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Sí...lo he intentado pero simplemente es...casi más o menos medio bastante no-posible.Por más que lo intento en períodos de tiempo no vacacional, es algo muy difícil de lograr, y mis respetos para quien lo haga.
Hablo del café. Y a continuación describo el horrible viacrucis del fatal síndrome de abstinencia a tal bebida infernal:
1.- Desgano que se vuelve pereza que se vuelve desánimo constante y profundo que se vuelve fatiga crónica que se vuelve narcolepsia que se vuelve depresión aguda que se vuelve hibernación tortugezca (Es decir que hasta podría permanecer días o semanas quizás sin abrir los ojos y despegar la jeta de la almohada) que finalmente se vuelve un estado comatoso, el cuál puede describirse como una especie de episodio onírico con diferentes grados de irrealidad, en los que no se sabe si se está soñando, ensoñando, alucinando, muerto, en el limbo, en una caricatura o todas juntas.
2.- Cuando por fin logro estabilizarme y pararme de la cama, me doy cuenta de manera tardía que carezco de sensibilidad corpórea y coordinación psicomotriz, por lo que tardo en reaccionar y darme cuenta que me acabo de caer rodando de las escaleras, con algunas fracturas expuestas y posibles hemorragias internas o algún lápiz encajado en el párpado.
Cuando me levanto, voy caminando más patético que un zombie cojo hemipléjico y polio que se acaba de fumar un unos seis-siete poros de marihuana, en una sala donde la gravedad está aumentada diez veces. Caigo al piso o al lugar donde me encuentre y vuelvo a dormir.
3.- Cuando por fin el vacío en el estómago es insoportable, aún debilitado, logro ponerme en pie, el tiempo pierde significado. Miro mi reloj y marca, por ejemplo, las 11:00 AM, entonces me dirijo hacia la cocina, pero a pesar de que doy como treintamil setecientos pasos, volteo y me doy cuenta de que he avanzado escaso medio metro. Sí, es algo muy molesto, es como en esos malos sueños donde un psicópata, monstruo, demonio, fantasma, caballo siberiano en celo o todos juntos, te están persiguiendo entre carcajadas y por más que corres sientes que no avanzas y finalmente te alcanzan te rompen la ropa, te comienan a lamer lasciva y asquerosamente, y para finalizar, colocándote en posición de cañoncito o de virgen que va a ser sacrificada en una secta narcosatánica mesiánica extraterrestre del fin del mundo, y entonces la señora de la biblioteca (link) llega corriendo con menudo vuelo, salta dando tres giros mortales y cae de sentón en tu pelvis. Sí, yo sé que lo han soñado, solamente que la impresión es tan fuerte que han hecho hasta lo imposible por olvidarlo, la mente tiene sus mecanismos de defensas para evadir todo evento traumático.
Emmh, el caso es que estaba hablando de la tercer fase del síndrome de abstinencia del café.
Sí, entonces, finalmente llego a la cocina, y para variar la alacena donde está ese maldito frasco de café parece tan alta como el Everest, el cansancio y el agotamiento muscular son tan agudos que sólo de imaginar el mínimo esfuerzo para alzar el brazo y tomar el frasco me comienza a provocar un mareo nauseabundo, vienen voces de duda, ofensivas, ideas suicidas tengo problemas para respirar, me falta el aire. Veo mi imagen reflejada en los cristales de la cocina y veo como mi rostro se empieza a desfigurar, deformándose como plastilina, y como el pelo comienza a encanecer, me derrito ¡Me derrito! Comienzo a ver realmente como se comienzan a desprender partes de mi.
Literalmente me caigo en pedazos, comienzo a podrirme y a salirme gusanos de todos los orificios que se me van abriendo en la carne podrida, áspera y rígida. Grito, pero sólo salen de mi garganta patéticos gimoteos de anciano de doscientos cincuenta años. Los ojos explotan y me empiezo a vaciar en cenizas, formando una montañita de polvo grisáceo.
4.- Despierto, como después de transcurridos miles de años, eones. Sin conciencia de nada. Es aquí cuando también, después de eternos segundos, y de ver como cambian los tonos, los colores y las intensidades y reflejos luminosos de la resolana que se filtran hasta las paredes y techo de la cocina, cuando me percato del tiempo, de como se suceden los días y las noches. Me encuentro envuelto en telarañas, me las despego también con suprema lentitud y torpeza, sigo agotado. Con la garganta reseca, con un ardor tal como si hubiese ingerido grandes cantidades de turbosina en llamas, directamente de algún transbordador espacial. La cabeza duele - con perdón de la palabra - un ¡hyperfriegachingaputaperraculamadadral! - igual los músculos, los tendones, los huesos, las venas y las arterias. La única comparación posible que se me viene en mente es la de
haber sido arrollado por un desfile de carros alegóricos del titanic, elefantes, tanques, aplanadoras, demoledoras, perforadoras de pavimento, Terminators T-3000, y para acabarla
de amolar, después de eso, una lluvia de meteoros, cometas, asteroides y aerolitos, seguido por un racimo de supernovas. O algo así. Observo el reloj y marcan las 11:02 AM.
5.- Desorientación, inflamación de las extremidades, calambres, atrofia muscular, falta de sensibilidad y coordinación muscular, mareo y temblores incontrolables.
Luego, por si fuera poco comienza el sudor frío, la sensación de estarse derritiendo y evaporarse a la vez. El vértigo, el escalofrío. Cuello tenso, regurgitación de jugo gástrico, pupilas dilatadas hasta un 80%, pérdida del control del movimiento ocular, sentimientos de asfixia, variación de la temperatura corporal repentina, que van de la hipotermia a la calentura de 40 °C, fiebre, rigidez muscular, fricción involuntaria de las muelas, parálisis facial, tics nerviosos, pérdida del control de las vías urinarias con subsecuente miadero, caída drástica del cabello y de las cejas, inflamación de párpados y mejillas, y lo peor de todo, alucinaciones auditivas consistentes en música de porquería tales como pasito duranguense y reggeaton tipo chacarrón -macarrón (video). Se observa que en el reloj son las 11:03 AM.
Y bueno, en resumidas cuentas, para hacer esto más corto, después de sufrir y revolcarme en el suelo como lombriz rociada con ácido sulfúrico, me incorporo y como si fuera un "caballero del zodiaco" concentro mis fuerzas en encender la estufa, calentar agua y prepararme una taza sobrecargada de café. La bebo y entonces...desde el primer trago y los minutos subsecuentes, puede sentirse una infinita mejoría. Se siente como esa reciente omni-impotencia torna en omni-potencia por arte de magia. Rejuvenezco doscientos años, me vuelven a salir cejas y cabello, y estas están brillantes, radiantes. Los músculos se me hinchan, se hincha el pecho, se llena la sangre con la vitalidad y energía de mil soles haciendo implosión y entonces ¡Joder! vuelvo a la vida. ¡Voy por el mundo esparciendo energía, belleza, positividad, esperanza humor, amor, alegría! Y es también entonces que vengo con todo mi espíritu a compartir este tipo de pensamientos estúpidos frente al monitor y a actualizar aquí, de vez en cuando.
Y ya hasta aquí le dejo que hay otras labores pendientes que hacer, que como buen mexicano, dejé hasta última hora. Por eso estamos como estamos...
Bueno ya, el punto era y es que me doy pena, lástima, fracasé como abstemio, ya no puedo vivir sin esa porquería, que es el café.
Si alguien sabe de alguna clínica de rehabilitación que de verdad funcione (y que no sea a base de electroshocks y lobotomías) ahí me dicen. ¿Sale y vale?
Me despido y que tengan una bonita semana muy activa y llena de bellos momentos espumosos, calientitos, dulciamargos y....carajo...ya, ya voy allá abajo a prepararme uno, ggggrrrr...hasta otra.
¡Inshalá!
Ah sí, y la canción del día, claro, algo movido y pegajoso:
Ora sí, hasta pronto canijos y canijas. ¡Inshalá otra vez!
Hablo del café. Y a continuación describo el horrible viacrucis del fatal síndrome de abstinencia a tal bebida infernal:
1.- Desgano que se vuelve pereza que se vuelve desánimo constante y profundo que se vuelve fatiga crónica que se vuelve narcolepsia que se vuelve depresión aguda que se vuelve hibernación tortugezca (Es decir que hasta podría permanecer días o semanas quizás sin abrir los ojos y despegar la jeta de la almohada) que finalmente se vuelve un estado comatoso, el cuál puede describirse como una especie de episodio onírico con diferentes grados de irrealidad, en los que no se sabe si se está soñando, ensoñando, alucinando, muerto, en el limbo, en una caricatura o todas juntas.
2.- Cuando por fin logro estabilizarme y pararme de la cama, me doy cuenta de manera tardía que carezco de sensibilidad corpórea y coordinación psicomotriz, por lo que tardo en reaccionar y darme cuenta que me acabo de caer rodando de las escaleras, con algunas fracturas expuestas y posibles hemorragias internas o algún lápiz encajado en el párpado.
Cuando me levanto, voy caminando más patético que un zombie cojo hemipléjico y polio que se acaba de fumar un unos seis-siete poros de marihuana, en una sala donde la gravedad está aumentada diez veces. Caigo al piso o al lugar donde me encuentre y vuelvo a dormir.
3.- Cuando por fin el vacío en el estómago es insoportable, aún debilitado, logro ponerme en pie, el tiempo pierde significado. Miro mi reloj y marca, por ejemplo, las 11:00 AM, entonces me dirijo hacia la cocina, pero a pesar de que doy como treintamil setecientos pasos, volteo y me doy cuenta de que he avanzado escaso medio metro. Sí, es algo muy molesto, es como en esos malos sueños donde un psicópata, monstruo, demonio, fantasma, caballo siberiano en celo o todos juntos, te están persiguiendo entre carcajadas y por más que corres sientes que no avanzas y finalmente te alcanzan te rompen la ropa, te comienan a lamer lasciva y asquerosamente, y para finalizar, colocándote en posición de cañoncito o de virgen que va a ser sacrificada en una secta narcosatánica mesiánica extraterrestre del fin del mundo, y entonces la señora de la biblioteca (link) llega corriendo con menudo vuelo, salta dando tres giros mortales y cae de sentón en tu pelvis. Sí, yo sé que lo han soñado, solamente que la impresión es tan fuerte que han hecho hasta lo imposible por olvidarlo, la mente tiene sus mecanismos de defensas para evadir todo evento traumático.
Emmh, el caso es que estaba hablando de la tercer fase del síndrome de abstinencia del café.
Sí, entonces, finalmente llego a la cocina, y para variar la alacena donde está ese maldito frasco de café parece tan alta como el Everest, el cansancio y el agotamiento muscular son tan agudos que sólo de imaginar el mínimo esfuerzo para alzar el brazo y tomar el frasco me comienza a provocar un mareo nauseabundo, vienen voces de duda, ofensivas, ideas suicidas tengo problemas para respirar, me falta el aire. Veo mi imagen reflejada en los cristales de la cocina y veo como mi rostro se empieza a desfigurar, deformándose como plastilina, y como el pelo comienza a encanecer, me derrito ¡Me derrito! Comienzo a ver realmente como se comienzan a desprender partes de mi.
Literalmente me caigo en pedazos, comienzo a podrirme y a salirme gusanos de todos los orificios que se me van abriendo en la carne podrida, áspera y rígida. Grito, pero sólo salen de mi garganta patéticos gimoteos de anciano de doscientos cincuenta años. Los ojos explotan y me empiezo a vaciar en cenizas, formando una montañita de polvo grisáceo.
4.- Despierto, como después de transcurridos miles de años, eones. Sin conciencia de nada. Es aquí cuando también, después de eternos segundos, y de ver como cambian los tonos, los colores y las intensidades y reflejos luminosos de la resolana que se filtran hasta las paredes y techo de la cocina, cuando me percato del tiempo, de como se suceden los días y las noches. Me encuentro envuelto en telarañas, me las despego también con suprema lentitud y torpeza, sigo agotado. Con la garganta reseca, con un ardor tal como si hubiese ingerido grandes cantidades de turbosina en llamas, directamente de algún transbordador espacial. La cabeza duele - con perdón de la palabra - un ¡hyperfriegachingaputaperraculamadadral! - igual los músculos, los tendones, los huesos, las venas y las arterias. La única comparación posible que se me viene en mente es la de
haber sido arrollado por un desfile de carros alegóricos del titanic, elefantes, tanques, aplanadoras, demoledoras, perforadoras de pavimento, Terminators T-3000, y para acabarla
de amolar, después de eso, una lluvia de meteoros, cometas, asteroides y aerolitos, seguido por un racimo de supernovas. O algo así. Observo el reloj y marcan las 11:02 AM.
5.- Desorientación, inflamación de las extremidades, calambres, atrofia muscular, falta de sensibilidad y coordinación muscular, mareo y temblores incontrolables.
Luego, por si fuera poco comienza el sudor frío, la sensación de estarse derritiendo y evaporarse a la vez. El vértigo, el escalofrío. Cuello tenso, regurgitación de jugo gástrico, pupilas dilatadas hasta un 80%, pérdida del control del movimiento ocular, sentimientos de asfixia, variación de la temperatura corporal repentina, que van de la hipotermia a la calentura de 40 °C, fiebre, rigidez muscular, fricción involuntaria de las muelas, parálisis facial, tics nerviosos, pérdida del control de las vías urinarias con subsecuente miadero, caída drástica del cabello y de las cejas, inflamación de párpados y mejillas, y lo peor de todo, alucinaciones auditivas consistentes en música de porquería tales como pasito duranguense y reggeaton tipo chacarrón -macarrón (video). Se observa que en el reloj son las 11:03 AM.
Y bueno, en resumidas cuentas, para hacer esto más corto, después de sufrir y revolcarme en el suelo como lombriz rociada con ácido sulfúrico, me incorporo y como si fuera un "caballero del zodiaco" concentro mis fuerzas en encender la estufa, calentar agua y prepararme una taza sobrecargada de café. La bebo y entonces...desde el primer trago y los minutos subsecuentes, puede sentirse una infinita mejoría. Se siente como esa reciente omni-impotencia torna en omni-potencia por arte de magia. Rejuvenezco doscientos años, me vuelven a salir cejas y cabello, y estas están brillantes, radiantes. Los músculos se me hinchan, se hincha el pecho, se llena la sangre con la vitalidad y energía de mil soles haciendo implosión y entonces ¡Joder! vuelvo a la vida. ¡Voy por el mundo esparciendo energía, belleza, positividad, esperanza humor, amor, alegría! Y es también entonces que vengo con todo mi espíritu a compartir este tipo de pensamientos estúpidos frente al monitor y a actualizar aquí, de vez en cuando.
Y ya hasta aquí le dejo que hay otras labores pendientes que hacer, que como buen mexicano, dejé hasta última hora. Por eso estamos como estamos...
Bueno ya, el punto era y es que me doy pena, lástima, fracasé como abstemio, ya no puedo vivir sin esa porquería, que es el café.
Si alguien sabe de alguna clínica de rehabilitación que de verdad funcione (y que no sea a base de electroshocks y lobotomías) ahí me dicen. ¿Sale y vale?
Me despido y que tengan una bonita semana muy activa y llena de bellos momentos espumosos, calientitos, dulciamargos y....carajo...ya, ya voy allá abajo a prepararme uno, ggggrrrr...hasta otra.
¡Inshalá!
Ah sí, y la canción del día, claro, algo movido y pegajoso:
Do It Anyway You Wanna (Ben Liebrand Mix) - People's Choice
Ora sí, hasta pronto canijos y canijas. ¡Inshalá otra vez!
n_n
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Interesante tu caída de vicio, pero no haz intentado con algún descafeinado?, asi podrias crear un efecto placebo y más que listo, algún día podrás superar tu adicción, pero mientras la próxima reunión iremos al café Mante a tomarnos nuestro querido Café capuchino y una pieza de pan en honor a ti.
ResponderEliminarHola Pedros. Si lo he intentado pero no es lo mismo. Es como aquello de la cerveza sin alcohol o la comida sin grasa, haha.
ResponderEliminarPero sí, tengo alguna experiencia relacionada con el efecto placebo, a la inversa, he. Luego le cuento. Pero este día sí me la pasé sin café y...dormí todo el día! haha.
Bueno, disfruten su cafecito ahí en el Mante, y ojalá que no hayan fuegos cruzados ni nada por el estilo.
Ese café Mante está chido, es algo así como que un "símbolo", todo un ícono de Cadereyta...y los "pays" están bien ricos. Suertudos...
Hasta luego canijo
Muchos saludos!