng chàng yáng guān dié)
Paremos de cantar "La despedida en Yangguan"

重擎白玉杯
(Zhòng qíng báiyù bēi)
Alza otra vez la copa de blanco jade

殷勤頻致語
(Yīnqín pín zhì yǔ)
Hablemos con ternura

牢牢撫君懷

(Láoláo fǔ jūn huái)
Abracémosnos fuertemente


今宵離別後
(jīnxiāo líbié hòu)
Luego de que te marches ésta noche

何日君再來
(Hérìjūn zài lái)
¿Hasta cuándo volverás?

喝完了這杯
(Hē wánliǎo zhè bēi)
Termínate tu copa

請進點小菜
(Qǐng jìn diǎn xiǎocài)
Por favor, come otro plato más

人生難得幾回醉

(Rénshēng nándé jǐ huí zuì)
¿Cuántas veces podemos embriagarnos en la vida?

不歡更何待

(Bù huān gèng hé dài)
¿por qué esperar por un momento especial?


哎!最後一杯干了吧 
(¡Āi! zuìhòu yi bei gànle ba)
¡Ah! bebamos una última copa, hasta el fondo

今宵離別後
(jīnxiāo líbié hòu)
Luego de que te marches ésta noche

何日君再來
(Hérìjūn zài lái)
¿Hasta cuándo volverás?
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{0_o}

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" En Japón, no tienes idea de lo que están diciendo, y tampoco pueden ayudarte. Nada tiene sentido. Son muy corteses, pero te sientes como si estuvieran contando un chiste sobre ti todo el tiempo. "

- Bill Murray
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" La única diferencia es que la religión está mucho mejor organizada y ha estado aquí durante mucho tiempo, pero es la misma historia con diferentes personajes y diferentes disfraces"

- James Randi
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♪♫ Let's do it ♫♪

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Let's do it (let's fall in love) - Ella Fitzgerald
Hagámoslo (Enamorémosnos) - Ella Fitgerald




Birds do it, bees do it

Los pájaros lo hacen, las abejas lo hacen

Even educated fleas do it

Incluso las pulgas amaestradas lo hacen

Let's do it, let's fall in love
Hagámoslo, Enamorémosnos

In Spain, the best upper sets do it

En España, las clases más acomodadas lo hacen

Lithuanians and Letts do it

Los lituanos y los letones lo hacen

Let's do it, let's fall in love
Hagámoslo, Enamorémosnos


The Dutch in old Amsterdam do it
Los holandeces en la vieja Amsterdam lo hacen

Not to mention the Fins

Por no mencionar a los finlandeses

Folks in Siam do it - think of Siamese twins
La gente en Siam lo hace - piensa en los gemelos siameses


Some Argentines, without means, do it

Algunos argentinos, sin recursos, lo hacen

People say in Boston even beans do it
La gente dice que en Boston aún los frijoles lo hacen

Let's do it, let's fall in love
Hagámoslo, enamorémonos


Romantic sponges, they say, do it

Esponjas románticas, dicen, que lo hacen

Oysters down in oyster bay do it

Las ostras, allá en la Bahía de las ostras lo hacen

Let's do it, let's fall in love
Hagámoslo, enamorémonos


Cold Cape Cod clams
Las almejas en el frío cabo Cod

against their wish, do it

en contra de su voluntad, lo hacen

Even lazy jellyfish, do it

Incluso las flojas medusas lo hacen

Let's do it, let's fall in love
Hagámoslo, enamorémosnos


Electric eels I might add do it

Las anguilas eléctricas, debo añadir, lo hacen

Though it shocks em I know

Aunque se electrocuten, lo sé

Why ask if shad do it?
¿Para qué preguntar si las sardinas lo hacen?

Waiter bring me "shad roe"
Mesero, tráigame un "sancochado de sardina"


In shallow shoals English soles do it

En el bajío las suelas inglesas lo hacen

Goldfish in the privacy of bowls do it

Los peces dorados en la privacidad de la pecera lo hacen

Let's do it, let's fall in love
Hagámoslo, enamorémosnos
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Cretino

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"Cretino" es una palabra que me gusta. Casi tanto como "cínico".
Quizá por que suena a una capa que al ponérsela te otorga súperpoderes... de cretino.
O porque posee cierta hermandad fonética con "líquido", lo cual le dota de fluidez.
Séh, Cretino. Si no supiera que es una palabra castellana, diría que es una clase de sándwich. O de vegetal. Pudiera ser también debido a su terminación sonora que se asemeja a "pepino"
Y el pepino es verde, como la cretínica cualidad anímica del cliché del viejo "raboverde". De hecho a raboverde le viene bien la añadidura de esa bienaventurada adjetivación que sólo a cretino le bienviene.

No hay término tan original y único. No hay otro mejor comparativo ni eufemismo que le quede.

Y es que el cretino tiene la sonrisa y la risa y la carcajada más sincera, más abierta, más cálida, más alegre. Esto es porque el cretino no titubea al decir lo que piensa y lo que quiere y cuando quiere.

Hace que algo trágicofatalista se se escuche jodidamente divertido.
Imagina a mirada del doctor cuando trae el diagnóstico médico oficial del niño:

"Lo siento señor, su hijo es un cretino"

Vamos, y es que el cretino tiene su propio padecimiento no tan conocido llamado "cretinismo". Lo cual es definido de acuerdo con La Real Academia de la Lengua Españoña como: "Alguien que  no se desarrolla ni física ni mentalmente. En tres palabras más precisas: Un enano malaparido.
¡Cretino! Se antoja tan romántica y épica su mejor pronunciación, el escucharla de la boca de una mujer encabronada, e carótidas hinchadas, seguida de una resonante cachetada.

Y mira, que mientras esto escribo, me miro en el espejo y sonrío con sonrisa cretínica, porque más o menos  me veo medio-cretino.

¡Ah, ay, oh, sí! ¡Que alegría saberme cretino! ¡Que delicia intelectual tan semejante a la embriaguez del vino!
Me deleito además como poeta mongólico con deseos infantiles de ser reconocido por rimas estúpidas en los versos de sus estúpidos escritos.

Es como una realización.
La culminación de los giros samsáricos.
Es sentirse liberado de los atavíos de los convencionalismos de los demás, los otros, los insípidos.

Séh, quizás por todo esto es que me gusta tanto la palabra "cretino".
Porque revela mi real naturaleza, porque describe esos adornos del ser que me hacen único como individuo.

Ah, nada como la gracia agasajada, ensalzada, laureleada, de ser un "Cretino".
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miércoles, 30 de julio de 2014

El antiapego

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De Transforma tu vida. Un viaje gozoso.  De Geshe Kelsang Gyatso
(Capítulo 1: Fundamentos. Práctica Diaria: El Antiapego)

La realización de la renuncia es la puerta del camino espiritual que nos conduce a la liberación o  nirvana. Sin ella no es posible entrar en este camino y mucho menos recorrerlo.

Para generar y aumentar nuestra renuncia, debemos reflexionar una y otra vez del siguiente modo:

Debido a que mi consciencia no tiene principio, he renacido innumerables veces en el samsara. He tenido infinidad de cuerpos; si los amontonara, cubrirían todo el mundo, y si recogiera su sangre y demás fluidos, formarían un gran océano.
He sufrido tanto en mis vidas pasadas que con las lágrimas que he derramado podría formarse otro océano.
En cada una de mis vidas he experimentado los sufrimientos producidos por las enfermedades, el envejecimiento, la muerte, tener que separarme de los seres queridos y no poder satisfacer mis deseos. Si no alcanzo ahora la liberación permanente del sufrimiento, tendré que experimentar de nuevo estos sufrimientos en incontables vidas futuras.


Contemplamos estos razonamientos hasta que desde lo más profundo de nuestro corazón decidamos abandonar el apego a los placeres del samsara y alcanzar la liberación permanente de los renacimientos contaminados. Si ponemos en práctica esta determinación, podremos controlar el apego y solucionar nuestros problemas diarios.
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" Si la religión fuese verdadera, sus seguidores no tratarían de forzar a sus jóvenes a una conformidad artificial; sino que insistirían en su búsqueda inquebrantable de la verdad, independientemente de sus trasfondos artificiales y consecuencias prácticas "


- Howard Phillips Lovecraft
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martes, 29 de julio de 2014

El ladrón de conocimiento

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Cuento chino

Yang Lu Chan nació al comienzo del siglo XIX en el seno de una familia de campesinos. Desde joven no tenía más que una pasión: el Shuan-Shu, el arte del puño. Desde su infancia, frecuentó asiduamente las escuelas de artes marciales de su provincia y muy pronto alcanzó el rango de un experto de gran reputación. Pero los estilos que había practicado hasta entonces no le satisfacían. Sabía que desde la destrucción del monasterio de Shaolin, el arte del puño había lentamente degenerado en un método de combate que daba demasiada importancia a la técnica y a la fuerza muscular. A pesar de su búsqueda por todos los rincones de su provincia, Ho Pei, no conseguía encontrar un Maestro susceptible de enseñarle un arte más profundo que le condujera a la Vía de la armonía.

Su desesperación llegó a su término cuando oyó hablar del Tai Chi Chuan, arte que empezaba a ser popular en otra provincia, Honan.

Abandonando a sus padres y amigos, Yang emprendió un viaje a pie de más de 800 km. para dirigirse a la patria del arte que deseaba estudiar. Aprovechando un momento de oportunidad entró en los círculos cerrados de practicantes de Taichi. En el curso de sus conversaciones con ellos, un nombre volvía continuamente a su mente: el del Maestro Chen Chang Hsiang. Este hombre pasaba por tener el "Kung Fu" más perfecto de su época. Desgraciadamente enseñaba exclusivamente a los miembros de su familia, en el más estricto secreto.

Yang pensaba que después de un viaje tan largo tenía que estudiar con el mejor Maestro. Hábilmente consiguió interesar en casa de la familia Chen como criado. De esta manera, cada día se las arreglo para espiar secretamente el entrenamiento familiar bajo la guía del patriarca. Cuidadosamente disimulado, observaba atentamente los movimientos, bebía las palabras y los consejos del Maestro. Después, durante la noche, cuando todo el mundo dormía, se ejercitaba en hacer lo que había visto durante el día y pulía incansablemente los encadenamientos de movimientos que había aprendido los días precedentes.

Su espionaje continuó durante varios meses sin despertar sospecha... hasta que un día fue descubierto. Inmediatamente fue conducido delante del Maestro Chen. Se esperaba lo peor. En efecto, el anciano parecía muy enfadado. El tono de su voz dejaba ver una cierta irritación.

- Y bien, joven, parece que has abusado de nuestra confianza. Usted se ha introducido aquí con el único objetivo de espiar nuestra enseñanza, ¿no es verdad?.

- Efectivamente - confesó Yang.

- No se aún lo que vamos a hacer con Ud. Mientras tanto siento curiosidad por ver que es lo que ha aprendido en tales condiciones. ¿Puede usted hacerme una demostración?.

Yang ejecutó un encadenamiento con tal concentración y fluidez que el anciano Chen quedó profundamente impresionado al ver un reflejo tan fiel de su Arte. Pero se cuidó bien de manifestar su emoción y durante un largo instante se quedó en silencio. Después declaró:

- Sería estúpido dejarlo marchar con lo poco que conoce. Mancharía la reputación de nuestra familia mostrando nuestro arte de una manera tan incompleta. Mejor será que se quede aquí el tiempo necesario para terminar el aprendizaje. ¡Pero esta vez bajo mi dirección!

Yang permaneció aún varios años en la familia de Chen, integrándose cada vez más profundamente en el Arte Supremo del Tai Chi. Después de haber recibido la bendición de su anciano Maestro, Yang volvió a su provincia natal.

En Pekin, donde decidió instalarse para enseñar su arte, no tardó en ser conocido con el nombre del "insuperable". En efecto, a pesar de otros profesores y campeones jóvenes le desafiaron a menudo, nunca fue vencido. Sus combates contribuyeron a fortalecer la reputación del Tai Chi Chuan, sobre todo porque conseguía neutralizar a sus adversarios sin herirlos jamás
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Hijo de un buen nadador

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De Fabulas antiguas de China
(Discursos de Lü Buwei)

Un hombre iba caminando por la orilla del río, cuando vio a alguien que estaba por arrojar a un niño pequeño al agua. El niño gritaba, aterrorizado.

- ¿Por qué quiere lanzar a esa criatura al río? - pregunto el paseante.

- Su padre es un buen nadador - fue la respuesta.

No se puede concluir que el hijo de un buen nadador haya de saber nadar.

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lunes, 28 de julio de 2014

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"A través del humor, puedes suavizar algunos de los peores desaires de la vida. Y una vez que has encontrado la risa, no importa que tan dolorosa pueda ser la situación, puedes sobrevivirla."

..........................................................................................................- Bill Cosby
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Superando la Terribile Fobia a las Tarántulas (Primera parte)

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Llegó el día. No hubo preparación psicológica previa. Sólo una pesadilla ultimátum muy similar a la parálisis del sueño. Una parálisis del sueño que duró unos 10 tormentosos minutos.
En dicha parálisis no hubieron almas en pena, súcubos o monstruos astrales parecidos a los dementores salios en la película de ese maguito maricón de Harry Potter. No, en dicho cuadro pesadillezco intermedio entre el sueño y a vigilia, los crueles visitantes nocturnos fueron, como era de esperarse, esos oscuros, enormes y pesados, crueles arácnidos peludos, de mandíbulas que atraviesan carne, hueso y alma. Pesadas, cautelosas tarántuas trepando y paseándose a sus anchas sobre toda la extensión territorial de mi piel.

Ya había pasado en casi 25 años de vida, con poco frecuentes pero intensos malos sueños que trataban sobre tarántulas cabronas, desde las de rodillas rojas, de neón, Goliath, de las negras sin nombre, Tarántulas con luces de fuego infernal contenida en sus ojos, tarántulas gigantes, desde el tamaño de un rottweiler hasta de casas de dos pisos de altura. Ya había pasado por episodios oníricos terroríficos, spaventosos en donde era también enterrado vivo en un ataúd lleno de tarántulas encabronadas, había confrontado a tarántulas voladoras, tarántulas escupe-fuego, tarántulas que se auto-inmolaban con algunos micro-megatones de potencia explosiva, tarántulas sabias (pero cabronas, emisarias del ángel de la muerte, o al menos de lo desconocido más allá del abismo).

Y sí, había escrito esos sueños, además de reflexiones introspectivas, tratando de averiguar el origen de tal terror irracional.
Sí, logré llegar al origen y a las causas posteriores de la agudización y recrudecimiento del mismo. Pero aún así, aún con las reflexiones y meditar sobre la naturaleza de las tarántulas no era suficiente. Estaba en un punto en que ni siquiera podía ver a un ejemplar tras la seguridad protectora de un cristal o peor aún, en documentales sobre la vida salvaje, acechando, cazando, torturando y engullendo a un pobre animalito despistado. No, no podía visualizarla sin sentirme intimidado, acojonado, burlado e incluso agredido. Imaginaba a las tarántulas enviándome mensajes telepáticos que decían "Tú eres el siguiente, nena" "te veré en tus sueños, mariquita" "A media noche me llevaré tu alma" "¿¡En dónde está tu hombría, en dónde está tu Dios ahora, jahaha?!"

Ya, ya estaba harto, hasta hace dos semanas, de tener que lidiar con ese terror infundado que no hacía otra cosa que robarme energías y tranquilidad.
No es tampoco que me gustara ponerme a pensar sobre ellas, de hecho nunca lo hacía, sino que simplemente volvían en forma de cruentas pesadillas.

Así que sin más, me enteré que una amiga de aquellos decadentes y caóticos años de decadente y caótica universidad poseía una.
Sin tiempo que perder - y para acortar ésta historia, que ya tremenda pereza me da contar - y sin excusas que inventar, concreté una cita para confrontar a la autora astral de mis pesadillas, el rostro primigenio y demoníaco del terror mismo.

Así, el viernes 18 del presente mes, del presente año. Llegué alrededor de las 8:00 PM a casa de mi compañera universitaria, ahora psicoterapeuta que fungiría de torturadora psicológica.
La cosa, según mis planes radicales de sanación, se llevarían por pasos. Los cuales procederían como en la lista a continuación:

1.- Verla frente a frente, tras el cristal de su "casita".
2.- Tenerla frente a mí, con el diabólico arácnido en el piso.
3.- Colocarla en el pie (con zapato puesto)
4.- Dejar que ascendiera por la pierna, hasta la rodilla.
5.- Ponerla en la mano
6.- Dejar que caminara hasta el antebrazo.
7.- Hacerle que recorriera el brazo entero, hasta el hombro.
8.- "Estimularla" a que se anduviera paseando libremente por mi torso desnudo
9.- Dejar que hiciera su voluntad a través del cuello, nuca, cabeza, etcétera
10.- Colocarla dentro en mi "chakra muladara" o raíz de la virilidad.
11.- Dejar que me mordiera, para comprobar que no moriría ni que la toxina de su veneno liquidaría mis órganos internos, y con ellos mi alma y mi espíritu.


Total, que llegó la hora fatal, tardé contemplándola unos 10 minutos, que en percepción mía fueron escasos 10 segundos. Luego, dirigirnos a la fantasmagórica terraza, la cuál visualizaba como sala de ejecución, y al bicho peludo como una gigantesca silla eléctrica metálica y peluda de ocho patas, con un par de pedipalpos y colmillos capaces de penetrar acero y hacerte sentir la más horrenda, lenta, dolorosa, ácida y prolongada de las muertes.

Y bien, ya. Estábamos ahí, y mi amiga sacó con delicadeza a La Bestia Alfa y Omega del Apocalipsis. Y no ayudó para
nada que dijera "ésta no es como Charlotte, la hembra y ex-pareja de éste, el macho. Éste sí es agresivo"En esos momentos, la tarántula me resultó grande como un plato, que cada uno de sus pelos eran cuernos y picos propios de los espectros ambulantes de los círculos más profundos del infierno, su negrura del mismo color que las entrañas de Satán y su rostro... ¡Ufff! Fue devastador.
Sentí como me reducía de tamaño y como se me iban encogiendo las bolas y el falo se me retraía hasta volverse una cavidad vaginal sangrante. Ya no era más un hombre, ni un remedo de hombre, era una niña. Una nenita de 5 años recién abandonada por ambos padres y Dios y suerte.
Olvidé el lenguaje, recuerdos, ideas, pensamientos, mi nombre, mi edad, todo. En esos momentos era una chamaquita y una cucaracha indefensa a merced del sádico placer masturbatorio del terror andante de ocho ojos.

Repito, para no prolongar la historia, ni recrear mentalmente la angustia de la evocación, sólo diré que esa noche, luego de hora y media de estancia, de confrontación, solo pudimos llegar hasta el punto 6: Dejar que caminara hasta el antebrazo.

La cosa terminó. Agradecí con reverencia japonesa a mi torturadora y su amiga, quienes según recuerdo, sólo reían y reían ante la desdicha y actos patéticos de quién esto escribe, entre aullidos y sonidos propios de los delirantes recluidos en habitaciones acolchonados, arropados con camisas de fuerzas y antipsicóticos.

Recuerdo haber caminado un trayecto de medio kilómetro hasta la parada del camión con rumbo a mi casa, con gente viéndome pasar por la avenida, como si mirarán a Jesucristo en su viacrucis. En ese momento, el ego, los yoes estaban aniquilados, en shock, no habían voces en la caverna craneal. Sólo un rostro desencajado - supongo -, sin color, casi translúcido, y unos ojos que supongo en ese momento eran huevos reventados, con la clara y la yema derretidos.

Llegué sin saber cómo, al filo de las 11:00 PM al hogar mío. Como luego de un suministro de un 100 ml. de rivotril con prozac y valium, directo a la cama.

Al día siguiente, me desperté sintiéndome más hombre, más completo. Algo avergonzado por haber mostrado un espectáculo propio de Drama-queens de carnavales de transexuales sobredosificados con estrógeno. No es que haya llorado a moco tendido, que haya pataleado suplicando clemencia ni náh. Pero el simple hecho de haber retrocedido un par de veces, tartamudear, hablar a una velocidad aproximada de 280 palabras incoherentes por minuto, medio-temblar, hacer gestos de ser sodomizado por una pandilla de negros de Bronxs, haber tenido hiperventilación asmática, transpirar cascadas de sudor helado, aumento del ritmo cardiaco, sentir las piernas de plastilina y estar al borde del colapso/desmayo, todo eso, pues, me hacía sentirme algo...sí, cobarde.

Pero al menos no había llorado. Vaya, que para mí, ver llorar a un hombre es la cosa más deshonrosa y patética del mundo, merecedora de un sepuku o harakiri o lapidación con consecuente bukkake y orinada de enanitos sobre el cadáver del "hombre" llorón. Y vaya que había visto en ese programa sobre Fobias de National Geographic a varios hombres transformados en maricas de piel de pétalo de rosa cubierta de gotitas de rocío del amanecer.

En fin. Con todo esto, dejé de percibir terror. La fobia disminuyó su proporción. Dejó de ser fobia y pasó a ser sólo miedo amenazante, incrementador de la adrenalina.
Comparable con el miedo angustiante de saber los resultados de un examen en el que sabes que no estudiaste lo suficiente, y cuyo reprobar te haría repetir la materia, el semestre o en el peor de los escenarios: ser expulsado de tu colegio/instituto/universidad. Eso o estar en la sala de espera, siendo padre primerizo, esperando a que el cirujano partero y el gineco-obstetra atraviesen la puerta del quirófano, conteniendo las ganas de estallar en carcajadas, para darte la “buena nueva” de un parto exitoso, sabiendo que tienes altas probabilidades de que tu primogénito saliese deforme, enano, con síndrome de Down y Tourette, hidrocefalia, parálisis cerebral, jorobado, progérico, bizco, con cola vestigial,  pie plano, hermafrodita y para acabarla de joder, negro.



Decidí ir por la revancha y programé una segunda y última sesión. Ya que, al igual que con los saiyajins, luego del violento encuentro, mis fuerzas se habían incrementado, al igual que mi masa muscular, mi autoconfianza y determinación. Esta vez pasaría del paso 7 y sabía que después de la siguiente experiencia y desafío, me volvería aún mucho más fuerte, que el mundo sería distinto. Que ya no tendría pesadillas recurrentes. Estaba dispuesto a aniquilar ese miedo residual.

Hasta que, hace apenas 3 días, el jueves 24 de julio del 2014, a las 12:45 PM sucedería lo que fue el segundo y - por ahora - último adrenalínico encuentro.
Pero como ya escribí mucho y eso da para otra cardíaca y panchosa historia, dejo de teclear hasta aquí.

つづく...
Continuará...
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