domingo, 1 de enero de 2017

Reporte de viaje con hongos psilocibes (4)

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Y después de éste año de intensidades emocionales cabronas, comienzo el año nuevo con un post que relata las experiencias de estados acrecentados de consciencia con hongos mágicos, psilocibina pues.

Esto transcurrió hace ya 2 años, pero hasta ahora que me animo a compartirlo, pues, después de todo, son experiencias personales que no podrían resultar enriquecedoras para alguien de sentido de existencia lineal promedio. Pero, vamos, nada se pierde con contarlo.

Antes de comenzar de lleno, hago notar que, de todas las plantas de poder que he llegado a probar, los hongos psilocibes, son los que me resultan más amigables, y de cierto efecto nootrópico y antidepresivo, sobre todo al principio, cuando notas los primeros "síntomas" de que ya está despegando la nave sináptica.

¿Por qué? Pues, antes de que suceda todo el desfile de alucinaciones y abra el parque de diversiones de las emociones y pensamientos, hay una antesala de la concentración, en el que podía prestar completa atención a todo lo que sucedía a mi alrededor. Considero que esto podría ser de utilidad para quienes estén experimentando con nootrópicos, más que con enteógenos. Creo que la psilocibina, en bajas dosis, podría funcionar como potenciador de las habilidades congnitivas, aunque no lo sé, tendría que informarme más, consultar fuentes bibliográfica y personales de otros usuarios, pues de "viajes con hongos" casi no he platicado con nadie, ni he leído en foros, ni náh.

Como sea - tratando de resumir el evento lo más que pueda - así sucedió la cosa:

Me encontraba en Acayucán Veracruz, visitando a mi padre y la familia paterna, pues tenía ya bastante tiempo sin visitarlos. Mi intención era sólamente convivir y descansar un par de semanas, pues me encontraba algo exhausto por los últimos viajes que había realizado por el sur del país a base de largas caminatas, autostops y acampadas. Estaba un poco desnutrido, tostado por el sol, deshidratado, pero muy fortalecido muscularmente.

Así que parte de la intención de ese descanso era también, aventurarme por tierras inhóspitas en busca de seres sobrenaturales, animales exóticos, minerales chidos y lo que fuese saliendo.

Siempre consideré que Acayucan es uno de los lugares más jodidos en cuanto a cultura y entretenimiento, no sólo a nivel del estado de Veracruz, sino de todo el país. La aburrición puede llegar a consumirte ahí, y es entonces que entiendes el porqué hayan tantos borrachos, criminales, y mecedores de hamacas profesionales. Pero, un día, un primo me comentó que había un lugar donde habían búfalos, una manada entera. Y ¡wow! La noticia me  sorprendió, me intrigó, y sin más, le expresé mi deseo de ir a verlos lo más inmediatamente posible. Sin más tiempo que perder, partimos hacia el valle de los búfalos, al día siguiente durante las primeras horas de la mañana.

El viaje duró apróximadamente una hora y media: 15 minutos para trasladarse a la central de autobúses, 5 minutos para abordar el camión, 30 minutos de recorrido hasta la parada de aproximáción al lugar, 30 minutos de traslado a piem de la parada del camión hacia la entrada al valle, y 10 minutos para  internarse en el valle.

En donde sí, luego de pasar por extensos montes de hierba, ahí estaban los cabrones, 50 de ellos intentando intimidarnos. Pero, por alguna extraña razón, se nos ocurrió que podíamos repeler sus fuerzas de intimidación con un contra-ataque de "seguridad", caminando tranquilamente, viendolos a los ojos y entonando canciones como "cielito lindo" a todo pulmón. No me los explico cómo, pero, funcionó. Los animalotes no nos hicieron nada, aunque hubo momentos en que amenazaron éstas bestias con embestirnos. Fue cuando se me ocurrió la idea de utilizar artillería pesada: funk. Puse a todo volumén funk en el celular y los enormes m peludos se dieron a la fuga. Si ya se saben esa, quizá en próximas ocasiones se precisará de heavy metal.

(Ahí están los muy hdp, haciendóse los muy machitos, pero ponles funk y huyen como gallinas, incluso dejando atrás a sus hembras y crías)

Como sea, para acortar la historia, luego de visitar otras áreas del monte y del bosque, contemplé en la distancia unas pequeñas montañitas marrones de las cuales se desprendían unas conocidas figuritas que había olvidado en mucho tiempo: Hongos psilocibes.

Sin vacilar, los saludé desprendiéndoles de éstas montañitas - efumenismo para bóñigas de búfalo -, y trás unos pocos minutos, comprobé que se trataban de Hongos "maestros", pues sus tallos se tornaban azul marino.

Recolecté pues, 14 de estos maguitos fungi y, trás pasar la tarde en aquél lugar, nos dirigimos de vuelta a casa. 

Mi intención era consumirlos en alguna ocasión especial, algunas semanas o hasta meses después, en algún lugar en el que me sintiera en completa comodidad, sin ninguna clase de disturbio emocional. Pero al caer la noche, el impuslo dijo "Hombre, ¿por qué no? Ya lo has hecho antes, y la experiencia no te dio malos viajes, ni te llevaron al borde de la locura. Anda, además, tu padre está cerca, es doctor, si te da un mal viaje y te descubre, no pasará de que te llame la atención, luego te tranquilizará o podrá proporcionarte algún ansiolótico, además, estás rodeado de personas en las que confías completamente, buenas personas todas ellas, en un lugar en el que también tienes buenos recuerdos, con buenas vibras, anda, no seas marica". Así que, confiado por el alegre consejo de la casi-siempre-sabia mente subconsciente, me dirigí al dormitorio, desenvolví de la servilleta donde los tenía guardados, y los engullí sin más ahí mismo, sólo 7, tallo, sombrero y todo.
(Aunque en la foto aparece el tallo enegrecido por efecto de la reacción de la psicolcibina al contacto con el oxígeno, en realidad estaba azulado)

Después, me fui al comedor, en donde mi padre, tíos y primos se encontraban ya cenando, acompañándolos con los alimentos. Platicamos, reímos y, luego de casi una hora, comencé a sentir los primeros estadios de euforia. Me sentía feliz, tremendamente feliz por dentro. Podía sentir la felicidad siendo bombeada por mi corazón en forma de "millones de burbujitas" de magia por todo el torrente sanguíneo.

Creo que no paraba de sonreír. Me percaté de la vital importancia del sentido de pertenencia a la familia, a las raíces. De mantener las tradiciones vivas. Sobre todo esa: la reunión familiar a la hora de la comida. Sonreía. Veía los rostros de mi familia paterna: sentía empatía a la vez que me sentía identificado con sus rasgos faciales, corporales y de actitud, con sus risas. Tenía paz. Paz que había estado buscando desesperadamente durante los meses pasados. Paz que también había ensuciado y hecha jirones por experimentación con entéogenos mientras pasaba por horribles crisis emocionales donde la ansiedad acompasaba las melodías infernales de la locura.

Pero ahora tenía paz. Nada que hubiera sucedido antes me perturbaba y nada de lo que pudiera suceder después lo haría.

Y así disfruté, escuchando con una sonrisa auténtica, con un bienestar auténticos. Sentía mis latidos e imaginaba algo así como que mi corazón en ese momento era una flor parecida a un loto recién abierto que emitía ondas luminosas de escencia aromática que olía a tamales de elote con coca-cola (parte de la cena).

Mientra seguía la conversación, me levanté de la mesa, ofreciéndome a lavar los trastes, que, como de costumbre, mi tía se negó argumentando de que ella lo haría, pero le convencí de que desistiera, de que aunque sonara extraño "tenía muchas ganas de lavarlos".

Mientras enjabonaba los trastes y pasaba el agua, veía todos los brillos de colores que se formaban en las burbujas, todos y cada uno. Me parecían racimos de burbujas que se volvían uvas/vids de celebración que se volvían mundos que se volvían universos contenidos en las esferitas, y el contacto del agua con mis manos se sentía muy bien. Fresco, revitalizadores. Así mismo, el agua parecía "cantar" al abrir el grifo. No un canto melódico o una ópera, sino como "el canto natural del agua, brotando contenta del grifo". Eran como "joiks" como "mantras de cascadas". Y me mojaba las manos con mantras líquidos frescos, revitalizadores.

No fue sino hasta que mis familiares comenzaron a platicar sobre los vecinos que habían muerto recientemente y de forma innesperada debido al cáncer o infartos masivos.

La conversación tomó un tono sombrió, las risa cesaron y se ponían más serios, pero para mí en ese momento de comienzo de efervescencia psilocibínica, me parecía la cosa más graciosa del mundo que se hablara sobre ese tema de la muerte. ya no le temía, y me parecía como parte de una obra de teatro en donde la tragedia se tornaba en una irreverente comedia. Nada me parecía más gracioso que la idea de la mortalidad, y de que todos nos fuesemos a morir, innevitablemente.Pero sobre todo, lo que más cosquillenta gracia me hacía, era pensar en que considerásemos la muerte como algo triste, serio, de temer, algo acojonante.

Batallé para contener la risa. Percibía como habían temblores sacudiendo todo mi cuerpo por intentar aguantarme las risas, y de inmediato vino a mi mente la analogía de las placas tectónicas chocando unas con otras durante un terremoto. Un terremoto me estaba sucediendo por intentar no descubrirme riendo por algo tan "serio". Imaginé que los terremotos eran como la causa de que nuestro planeta se estuviese riendo. Lo más irrisorio era del terror que resultaba para los habitantes de nuestro la risa, el placer, de la Tierra. Concatené también las estrofas de la canción "Azul da cor do mar" de Tim Maia: "na vida a gente tem que entender/que um nasce pra sofrer/enquanto o outro ri": "En la vida la gente tiene que entender/que uno nace para sufrir/ mientras otro para reír". Concatené además esas estrofas con las estrofas de mi vida. También había estado riendo y sufriendo constantemente, en un encadenamiento de sabores emocionales dulces y amargos.

No podía más, pensaba que en cualquier momento iba a estallar en carcajadas, por lo que terminé de lavar los últimos vasos y me dirigí a la recámara a toda prisa, no sin antes agradecer por los sagrados alimentos de la noche".

Una vez en la recámara, no sucedió la explosión de risa, pero si mantenía la sonrisa que al parecer se me había petrificado en el rostro. Ahí me dirigí hacia el montículo enrollado de honguitos sobrantes y dije "¿Por qué no?" comiéndo los restantes de un bocado.
(Detalle de los hongitos restantes ya secos, a unas cuantas horas de haber sido cortados)

Me dirigí entonces al patio delantero en donde se encontraba la hamaca. Y mientras contemplaba el techo, las esquinas, los deliciosos claroscuros, la radiación de la luz proveniente de los focos, que me parecía más viva que nunca, como un organismo. Un organismo de luz que contenía muchos otros que parecían los bichitos y bacterias vistas a través del microscopio. Un caldo primordial de luz con organismos eternos que llenan el éter en el espectro luminoso dorado.

Pensé que sería buena idea notar todas esas reflexiones espontáneas que iban brotando, así que, a toda prisa, casi histéricamente me dirigí nuevamente a la recámara para coger libreta, pluma y celular. Las tomé y volví a subirme a la nave de la inspiración que se había vuelto esa hamaca. La hamaca era ahora una especie de nave-espacial-capullo de luces de arcoiris cristalizadas en forma de redes de tela.

Me acosté, sintonicé youtube y puse algo de música. Inmediatamente surgieron palabras y con las palabras olas de luces. Sentía mi cerebro como nuevo, fresco, sin porquerías, reluciente, lavado. A la vez que antiguo, antiguísimo, como una especie de monolito milenario, de eones que era también "siempre-nuevo".

Observé que entró en escena una salamanquesa. Desde la parte de la oscuridad hizo su entrada a la parte luminosa, cerca del foco del techo. Sabía que el gecko hacía eso a menudo para buscar sus meriendas: pollillas y mosquitas que regularmente posaban y volaban como hipnotizadas cerca de la fuente de luz. Y entendía el por qué les causaba tal fasinación a los insectos voladores la luz de las lámparas y fueguitos. De alguna forma sabía que estaba contemplando la luz del mismo modo que lo hacían ellos por sus ojos compuestos: Esos mismos organismos de la luz, pasaban a través de las ondas como si fueran notaciones musicales en una pantalla reticular móvil que mostraba un "pentagrama" por donde desfilaban éstas notas-bichos dorados.

Pero me enfoqué en la lagartija nocturna, que también se veía hermosa. Su piel lisa, parecía hecha de un rollo de escrituras sagradas, también antiguísima, y me vino la idea de que era un "fragmento de ese rollo de escritura", vi mi piel, vi las plantas, y comprendí que todos los seres vivos, somos eso, partes del rollo donde está escrita la historia, la existencia. Sobreí a la vez que apuntaba en mi cuaderno tal idea.

Volví mi vista la salamanquesa: sus ojos me resultaban doblemente hipnóticos, eran llamaradas cristalizadas, captivas y cautivas en las canicas oculares del reptil. Me percaté de que el animal no tenía párpados y de que iba aumentando de tamaño a la vez que parecía comenzar a emitir "ondas" circulares que se expandían y desaparecían a los pocos metros. Pensé que se trataba de telepatía, de su modo de comunicación. Aunque también recordé que emitían sonidos los cuales consideraba que eran como "morse", y eran un sencillo sistema de lenguaje de sonidos que podría decodificar en unos pocos minutos si así el gecko me lo permitía.
Pero enseguida me puse a escribir pseudo-versos, inspirados por la sinergía de lo que sentía, veía y escuchaba a través de la música proveniente del teléfono movil, fue esto:

Buscamos la noche
La salamanquesa de ojos turquesa me mira
Encontramos la noche
Aquí tendido en éste arcoiris-hamaca
La salamanquesa se ríe
También yo, creo

Encontramos la noche
En los hongos con psilocibina
esos que le hacían creerse curandera divina
a Maria Sabina

Las luces de los focos brillan tanto
Las conversaciones de los adultos son tan estúpidas
Pero aun así es tan gracioso todo lo que dicen
Aun eso de los velorios
y de la gnte agua-fiestas que les ha estado dando
por morise
Yo muero de risa

Mientras Ray Manzarek sigue en su éxtasis
en su órgano maravilla
en ese solo de Light my Fire

Tiemblo, estoy caliente, pero tirito de frío
Lo sé, lo sé, no tiene sentido
nada-nada de-lo-que digo

(Comenzaba a sentir escalofríos, debido tal vez al frescor de la noche y de los cambios de temperatura corporal que suceden tras la ingesta. Sabía que había aumentado mi temperatura, y aún así tenía frío. Proseguí) :

Oay, y de pronto, de improvisto, de entre las nubes desciende
de un soplido "The sound of silence" de Simon y Grafunkel

Y los loros duermen
pero no pueden quitarse nunca
la sonrisa de sus picos

(veía el pico de la lora de mi tía paterna, sobresalir de la jaula cubierta por una sábana para evitar que la moleste las luces por la noche y en teoría duerma más tranquila)

Los adultos siguen hablando
sus temas de sobremesa
Son tan idiotas
Mas idiotas que yo
lo cual es una aseveración tan irreal
como fantástica e inverosímil
porque Yo soy el rey de los idiotas

Piensa en el tiempo, mi amigo
Piensa en el amor, mi amiga
Piensa en Dios, mi amor
Piensa en mi, Dios

Estoy aqui por ti
no por mi mismo

Nada soy por mi mismo
Soy nada sin mi mujer
que me ha tumbado al abismo

El cielo sólo es espacio vacio
contigo, la sala donde danzamos
los valses de jazz de amor más íntimos

Sin ti
no tiene fin el suplicio
Contigo no tiene fin la alegria
de estar vivo
Por ti es que estoy vivo
por ti es este delirio

Mientras me miro a los ojos
en la salamanquesa de techo
y en las nubes que se desposan
con la mas honda ternura
de los amantes primerizos

Y nos miro en las estrellas
y en el infinito

(Al pensar-decir-escribir infinito, mi sonrisa se había disuelto, y comenzó la parte algo seria del viaje):

¡Aaaghj, carajo, aquí vamos otra vez

Parada, vuelo de conexión
aqui en el centro de infinito

El infinito, amigos, no es mas que el centro
de nosotros mismos

Ardo en fiebre, y tiemblo
como un pollito solitario

Intermedio - interludio

En verdad, los adultos sólo hablan
de tonterias, de estiercol, de vómito
cosas de cosas con huecos

Me sigo meciendo en la hamaca
Pero ya no rio - estoy serio

Introspección

Introspección es un capitulo interesante
El más importante
y esta en todas partes
del libro mas sagrado de todos
conocido habitualmente como

"El libo de la vida"

El libro de tu vida.

Oh, amor mio, ¿en dónde estas ahora 2 de octubre del 2015
que en realidad es el dia trescientos treinta y tres mil trillones
trescientos treinta y tres mil treinta y tres
en la cuenta omniversal?

En verdad esos hongos son fuertes
consagralos bien antes de cortarlos
y antes y despué de ingerirlos

(Yo no lo he necesitado
Pues me los he ganado
al enfrentarme a 54 búfalos
y a las arañas de seda de oro
y a la serpiente de la bifurcación
de los caminos
a la mitad del camino)

Gánate el derecho de inspirarte
de tenerlos dentro
Hablándote
de todo aquello que ya sabemos
pero que evitamos escuchar
por no escucharse bello

Bello...

La realidad es bella
Solo precisas de buen amor
de bune humor
de buena poesía
y de buen sexo
para apreciarla
asi como yo la aprecio

Los perros son estúpidos
casi tanto pero no tanto
como los adultos
Hasta un niño de cinco años
sabe eso

Tanta gente buena que he conocido
todas, almas tan buenas
todos rostros tan buenos

- "Y vio Dios que la luz era buena" -

- "Y vio Dios que el mundo era bueno" -

- "y vio Dios que su creación era buena" -

Dios me deja andar por sus campos
por sus huertos llenos de flores
Dios es a veces tan obsceno
hace ocho milisegundos dijo:

"Haz lo que quieras con lo que sale
de tus gónadas"

Dijo mientras se hurgaba la nariz
con el dedo

Dios es a veces tan payaso
por eso a veces me cae tan bien el viejo

Los adultos son tan molestos
Hablan todo el tiempo
Se niegan y niegan
mucho de lo bueno
todo el tiempo
Se empeñan en el triunfo de la pusilanimidad

Pero Ustedes
Piensen en el tiempo, mis amigos
y piensen en el amor
Y hagan el amor lo más que puedan
con la mirada, con la palabra
con el cuerpo, con el alma
con el corazón, con el pensamiento

Se le acaba la tinta a mi voz
se le acaba el eco a mi pluma
Pero en los míos ojos sigo viendo
Amor, ¿Por que nos hacemos esto?

En serio, no les hagan caso a los adultos
Ellos no saben de amor
Ellos solo saben mendigar
y hacerse viejos

El delirio fue interrumpido abruptamente por la llamada telefónica de mi hermana, a quién le contesté con una rapidez verbal propio de un lunático, relatándole lo maravilloso que me estaba resultando la experiencia con los hongos. Y, ésta vez no le pareció muy impropio o desmotivante lo que hacía, al contrario, se encontraba feliz de que yo le contara lo feliz que me encontraba, a la vez que reía de todo lo que estaba percibiendo. También le dije que podía poner atención perfectamente a todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor, le comentaba exactamente todo lo que habían estado platicando nuestros familiares, a la vez que escuchaba perfectamente todo lo que relataban los comentaristas deportivos de los dos canales diferentes del partido de football que se estaba llevando a cabo tanto en la televisión encendida en el piso de arriba, como en el tercer piso de la casa del vecino, todo a su vez de que estaba consciente de los demás sonidos así como las fuentes de estos sonidos, las canciones que escuchaba y sobre todo, que estaba también escribiendo algo completamente distinto en la libreta y poniendo perfecta atención a nuestra conversación telefónica que hasta entonces era más bien un reporte fluido ininterrumpido mío, así que la deje hablar, a lo cual me preguntaba dónde había conseguido los hongos.

Le conté la historia del valle de los búfalos, y que efectivamente eran hongos psilocibes. Le comenté entonces que podrían tener efecto terapéutico como antidepresivos naturales y ansiolítcios, así como nootrópicos, pues me encontraba contento y atento, feliz e inspirado.

Después, como noté que los ruidos aumentaban, y de que yo estaba elevando la voz, hablando aceleradamente, no quisé que mi familia sospechara algo y me dirigí al patio trasero, atravesando un estrecho pasillo terroso que en ese momento me pareció la "ruta de la seda", un desierto rojizo, como un lugar marroquí. Llevando conmigo libreta, pluma, mientras seguía relatándole a mi hermana todo lo que veía maravillado.

Me puse en cuclillas y veía la interminable fila de hormigas que iban cargando hojitas y maderitos. Las vi como personitas diminutas. Y esto acrecentó la escena mental de que eran mercaderes que estaban atravesando el desierto para llegar a sus países, sonrientes, con toda la fabulosa mercancía que habían obtenido en su odisea por el mundo oriental.

Me percaté
Oa, estoy aqui atrás
en este estrecho patio
Se que todo es de un azuloscuro
Pero todo ahora resplandece
de un calido rosa-amniótico
Estoy en el útero
¡Estoy en el útero de Mamá-Dios!
¡Yeah!

Este grillo es un romántico
Es todo un poeta
todo un musico inigualable
El alma de la Bohemia
Le invitaría una cerveza
se la derramaría toda entera
pero ahora no tengo

Todas mis neuronas
estan tomadas de sus rayos-manos
como si fuesen todos los seres
de todas las naciones
bailando y cantando alrededor del mundo
himnos sobre el amor y la libertad

Las hojas de esta libreta
resplandecen con luz zafira
y las letras que escribo
con sensuala agasajada luz rubí

Seguía apuntando todo esto mientras me comunicaba con mi hermana en perfecta sincronía, relatando todo lo que iba viendo y escribiendo. Pero luego cambiamos el tema, y ella me iba platicando otras cosas, relativas con sus clases en la universidad, su perro, Monterrey, Tampico, etcétera. Le prestaba total atención mientras mi mano iba escribiendo casi sin ver automáticamente todo lo que veía de mi lado del monitor del celular al oído:

Hijas mías, que laten en mis sienes
no se enamoren ni se entreguen
a un cretino que no tenga entrelazados
cerebro corazon y huevos
con el cordón de oro de la consciencia
A un imbécil que sólo se sienta poderoso
con dinero
No...

Enteguense hijos, hijas, siempre
a aquellos seres que siempre
les hagan reir

Porque la risa
es la escencia misma
desprendida del amor

Hijos, les contare una bella paradoja
que me hubiese gustado
que me hubiesen contado mis abuelos:

"El universo es tu padre
El universo es tu madre
Y a la vez
El universo es tu hijo

Y lo mas bello, lo mas dulce
lo mas suave, lo mas groovy
es que

engendras a Dios cada segundo...

¡Oy!"

Ay, te extraño en la playa

Realmente os lo digo, bichos
Si no han cogido en la playa
no han vivido

El mar es la paz
El mar es la "La"
El mar es el comienzo
y fin
de todo esto
que no tiene comienzo
ni fin

Te amo, de verdad, en verdad
Amor, amor siempre mío
"Mio" ¡jahaha!

Aqui te va un chiste
un chiste que tiene mucho
de verdad y de sentido:

"Lo mío es mío
en donde quiera
que esté"

Aqui, afuera, en la tierra
de La tierra - planeta mío, mi hogar -,
Sin más querellas lunaticas
Sin más que amor ilimitado
en mis venas

(En este momento, me encontraba ya acostado boca arriba, contemplando el cielo, sabiendo que todo lo existente, lo visible y lo invisible se encontraba al alcance de mi mano)
Sin saber ni importarme
si aquellas luminarias
son estrellas o luciérnagas
sin saber ni importarme
la diferencia entre lejos y cerca

Sin saber ni importarme
si en verdad existo
o si solamente me sueñas
o si somos un sueño
que nos sueña

Te amo

Con todo lo que implica
saber que el amor
es para siempre
Que todo lo contiene
y que esta mas alla de
todo entendimiento
de toda pensamiento
de toda locura

Ay, con que ternura
te deshojas en lágrimas
de sentimiento
Dulzura...

Mira
Tengo alrededor de mi cabeza
una corona de grillos
y tengo en mi dedo anular
un anillo hecho de los latidos
dorados del mío corazon

(Aquí, le pedí a mi hermana que colgara, porque sentía que ya estaba aterrizando, que ya se iba a acabar el viaje, y lo achacaba a que era debido a que había estado "gastando" mi tiempo de exploración psiconáutica en la conversación telefónica. Creí que ya se iba a acabar en pocos minutos los efectos del plasma de hongo, y se lo hice saber con un poco de desilusión. Tras colgar, me encontraba entrando en una "zona del silencio". Se iban aplacando los sentimientos de euforia y las vibraciones de colores, más no así los pseudo versos automáticos:

Resplandezco con auras de santidad
Y erguido está el santuario de las Dakinis
y ninfas lascivas de mi farofalo
Su símbolo es un Asta-bandera
cuya bandera ondea con la insignia
de la Libertad y el Amor:
Un primer plano
de una penetracion
chorreando
a todos nosotros
sus hijos
de La Suprema Creación

La noche...
Buscamos la noche
Encontramos la noche
La noche esta en mí

Estoy vivo...

Estoy en paz con mis vivos
Estoy en paz con mis muertos
Estoy en paz con los gusanos
que habran de gustosos comernos

Mis huesos se adhiern a mi carne
Mi carne se adhiere a la tierra
que no es mas que la carne misma
de todos nuestros ancestros

La tierra es infinita
Te amo
Y este Te amo es infinito

Infinito...

Hasta luego, infinito
Ya aterrizo
Hasta luego, psilocibina
Desciendo a la realidad en que habito
La realidad de los adultos estúpidos

Espero vernos pronto, honguitos

Hasta luego...

Luego, en medio de la penumbra nocturna de las 11 de la noche, permanecí en silencio, observando mi mano, los dedos sosteniéndo la pluma que escribía sobre la hoja de papel de una libreta completamente corriente. La magia se había apagado, los vórtex se habían cerrado, llevándose el carnaval de pseudo-poesía alucinatoria psilocibínica con ellos.

Pero...
つづく
Continuará...

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