viernes, 31 de mayo de 2013

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El intelectual está siempre luciéndose,
el amante, siempre perdiéndose.
El intelectual se escapa.
Por miedo a ahogarse;
todo el asunto del amor
es ahogarse en el mar.
Los intelectuales planean su reposo;
los amantes se avergüenzan de descansar.
El amante siempre está solo.
Aun si está rodeado de personas;
como el agua y el aceite, él permanece separado.
El hombre que se toma la molestia
de dar consejos a un amante,
no consigue nada. Es burlado por la pasión.
El amor es como el almizcle. Atrae la atención.
El amor es un árbol, y los amantes, su sombra.

- Jalāl Ad-Dīn Rumi
( Divan-i Shams, 21 )
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