lunes, 28 de noviembre de 2016

El cazador y los pájaros

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Cuento de Camboya

Había un cazador que había capturado un mirlo, un pavoreal y una garza. Les enseñó trucos circenses. Al mirlo le enseñó a hablar como los hombres, mientras que al pavoreal y a la garza a danzar. Una vez que el cazador los hubiese amaestrado bien, los llevó a realizar sus números delante del rey en su palacio, a cambio de los obsequios y el dinero que el rey quisiera. El rey preguntó:

- ¿Qué sabe hacer los pájaros?

- El mirlo puede hablar como los seres humanos - dijo el cazador, dejando que el pájaro pronunciara unas palabras. Y así lo hizo, mostrando sus conocimientos del lenguaje humano. Y entonces le pidió al pavoreal que bailara para el rey.

El pavoreal bailó las coreografías justo como se le había enseñado, y el rey estaba deleitado de ver a las dos aves, y le dijo a sus hombres que los pusieran en jaulas para ser cuidados por los sirvientes.

A continuación, el cazador sacó a la garza de la jaula y la hizo ejecutar su acto para el rey, pero ésta era un ave astuta y sabía discernir entre los malas y las buenas oportunidades. Pensó que el mirlo y el pavoreal que habían mostrado sus enseñanzas al rey, que estaba fascinado con sus números, habían sido enjaulados para estar siendo cuidados por los sirvientes.

- Si muestro mis habilidades al rey, también me pondrá en cautiverio, como lo hizo con los otros dos pájaros - pensó - estaré siempre en la jaula, no tendré libertad ni felicidad. Así que no es buena idea mostrar mi acto dancístico. Fingiré ser ignorante.

La garza pues, no se movió para nada con gracia. Tan sólo salió de la jaula, dio unos cuantos pasos, lenta y torpemente, volteó hacia los lados e hizo sus ruidos característicos "¡Krack, krack!"

El cazador intentó hacerla bailar, pero la garza no hizo nada. Sólo se limitaba a seguir con sus sonidos "¡Krack, krack!.

Al ver que la garza no seguía ninguna de las instrucciones, el rey le dijo al cazador que la dejara ir.

El cazador hizo lo que el rey le había dicho y liberó a la garza. Y una vez que el ave no estaba más a la vista del cazador, voló hasta donde estaban el pavoreal y el mirlo, diciéndoles:

- Por mostrarse inteligentes y orgullosos y haciendo que la gente se asombrara, ustedes dos, pavoreal y mirlo, están ahora enjaulados. Quizá para ustedes sea motivo de júbilo estar dentro de la jaula, pero para mí es todo lo contrario, así que por eso, no mostré mis conocimientos. Simulé ser una inútil, y sí, aunque la gente me odió por eso, también fue la razón por la que me liberaron. Así que ahora iré a ver a mi familia, que no he visto desde que fui capturada. Ustedes, pavoreal y mirlo, mostraron sus habilidades, que no lograron otra cosa que encadenarlas del cuello. No admiro para nada esos trucos que los aprisionan. Pobres pájaros, no sabían lo que era bueno o no al mostrar sus trucos, así que quizá vivan en la jaula sin poder ir a ningún lado.

Terminando de decir esto, la garva voló hasta su hogar.

Ésta historia nos cuenta que, las personas que no saben como usar sus conocimientos y habilidades en buenas o malas condiciones, sólo consiguen ponerse una soga en el cuello.
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