sábado, 3 de noviembre de 2012

Maeng Nguan, El grillo cantarín

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De Cuentos Folklóricos de Laos 
de la cuentacuentos Maha Bunyok Saen Sunthon


Una noche, Indra escuchó el hermoso sonido de una música que decía “yong, yong, yong”, y se sintió tan complacido que tuvo enormes deseos de recompensar al cantante. Así que le dijo a sus cortesanos:

- Deben traerme al que cantó esa hermosa canción anoche. Quisiera escuchar más de ella.

Así que los cortesanos salieron de palacio proclamando:

- Que dé un paso al frente el que haya cantado esa hermosa canción anoche. El Gran Indra quiere escuchar más de tu canción.

El geco dio un paso adelante y dijo:

- Yo canté esa canción tan hermosa anoche

- Entonces dime qué necesito preparar para tu función de esta noche ante el Gran Indra - preguntó uno de los cortesanos.

- Tienes que preparar una pipa de bambú de buen tamaño y colgarla de un pilar en la galería del Gran Indra - contestó el geco.

Todo fue preparado antes del anochecer. Al caer la noche, el geco se arrastró al interior de la pipa de bambú y comenzó a cantar su canción: "tod, tod, tod, tappo, tappo, tappo”

Entonces, el Gran Indra dijo: “Oh, cantaste de forma hermosa. Te recompensaré con una chaqueta muy colorida para que uses”.

A la noche siguiente, el Gran Indra nuevamente escuchó: “yong, yong, yong”, la misma canción tan hermosa. “La canción que se cantó anoche fue hermosa, pero no es la misma”. Así que les dijo a sus cortesanos:

- Aún puedo oír esa hermosa canción. La misma que escuché antes de que viniese el geco a cantar la suya. Por favor, encuentren al que canta esta canción

Así que los cortesanos volvieron a salir con la misma proclama:

- Que dé un paso al frente quienquiera que haya cantado esa hermosa canción anoche. El Gran Indra quiere escuchar más de tu canción.

La rana toro dio un paso adelante y dijo:

- Yo canté esa hermosa canción anoche

- Entonces dinos qué debemos preparar esta noche para tu función ante el Gran Indra - preguntaron los cortesanos.

- Deben tener listo un cuenco de buen tamaño lleno de agua y colocarlo al pie de las escaleras en la galería del Gran Indra - dijo la rana toro.

Todo fue preparado antes del anochecer. Al caer la noche, la rana toro saltó dentro del cuenco y comenzó a cantar su canción: “Hueng aang, hueng aang, hueng aang”.

El Gran Indra dijo entonces:

- Oh, cantaste un hermosa canción; y tú también mereces vestir una hermosa chaqueta

A la noche siguiente, el Gran Indra nuevamente escuchó: “yong, yong, yong”, la misma hermosa canción. “La canción que cantó la rana toro anoche fue hermosa, pero no es la misma”. Así que les dijo a sus cortesanos:

- ¿Saben que todavía puedo oír esa hermosa canción? La misma que escuché antes de que vinieran el geco y la rana toro a cantar. Por favor vayan a buscarme a ese cantante.

Esta vez los cortesanos se cruzaron con Maeng Nguan, el grillo cantarín. Así que le preguntaron:

- ¿Tú cantaste esa canción tan hermosa anoche?

- Sí, fui yo. ¿Por que preguntan? - quiso saber Maeng Nguan, el grillo cantarín.

- Al Gran Indra le gustaría escucharte cantar nuevamente esta noche. ¿Quisieras venir?

- Claro que iré -, dijo Maeng Nguan, el grillo cantarín.

- Entonces dinos qué debemos preparar para tu función esta noche ante el Gran Indra - preguntó uno de los cortesanos.

- Oh, absolutamente nada. Simplemente volaré hacia la luz del pilar en la galería del Gran Indra y cantaré - dijo Maeng Nguan, el grillo cantarín.

Así que esa noche Maeng Nguna, el grillo cantarín, voló hasta la luz del pilar en la galería del Gran Indra y empezó a cantar: “Yong, yong, yong”

El Gran Indra se encontraba tan complacido y contento con Maeng Nguan, el grillo cantarín, que le concedió comer de la comida de los dioses y también le dio ojos divinos. Por eso el grillo puede ver tanto de noche como de día y no se alimenta de comida ordinaria, sino que disfruta de las gotas de rocío del cielo.
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