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De El Lenguaje de los pájaros de Farid ud-Din Attar
(Capítulo III: Los pájaros emprenden el camino)
(Capítulo III: Los pájaros emprenden el camino)
Cuando a un nay* le llegó su hora,
alguien le preguntó: "Tú que estás en el centro del secreto,
¿en el momento de partir, cómo te sientes?
él dijo: "Nada se puede decir de mi estado".
Recorrí como un viento la vida entera
y al final, y no hay más, hacia la tierra parto".
Para la muerte, excepto en la muerte, no hay remedio.
Sin remedio ha de caer la hoja.
Nosotros para morir hemos nacido.
La vida parte y aquí dejamos el corazón.
El que tenía el mundo postrado ante su anillo
se ha convertido ahora en un color más de la tierra.
El que con una flecha la Rueda del universo alcanza
en nada se transforma, si no es en tierra del cementerio.
Todos están dormidos bajo la tierra.
Si no dormidos, están extraviados.
Mira que difícil es el camino de la muerte:
en éste camino, la tumba es la etapa primera.
Si de la amargura de la muerte tienes noticia,
se agita y da vueltas tu dulce vida.
alguien le preguntó: "Tú que estás en el centro del secreto,
¿en el momento de partir, cómo te sientes?
él dijo: "Nada se puede decir de mi estado".
Recorrí como un viento la vida entera
y al final, y no hay más, hacia la tierra parto".
Para la muerte, excepto en la muerte, no hay remedio.
Sin remedio ha de caer la hoja.
Nosotros para morir hemos nacido.
La vida parte y aquí dejamos el corazón.
El que tenía el mundo postrado ante su anillo
se ha convertido ahora en un color más de la tierra.
El que con una flecha la Rueda del universo alcanza
en nada se transforma, si no es en tierra del cementerio.
Todos están dormidos bajo la tierra.
Si no dormidos, están extraviados.
Mira que difícil es el camino de la muerte:
en éste camino, la tumba es la etapa primera.
Si de la amargura de la muerte tienes noticia,
se agita y da vueltas tu dulce vida.
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* Músico que toca el ney o flauta de los sufíes
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