jueves, 27 de septiembre de 2012

¡¿Cómo dejar de morderse las puナas uñas?!

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Sí, sí, me avergüenza decirlo, pero padecí ese asqueroso mal hábito por largos años. Estarme mordiendo las uñas, y no sólo las uñas, también los cueritos que rodean a las uñas...
Pero hasta hace apenas 4 días, me propuse finalmente el dejar de hacerlo. ¿Cómo? Del modo más simple. Simplemente dejándo de hacerlo. Dándome cuenta. Dándome cuenta y reprimiéndo ese impuslo nervioso.
Quienes tienen esta manía saben que no es algo que les complique ni les joda la vida, no es comparable con escuchar la voz de Dios ordenándote que vayas a matar al mayor número de niños de una escuela primaria por considerarlos el supremo como enemigos de la verdad. No, no es comparable tampoco con el miedo irracional a apagar la luz del dormitorio, porque crees que en cuanto lo hagas, las sombras de los objetos en la oscuridad se transformarán en tarántulas gigantes que irán a violarte en grupo para después devorarte en la más espeluznante, lenta y dolorosa de las agonías.

No, arrancarse las uñas y los cueritos de los dedos con los dientes es algo placentero, muy disfrutable. Que hasta quizá libera endorfinas. Yo no sé. Sí, también vuelven a crecer. Y te las vuelves a comer día con día. Pero lo malo es eso de que proyecta inseguridad, de que te hace ver como una persona neurótica e insegura de si misma, con miedo a la vida, o no sé, un potencial psicópata. Y en una mujer quizás no se ve tan mal, pero en un hombre sí, esto lo amariconiza. 

Mmmmmmh, si es cieeerto...

Entonces, para no hechar tanto rollo, ni quitarnos tantos valiosos minutos de vida. Habré de resumir lo necesario para dejar de una vez por todas ese hábito insano. Lo que si, es que quizás podrás encontrar muchos remedios milagrosos, desde productos químicos como el Gonegl, hasta sortilegios mágicos (si vives en un país tercermundista). Pero sea cual sea el tratamiento que eligas, estarás gastando también tu también valioso dineros. Y se trata de conseguirlo gratis. Y no es que sea marro, regiomontano o judío, pero ahorrar es de vital importancia, además de que haberlo logrado por ti mismo/a es algo que tiene mucho más mérito. Ahora que sin gastar ni un centavo, ¡Loado/a seas!.

Ya, ahora sí, una breve lista de lo que hay que hacer para acabar con el hambre de uñas:

1.- Dáte cuenta. Sí, sí, se escucha fácil, en teoría todos nos damso cuenta mientras lo hacemos. Nos damos cuenta por muchos largos minutos. ¿Acaso alguna vez te has cronometrado? ¿No? Bueno, no tienes que hacerlo, pero el tiempo que pasas mordiento aquí y allá es bastantito. Entonces, la próxima vez que te estés llevando los dedos a la boca ¡No! ¡Ssssh! ¡Tsssht! Piensa en el encantador de perros, Cesar Millan (the dog whisperer) cuando aplaca ciertos comportamientos indebidos de los canes. Quizás no seas perro, pero esas llamaditas de atención despiertan, son pellizcones de conciencia. 
2.- Conténte. Sabemos que hay situaciones que nos producen estrés, nervios, tensión. Y son en estos momentos cuando la vorágine comeuñas y cueritos comienza. Pero ¡Sssth! ¡Sssssshhh! No pasa nada. Deténte. Déjate. ¡Déjate! No se trata de dejar de ir a emocionantes eventos, de confrontar situaciones escolares o laborales agobiantes o dejar de ver películas de terror, drama o suspenso. Simplemente, ¡Deja! ¡Deja de hacerlo! ¡Qué te dejes, carajo!

3.- Cuando recién te sales de bañar, es cuando tanto las uñas como la piel que las rodea se encuentra suave, tierna, tersa, rica para morder y arrancar. ¡Mmmmmmmhh! que delicia, ¡que delicia! ¿verdad? Y lo mejor es que no sólo saben mejor, también tienes más piel y carnecita para arrancar. ¡Oooooh sí!
Pero no ¡Dáte cuenta! ¡Recuerda! ¡Mantén tus manos ocupadas! Agarra un objeto. Bolas chinas para el stress, controles de videojuegos, un libro, el teclado de una computadora, lava algo, haz ejercicios para los dedos, toca un instrumento, mastúrbate, prepara comida, ponte a escribir, a pintar, dibujar, rayar zanahoria, acariciar o darle masaje a tu pareja o a tu mascota (a eta última de preferencia sin intenciones lascivas) plantar, sácate los mocos, masajéate los pies... ¡Hay mil y un cosas para hacer ...bueno, esto es una exageración, en realidad hay unas doscientas, pero se trata de ocuparse.


4.- ¡Sigue dándote cuenta! Con el tiempo, le dejarás de dar importancia al asunto. Digo, en mi caso apenas tengo 4 días y ya me siento - aunque se escuche muy mamila - como todo un triunfador (¡Ja já, suena como a esos mantras baratos que les hacen repetir a ingenuos vendedores y aprendices de motivadores). ¡Sssht!
5.- Deja de pensar en las tragedias que te rodean, en la incertidumbre, en la tremenda asfixia que sufrirás en tu lecho de muerte, en las dolorosas torturas a las que serás sometido/a cuando tus secuestradores te tengan en su zótano, en los próximos problemas económicos que te orillarán a lanzarte de un puente...

6.- Mantén tu boca ocupada, come, masca chicles, tabaco o algunas hojitas de Salvia Divinorum, tómate una malteada, haz algunas caricias "orales", reláxate. ¿Bebes? ¿Te has dado cuenta de que cuando bebes, reemplazas completamente el placer de la bebida por el de la mordida de uñas? ¡Las uñas desaparecen! Claro que no estamos hablando de reemplazar tus viejos vicios por unos nuevos. Estoy exagerando, sí. Pero el punto es también tener la boca ocupada. ¿No bebes? Entonces, igual. Manten tu boca ocupada.

7.- Escucha música relajante, inductora de sueño. Algo de new age está bien, música binaural, solffegio, de relajación y meditación...todo eso ayuda. El único problema es la relajación extrema que eso produce, lo cuál podría llevarte a bajar tu rendimiento en otros aspectos de tu vida, más que nada en los laborales. Pero para contrarestar esa relajación está el café o el estimulante de tu preferencia. ¡Ssshht! ¡Ssssht! 
 
8.- Analízate. Trata de recordar las primeras veces que comenzaste a morderte las uñas, A quienes viste haciéndolo también ¿amigos, familiares, parejas, hostigadores, ídolos? ¿Recuerdas las situaciones que más te provocaban tensión e incomodidad? ¿Exámenes? ¿estar junto a una chica o un chico que alborotaban tus hormonas? ¿Alguien a quien nunca le confesaste tus sentimientos?
¿Desiciones que no supiste como afrontar y tomar? Trata de recordar también las veces que te has visto a ti mismo/a mordiéndote las uñas/cueritos de los dedos. ¿Tuviste algún trauma relacionado con uñas largas o crecidas? ¿Alguna vieja bruja o un perverso hombre-cerdo con las uñas mugrientas tocaron tus partes? ¿Gente que te estuviera apresurando psicóticamente para hacer algo?...¿Te has puesto a pensar en lo patético/a que te ves mordiéndote las uñas? Todo, todo lo que sea posible de recordar es bueno para ayudarte.Ya que una vez que hayas identificado todos los factores que hayan desencadenado tu patológico comportamiento onicofágico.


Y... básicamente eso es... no hay nada mágico. No tienes que untarte excremento de zorro en las uñas ni tratar de condicionarte mediante descargas eléctricas de alto voltaje. No tienes que nacer en cristo, pedirle a "Diosito", la virgen, convertirte al Islam, recluirte en un monasterio budista, ni mucho menos ir a terapia. Es algo sencillo. Realmente muy sencillo. Yo mismo estube haciéndolo por unos 10 años...sí, 10 años es un chingos.
Claro que hay factores adversos que contribuyen a ese estrés. Si vives en un barrio de pandilleros, narcos, si escuchas metralletazos, gritos de auxilio y de dolor, choques, sirenas de policías, bomberos y ambulancias, si ves cosas feas todos los días, todo eso influye para que estés jode y jode con tus deditos.
 
(Aunque, si finalmente optas por un tratamiento, que éste sea realmente profesional, te recomiendo optes por el mejor. Llama a Cesar Millan)

Pero de que se puede ¡Se puede! Vuelo a repetir: Todo está - como dijera el buen Krishnamurti - en darse cuenta. Darse cuenta.
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