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Desde cuando que tenía en mente el escribir algo sobre este tema. Y debido a que esto es tan maravilloso, uno podría pasarse días enteros escribiendo largos volúmenes de esto, entre experiencias, anotaciones, análisis, y la práctica en sí, llevaría años enteros. Sin bromear.
Aclaro, y con motivo de que esto esté lo más resumido posible, trataré de condensarlo.
Primero que nada, ¿qué son los sueños lúcidos?
Pues, haciendo uso de mis propias palabras y en base a la experiencia, los sueños lúcidos son aquéllos en los que uno tiene conciencia de estar soñando, es decir, se está "despierto" dentro del sueño mismo. Y lo más bonito de todo, es - en lo personal - la calidad de la imagen y el sonido. Casi o igual que la nitidez del Bluray.
Y en algunos hasta se pueden tener otras experiencias sensoriales, tales como el tacto, olfato y gusto, aunque estás casos son menos frecuentes.
En los sueños lúcidos uno puede, además, intentar y lograr cosas que obviamente en el mundo real sabemos que nos son imposibles, tales como volar, teletransportarse, lanzar kame-hame has (se ve que no me traume con Dragon Ball, ¿eh?), viajar en el tiempo, ir a otros mundos, en fin, no hay limites.
Quien ha experimentado el sueño lúcido sabe que pocas vivencias tienen comparación.
Teóricamente todos y cada uno de nosotros hemos tenido alguna vez en la vida este tipo de sueños. Aunque, he conocido personas que que dicen y juran no soñar, cosa que hallo increíble, aunque pudiera ser probable, después de todo, esas personas son como autómatas.
Pero entonces, esto del sueño lúcido ¿es repetible?
Mi respuesta es rotunda: Sí.
Como dije en un principio, esto es algo de lo que podría escribir un libro entero, pero como esto es un blog, me remito a escribir y sólo lo estrictamente necesario.
Entonces, ¿cómo se le hace para tener sueños lúcidos?
Bien, primero, he de confesar que no he leído literatura referente, todo lo que sé y tengo entendido, está basado en estudios y experiencias propias.
Desde que era niño, siempre me había llamado la atención el mundo de los sueños. Toda la fantasía, y llegué a creer que si uno lograba agarrar algo en los sueños y despertaba en ese momento, podía traérselo consigo al mundo real. Así, como todo niño Cadereytano y Nuevoleonés (loco y un tanto materialista), quisé a mis 8 años de edad traerme alguna criatura fantástica, algún tesoro o una bella princesa de un lejano reino fantástica (Las películas de "La historia sin fin" me habían calado hondo, lo admito)
Por tal motivo, antes de irme a la cama, me bañaba y me tallaba muy bien mis dientecitos y me acostaba con ropa casual puesta (digo, si voy a verme con una princesa, tengo que estar guapo, limpio y presentable y no semi-encuerado).
Así, a esa tierna edad, antes de irme a la cama, me sugestionaba, me recordaba mentalmente, como si fueran máximas de castigo escolar, lo que tenía que hacer en el mundo onírico:
Fuese princesa, cofre de tesoro con monedas de oro y joyas o dragón cósmico ultrapoderoso, lo tomaría por la fuerza y con un supremo esfuerzo, lograría despertar, para así, gritar loco de alegría en mi cama.
Y con el correr de las noches, antes de dormir, me relajaba e imaginaba los escenarios, los personajes, las situaciones, bueno, todo un inmenso trabajo de producción imaginaria, que en aquél entonces, ningún esfuerzo me costaba. Hasta la fecha me impresiono de como podía visualizar casi a la perfección, todos esos seres y lugares. Aunque creo que todo niño del mundo de mi generación, y más de aquél pintoresco pueblito podía hacerlo.
Al despertar, recordaba inmediatamente "¡Chiiiiiiiiiin, no me acordé, no me acordeeeéee, nooooooo!...¡ay!...bueno, ¿ya qué? esta noche lo lograré.
Como fuera, me iba feliz y sonriente a la escuela, y feliz y sonriente con mis amigos, y feliz y sonriente a regresar a la casa, y a hacer la tarea y a largarme todo el día a jugar con mis amigos. Total ni en cuenta de mi misión surrealista. Todo era alegría y felicidad, como debería ser toda infancia.
Al llegar la noche, repetía el ritual: me daba un largo baño, me aseaba, me lavaba los dientes, sacaba fuera de mi toda secreción y excreción que no fuese digna de princesas reales (además, de algún modo, presentía que si sentía ganas de ir al baño mientras dormía, ésto podía romper de golpe mi burbuja onírica y frustrar mis planes, y teneeeeeer que esperar otra vez, tooooodo un día, para poder poner en marcha la misión.
Y ahí, veía mi cama como un portal dimensional, como un artefacto sagrado, el punto de intersección de los planes existenciales.
Y así pasaron varias noches, hasta que una vez, ¡Una vez! ¡Por fin! Me encontraba en los montes desérticos un pueblo (que no era Cadereyta) y ya estaba oscureciendo, era una puesta de sol hermosa, dorada, magnífica.
Soplaba el viento, y podía sentir la frescura del aire. De pronto comencé a levitar, y a elevarme del suelo cada vez más, sin saber porque, pero lejos de provocarme miedo, me fascinó. Podía ver las nubes moradas, desplazándose rápidamente en el infinito. Luego, volé sin rumbo fijo por el mundo, a una velocidad tremenda, al final vi la plaza de un pequeño pueblito, y "aterricé" ahí, pues había una fuente cuyas aguas tenían una luminiscencia tan intensa de color azul, como el de las prendas de las ropas blancas, expuestas a la "luz negra". Ahí, recuerdo haberme acercado más y ver con una impresionante claridad, el efecto de las ondas, la textura, el ruido del agua, en fin, fue algo maravilloso, y tome el agua con mis manos, y en mis manos permaneció sin escurrirse. volteé mi mano para dejar caer el agua en la fuente, pero esta permaneció ahí, flotando en el aire.
Y bueno, después de ahí, ya no recuerdo que sucedió, así como tampoco recuerdo que había sucedido antes de eso.
Cuando desperté, me quedé pensativo en mi cama, como preguntándome ¡¿Qué carajos fue eso?! Era la primera vez que había soñado que volaba y además había tenido un sueño lúcido.
Eso me hizo olvidarme por completo y durante varios meses, mi tarea de materializar objetos del otro mundo. Total, habían a esa edad infinidad de distractores que me hicieran recordar esa tarea absurda.
Los amigos, los videojuegos, las caricaturas, los libros y los comics, el Tae Kwon Do y salir a buscar reptiles e insectos y dibujar, eran más que motivos suficientes para desistir de querer lograr la experiencia.
Total que un día creo que sí logré recordarme a mi mismo, que me encontraba soñando dentro de un sueño, que fue lúcido, más no vívido y clarito. Me encontraba en una oscura gruta y ahí estaba, lo que tanto había anhelado:
El jodido cofre del tesoro con todos sus jodidos diamantes de todos colores y sus jodidas monedas de oro y plata y collares de perlas (sí, el típico cofre de piratas. No había otro punto de referencia para el significado de "tesoro" en aquellos entonces) Ahí mismo, me invadió una felicidad tremenda. Me abalancé hacia el cofre, lo abracé y me exclamé a mi mismo, ahí mismo: ¡Ya, despierta, despierta, pero yaaaaaaaaa, despiertaaaaaaa!.
Desperté sobresaltado, visiblemente excitado (es decir, con los sentidos exaltados, para que no hayan malos entendidos). Inmediatamente, busqué el tesoro, debajo de mis sábanas, bajo la cama, detrás de la mesa, dentro del ropero, y...y...nada...así es...nada. En ese momento, me sentí engañado, burlado, humillado, como un niño un 25 de Diciembre, frente al arbolito de navidad, descubriendo que el cabrón de Santa Claus no le había traído nada, nomás por el puro gusto de verlo sufrir. Como un reo que tras cumplir su sentencia de 50 años en la cárcel, por fin sale y los guardias le dicen entre carcajadas "Ja ha ha, sólo estábamos bromeando, te quedarás ahí otros 20 años, jaha"O algo así.
Entonces, emmh...emmh...ya me perdí, ¿en qué estaba?, ah sí, la decepción. Después de ahí, la fantasía...casi murió. Mis mecanismos racionales de defensa me dijeron algo como "Algo hiciste mal. Seguramente ese no es el modo de despertar, o se te ha de haber caído el cofre en el trayecto astral. Sí, es lo más seguro, luego lo lograrás, pero ya, luego, que ya hay que vestirse para ir a la escuela" Y así, pasaron los días y las semanas, y los meses y los años, olvidándoseme así, esas preocupaciones "infantiles" de penetrar en esos lados de la realidad.
Fue entonces que, luego, tras casi una década, la cuestión de los sueños fue atrapando mi atención otra vez.
Tenía 16 años, y me propuse, por iniciativa propia "tomar apuntes" de mis sueños, con la finalidad de obtener ideas para luego dibujarlas y entretenerme.
Y así lo hice, al despertar, tomaba nota de manera casi inmediata, de todo lo que recordaba haber soñado durante el transcurso de la noche.
No obstante, después de una semana, desistí, ya que por un lado se me hizo algo muy tonto hacer eso, y por el otro, tenía miedo de que alguien tomara mi libreta y leyera mis "intimidades oníricas" sacadas de mi subconsciente.
Pasaron más años y casi otra década más tarde, el año pasado para ser sinceros y precisos, decidí, retomar esta "disciplina" a raíz de que había vuelto a tener de esos maravillosos sueños, ahora con más regularidad y casi sin desearlos. Esto me hizo interesarme y entrar de lleno en esta práctica que - aunque suene increíble, absurdo y ridículo - lo llenan a uno de conocimientos enriquecedores, sabiduría, ideas, fantasía y sobre todo, lo mejor de todo: la experiencia de acceder a otros estados de consciencia.
Pero como ya escribí mucho, habré de retomar este tema pronto, para ahora sí, dar testimonio y consejos personales que me funcionaron para poder lograr estas fabulosas experiencias.
Los puntos que trataré en la continuación de este escrito serán los métodos de inducción, la preparación, teorías, análisis y hasta la relación de una dieta y ejercicios físicos y mentales para lograrlos, en fin, son muchos factores que hay que ver, ya que - estoy convencido - y tristemente he de asegurar, esto es algo que requiere - irónicamente - de esfuerzo, mucho esfuerzo y disciplina, y no todos pueden lograrlo...=S....
Como sea, nos vemos prontos
Gracias y dulces sueños lúcidos =P.
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