miércoles, 9 de mayo de 2012

La suerte grande y la suerte pequeña

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De Cuentos japoneses para niños

Hace mucho, mucho tiempo, vivía un tengu (duende, por lo general rojo y de nariz larga) en el fondo de una montaña.
Éste era un adivino muy famoso.
Un día, Mokube y Tarobe visitaron al tengu para que adivinara sobre las vidas de sus hijos. 
El tengu les dijo: "Mokube, tu hijo tiene poca suerte. Y Tarobe, tu hija tiene mucha suerte." 
Los hijos eran íntimos amigos. 
Un día Mokube y Tarobe se encontraban trabajando cuando sus hijos trajeron unos oniguiris (una bola de arroz cocido). 

"¡Tenemos mucha hambre. Vamos a comer!", dijeron Mokube y Tarobe y los cuatro empezaron a comer inmediatamente. 

Tarobe y su hija exclamaron: "¡Está muy rico!" Mokube en cambio dijo: "¿Qué es esto? ¡el oniguiri tiene piedras!" y lo tiró. 
El hijo de Mokube también hizo lo mismo. 
Tarobe les dijo: "¡No! ¡Tirad sólo las piedras, no el oniguiri!" y él y su hija recogieron lo tirado. 

Después de unos años el hijo trabajaba mucho, pero tenía muy poco dinero, mientras que la hija se había casado con un hombre muy rico. 
Ellos se encontraron después de mucho tiempo. 
Ella al verlo trabajando tanto le dijo: "Voy a traerte unos oniguiri! Espérame", y se    marchó. 
Ella pensó: "Mientras yo vivo con mucha comodidad, él vive en la pobreza. Quiero   compartir mi buena suerte con él." 

Ella cocinó siete oniguiris y metió monedas de oro en cada uno de ellos, monedas que había venido juntando gracias al uso apropiado y consciente del dinero. 

El hijo recibió dichos oniguiri y empezó a comerlos en la orilla del río. 
Cuando comió un bocado sintió un "clic" y dijo: "¡Este oniguiri tiene piedras!" y lo tiró al río.
De igual forma tiró otros cinco.
En eso se preguntó: "¿Por qué hay piedras en los oniguiri?" y partió la última bola de arroz cocido que quedaba. Al ver su interior, exclamó: "¡No, no eran piedras! ¡Eran monedas de oro! ¡Cielos! Después  de todo tengo un poco de suerte." 

En ese momento apareció el Tengu y le dijo: "El destino de una persona está establecido cuando nace, pero depende de cada uno el cambiarlo. Puede ser que tú hayas tenido poca suerte, pero si no buscas mejorarla, no lo lograrás. Tienes que darle importancia a todas las cosas, por pequeñas que te parezcan." 

El, desde entonces se esforzó mucho y logró la felicidad. 
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