lunes, 5 de septiembre de 2011

Como lograr el sueño lúcido. Segunda parte: Posibles campos fértiles para el onirismo lúcido.

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Escribí en la entrada anterior, una breve rememoración general de lo que había sido mi primer - y accidental - primer sueño lúcido, siendo apenas un niño, pero con el tiempo y debido a diversos factores como son la diversión y el esparcimiento sanos, me hicieron tomar la experiencia como algo simplemente fuera de lo usual. Ya que consideraba de manera forzosa que el sentido de la vida era irse a jugar con los amigos, que en aquella dorada infancia, adquirían un aspecto sagrado, siendo así más que amigos, más que hermanos. La infancia, y parte de la pubertad y adolescencia, fueron épocas, que en lo que cabe, fueron bonitas.

Imágen meramente ilustrativa, no tiene nada que ver con el escrito, salvo lo onírico de la misma =P.

Como decía, pasó el tiempo y casi una década después, a los 16 años, con motivos de extraer ideas de mis sueños para después plasmarlas en papel por medio del dibujo, decidí tomar nota de mis sueños, inmediatamente después de despertar. Así lo hice por dos semanas, hasta que - por temor de que algún o alguna metiche husmeara en mi cuaderno de dibujo/notas de sueños - decidí detenerme, pues no quería ninguna ridiculización por parte de los miembros de mi familia. Arranqué las hojas y las tiré. Haciendo a un lado por completo el estudio del sueño, y a partir de ese momento, éstos no significarían otra cosa más que "esas tonterías incoherentes que suceden en nuestro proyector cerebral, mientras dormimos, sin ningún significado y punto".

No fue sino hasta el año pasado en que volví, también de manera accidental, a tener este tipo de sueños, o bueno, a decir verdad, mis experiencias oníricas fueron incrementándose y diversificándose, teniendo así, "muy recurrentes parálisis del sueño", "sueños húmedos bizarros" "experiencias extra-corpóreas", "pesadillas", "sueños completamente abstractos", alucinaciones y - sin temor a equivocarme - enlaces telepáticos (Sí, se que escucha muy pero muy mamón esto último, pero lo juro por mi vida) otras cosas por el estilo.

Tales experiencias me incentivaron a reflexionar detenidamente. Me puse entonces a analizar y a documentarlo todo: el entorno, la simbología de los sueños, las vivencias que había tenido durante el transcurso del día, la situación actual del país, mis relaciones de amistad, afectivas y con el medio, mis opiniones, el origen de mis opiniones, las películas, noticias, tipo de música que había estado escuchando en el día, los libros que me encontraba leyendo, en fin, toda la información recibida durante las horas de vigilia, mis divagaciones mentales, en fin, todo, o casi todo.
Todo esto, con la finalidad de justificar los motivos de mis experiencias de sueño, sus significados, que en ese momento se estaban tornando un tanto "extrañas". En un determinado momento llegué a pensar que se trataba de una especie de "venganza del subconsciente", después de todo, este breve - aunque intensísimo - estudio se dio en un momento muy difícil de mi vida, que de otro modo, solamente se hubiera solucionado - a como se estila en el habitual estilo tampiqueño - con potentes pastillas antidepresivas y ansiolíticas.

He de elaborar una breve (y no tan honrosa) semblanza de la situación en la que estaba viviendo, ya que estos datos podrían haber sido un disparador de tales vivencias oníricas. Y si no, al menos fue un incentivo muy fuerte para poder enfocarme en su estudio. Partiendo de los rasgos generales hasta los particulares:

Fue durante el período comprendido entre Septiembre - Diciembre del 2010, en Tampico/Madero Tamaulipas, México.

La ciudad, al igual que ahora, atravesaba por un asqueroso momento de histeria, psicosis colectiva (que nada mal le cayó ni le sigue cayendo, a las farmacéuticas y las funerarias)
Teníamos (y seguimos teniendo) a los narcos, asesinos, violadores, rateros y defraudadores a la orden del día, actuando con total impunidad. Durante el día y durante la noche enfrentamientos armados, de "grupos rivales" de los cárteles, en donde, a pesar gastarse miles de balas, disparándose en sus persecuciones, le atinaban a todo, menos a ellos mismos.
Luego se vinieron las ejecuciones de niños, ataques a civiles. El estado de Tamaulipas era (y lo sigue siendo) un matadero. Donde sabes que si algún grupito de psicópatas se le ocurre ir a matar civiles nada más por diversión, lo harán segundos después de que se les haya pasado la idea por sus mentes. Sabiendo que tienen la protección y consentimiento de policías, políticos y en algunos casos hasta de algunas células del ejército.
No había lugar en el que nadie hablará de esto. Uno abría su cuenta de correo, y fuese en hotmail, yahoo, google, o lo que fuera, y habían este tipo de encabezados noticiosos, ibas con amigos y compañeros, familiares, en la escuela, en el trabajo, todos hablaban de lo mismo. En los periódicos, en la televisión, en la radio, todos los medios "informativos" vieron incrementadas sus ganancias monetarias debido al morbo de la gente que no podía parar de consumir sangre. Gente insaciable de sangre. Los páginas y blogs de México más populares se volvieron indiscutiblemente los más visitados, dejándoles ganancias millonarias por conceptos de
publicidad y patrocinio (sí, ya sabes, adsense, adbrite, banners y demás asquerosidad que tienen parasitada la red).
Estas páginas, publican con regularidad, videos que los "nobles usuarios y visitantes" suben, tales como decapitaciones, descuartizamientos, torturas, y así, para que la gente que acceda a las páginas pueda bajarse directamente estos videos, para luego compartirlos con los amiguitos a través del celular y así, hacer fertilizar la semillita de la violencia sin compasión a los "pobrecitos" muchachos.
Cuando iba en los micros (autobús o urbano) podía presenciar a los chicos de secundaria y preparatoria, sorprenderse, mientras se pasaban dichos videos a sus teléfonos celulares, con expresiones como "¡wwwwuaaaaau, no mames cabrón, a la verga, tómalaaa!", seguida de risas maniáticas, que delataban sus profesiones de un futuro muy próximo, para proseguir con un "eh güey, pásamelo a mi también" proferido por algún otro de los mocosos.

Por más que quisiera tratar de ignorar dicha situación, no pude, y me vi también presionado por esta atmósfera cada vez más asfixiante, que tiene sometida al país.
Llego un momento en que ya no podía seguir envenenándome más con estas tonterías y así, me iba aislando cada vez más, tratándome de distraerme con otro tipo de lecturas.
La amistad se redujo a eventuales saludos, tweets e e-mails dirigidos a los viejos amigos de la prepa, que se encontraban a cientos, miles de kilómetros de distancia.

Mis amigos de la temporada universitaria, se encontraban, de igual forma, lejos de la ciudad. Esparcidos por esta fosa séptica que es México hoy en día, más no exentos de estos eventos. Los que seguían en la ciudad, y que frecuentaba ya cada vez menos, solían refugiarse mentalmente en reuniones donde, como siempre y siendo fiel a la tradición de degeneración mundial, el alcohol era el alma de la fiesta.
En parte era bueno, verlos, vernos ahí embriagados, sintiéndonos temporalmente fuera de peligro, a sabiendas de que si por azares del destino alguna de las cientos de miles balas perdidas llegaban a encontrarnos moriríamos sin sentir ni saber mucho del asunto, debido al embrutecimiento sensorial propio de la intoxicación etílica. En parte malo, puesto que veía los evidentes deterioros físicos, consecuencia del stress, el desvelo, el descuido en actividades de ejercitación física, de hábitos alimenticios, desvelo, preocupaciones, y demás.

Durante el día, visitas y llamadas de extorsión, so pena de ejecución, de la tuya y de tu familia y hasta de las mascotas.
Muchos negocios de gente buena y trabajadora cerraron por tal motivo. Y muchos otros abrieron, un tanto sospechoso, ya que no era común, por ejemplo, ver una tienda de mascotas donde todas las peceras estaban lamosas, con peces muertos, putrefactos flotando, con seis, siete cabrones atendiendo, todos con dos celulares y nextel. Sin saber nada acerca de los animalitos que tenían en dicha tienda, de cuestiones alimenticias, o de precios de los productos si quiera.
Mis relaciones familiares ya eran distantes y se limitaban a esporádicas llamadas telefónicas, ya estaba desatendido y desentendidos de todo lo que se refiriese a los innumerables miembros de mi familia - tanto de la paterna como de la materna.
Mi novia, Kine, se encontraba a 27,000 kilómetros de Tampico, y también comenzaba a tener problemas con ella, debido a mi inestabilidad emocional, a mi negatividad, propia de los Tamaulipecos (y en general del mexicano promedio)
A pesar de mi superioridad intelectual, espiritual y física (modestia aparte por supuesto), no podía encontrar un simple puto trabajo, ni aunque fuese de barrendero, pues. Necesitaba, necesariamente ser inepto, incompetente, corrupto y con ganas de tranzar, si quería desempeñarme en algún puesto laboral, fuese el que fuese. Lo único que podía conseguir eran silencios telefónicos y vacíos de respuestas, pese a mis no pocos conocimientos y habilidades.
Bueno, resumiendo esto en pocas palabras: estaba hecho mierda.

Me cuestionaba seriamente acerca de la inutilidad de los buenos valores, de la rectitud, la honestidad, la amistad, la compasión, y demás adjetivos que me caracterizaban.
No obstante, todos me veían siempre sonriente, bromeando, en tono de joda, como si nada. Pero al llegar al agridulce hogar, ese vacío recalcitrante calaba cada vez más.
Ya quería largarme del país lo antes posible, hacia mi Noruega adorada. Más tenía que cumplir con ese estúpido, penoso, pesado y absurdo que era terminar la inservible universidad. En donde lo único que aprendí fue que la corrupción es el más grande valor en México, más que en cualquier otro país latinoamericano.

Aquí comienza el estudio de los sueños.

Pese a estar hecho mierda, trataba en la medida de lo posible, llevar hábitos sanos. Retomé el ejercicio físico, me volví vegetariano, volví a tener lecturas de esos temas que me apasionaban de sobremanera cuando era niño: física cuántica, esoterismo, teorías de conspiración, etcétera, y comencé, sobre todo, a leer literatura islámica, Corán incluido. Quería volver a ser espiritual, a revivir las experiencias maravillosas y metafísicas que había vivido en carne propia en ese bello estado de Nuevo León, donde la belleza era la constante diaria. Quería volver a creer en alguien, en algo, en mi mismo.

Hice ejercicios respiratorios, y, aunque ya no sentía que lo del dibujo, la ilustración y el diseño fuese más lo mío, me ponía a dibujar, y a escribir, escribir mucho.
También seguí subtitulando muchas películas de cine nórdico, y practicaba día a día, mis idiomas. Intentando tener un sistema que me facilitara la asimilación, de una manera más rápida, para así poder entablar todo tipo de conversaciones en los idiomas que me gustan, con fluidez y dominio,

Volví a cultivar todo aquello que me había resultado poco práctico, como la poesía, no quería simplemente saber sobre plasmar en papel los caprichos del corazón, sino hacerlo en serio, estudiar la cuestión técnica, el conteo silábico, y hasta de cada carácter y de espacios vacíos, hasta lograr una métrica perfecta, no sólo en sílabas, sino también de caracteres. Los acentos, las entonaciones, la declamación, etcétera.
Así, me puse a componer, a modo de práctica - para mi mismo - sonetos, hexasílabos, heptasílabos, endecasílabos, alejandrinos, verso libre, poesía surrealista, difusa, y demás, encontrando la comodidad absoluta en la poesía oriental, la china, la koreana y la japonesa, siendo ésta última en hallé la inspiración absoluta, sobre todo en el haiku, al que consideré poesía perfecta, por muchas razones, sobre todo por la de condensar la realidad del universo en pocas líneas, de manera espontánea, sin usar elaborados artilugios poéticos, descubrí en el haiku la belleza del ser, del instante, de la conciencia.
Fue, de algún modo, el haiku lo que había vuelto a abrir, disimuladamente, las puertas de la percepción del mundo espiritual más sutil.

Total, no quería darme por vencido, entregarme a la patética autocompasión, ni la soberbia. No quería ser parte de ese círculo perfecto e irrompible de decadencia del que forma parte el país que consideraba mío y bonito, México.
No quería depender de antidepresivos, ansiolíticos, drogas, alcohol, prácticas sexuales asquerosas ni masturbatorias ni el embotamiento televisivo, para poder evadir o soportar la destructiva realidad diaria.

Escribir en este blog fue algo terapéutico y desestresante. Ya no sentía la más mínima compasión por la gente de este país, sino más bien todo lo contrario, les deseaba un pronto final.
Deseaba un día despertar y encontrarme con que todos habían fallecido por alguna muerte súbita, durante la noche. Pero por otro lado, odiar también es tóxico, así que dejé de hacerlo.

Fue la parálisis del sueño la que me llevo a analizarme, el contacto con un ser, al que ya no lo creí una simple alucinación, sino algo real, tangible.
Esta constante experiencia, a la que califico de real, fue nada más y nada menos que un súcubo. Y sí, sé que para una mente racional esto no es más que un trastorno psiquiátrico temporal.
Más no obstante, para mi fue más que real. Estos hechos me inspiraron para crear una entrada, en tono de vacile aquí.

Empero, aprendí mucho, y tras por fin enfrentarme al terror puro y deshacerme de ese ente para siempre (bueno, eso es lo que creo, hasta ahora).

Poco después de "despedirme" de ese ser paranormal, comenzaron entonces los sueños "extraños" y casi inmediatamente despúes, los lúcidos, en donde ahora iba a otros tiempos, otros lugares, otros seres, otras formas, otros lenguajes, otros mundos.

Otra ilustración, meramente decorativa, para aderezar este ecrito =)
Fue a partir de un sueño al que podría considerar - aunque se escuche muy pero muy mamila - de abducción placentera (no, no, nada sexoso) por seres superiores.
En dicho sueño, un ser señor medio andrógino, muy amable, siempre sonriente de ropas moradas, me dio la bienvenida a un lugar un tanto...mmmh...mmmh...me resulta difícil describirlo, como medio parisino, barroco, colonial, no sé.

Este lugar se encontraba en la cima de una montaña con la vista más hermosa a un océano de color color celeste tan bello, como el de las playas de Cancún.
Fue ahí cuando me percaté de la increíble calidad de imagen y me pregunté "¿estoy soñando?" Y este señor "andrógino" (y digo señor, porque pese a la apariencia de su rostro, "sentía" que se trataba de un hombre, además de su voz de hombre, claro)
me contestó, también sonriente : "sí, estás soñando".
sentí la brisa fresca, acariciando mis mejillas, mi cabello, el aroma dulce del viento, y ese paisaje, ¡ese paisaje!...
Caminamos, sin cruzar palabras, pues me encontraba maravillado, sin poder expresarme. En la orilla de ese mar habían muchas "palapas" donde habían miles de personas. Nadando, contemplando, o simplemente conversando, como mucha de la gente que había ahí.
Dimos la espalda entonces a la vista y nos dirigimos por unas calles empedradas hasta una especie de "restaurante" al aire libre, en donde, en cada mesa habían lamparitas iluminadas por flamas sin velas, en su interior.
De hecho habían muchas de esas flamitas por todo el lugar, la decoración era simplemente...maravillosa (no encuentro otra mejor palabra, por el momento, para definirlo)
El hombre, me hizo seña, cortésmente, con la mano, de que tomara asiento, en una de las pocas mesas que estaba despejadas, pues había una multitud ahí afuera, platicando felizmente, mientras bebían de lo que parecían ser vasos con agua.
Tomamos asiento y ese hombre me dijo, aún y sabiendo lo que iba a responder "¿Qué te parece"? refiriéndose a ese lugar, a esa situación. "¡Es increíble!" contesté sin prestarle mucha atención a su rostro, sino más bien, a los "ladrillos" de los muros de ese "restaurante" ubicado en una especie de placita o terracita de diseño impecable. Vi también las lucecitas, y a la gente. Todos platicaban, pero no podía entenderles muy bien, ya que al parecer nadie estaba hablando español, inglés, ni noruego, ni sueco, ni chino, japonés, mandarín, ruso, o alguna lengua semita, o cualquier otra de la que pudiera tener yo conocimiento. Hizé un muy breve esfuerzo por distinguir entre de los cientos de conversaciones alguna palabra familiar pero no le tome tanta importancia, porque seguía ocupado en impresionarme con los detalles del lugar, y del cielo, de las nubes, de ese sol inmenso, cálido. Era un clima perfecto, Esa combinación perfecta de un sól cálido y un viento fresquecito.

Le pregunté a ese hombre entonces que si había muerto, a lo que él simplemente soltó una abierta y amigable, contagiosa carcajada.
- ¡No, no, claro que no!, jaha - me dijo - estás soñando, está soñando.

- Pero...jamás había soñado algo tan bonito - le dije
- Siempre hay una primera vez - contestó.
- ¡Y...hablas español! ¿Sabes español?
- Norsk også, og svensk som du (También noruego, y sueco como tú [en noruego]), english as well, hangeugo, Putognhua, nihongo (también inglés, koreano, chino, japonés) y así, iba mencionando una impresionante lista de idiomas pronunciados en su idioma original, no sé, no entendí mucho, quizá haya dicho polaco, francés, serbio, tibetano, no lo sé, pero se me caía la baba, mientras el seguía sonriendo, aparentemente
de mi sorpresa.
- Entonces, espera- interrumpí - ...entonces eres solamente una creación de mi subconsciente, eres sólo un personaje
- No
-Entonces, eres una proyección de lo que quisiera ser
- No, no, no. Nada de eso, Soy real. Eres real. Tú eres tú, Yo soy yo.
- Pero ¿cómo sabes que puedo hablar noruego e inglés, y cómo es que sabes español, y en dónde estamos? - me apresuré a seguir cuestionando, siempre, sin perder esa maravillosa calma que prevalecía en ese lugar - ¿acaso eres un vigilante o algo así?
- Para nada, cada quien su vida, es sólo que es evidente
- Evidente, ¿puedes leer la mente?
- Posible...mente, evidente...mente - y soltó otra ligera carcajada que también me hizo reírme.

No lo podía creer.

- ¿Por qué yo? - inquirí
- ¿Por qué no? (volvimos a reír), quizás porque tienes mucha imaginación, y no quieres renunciar a ella.
- Creo que tienes razón, pero antes me dijiste que eras real.
- Y lo soy, lo somos, mírate las manos.

Hice como el me dijo, y pude ver vividamente todas las líneas de mis huellas dactilares, mis cicatrices, mis uñas cortas, tal cual en la realidad.
Vi mis brazos y nuevamente, de manera inevitable, vi ese enorme sol iluminando el lugar. Era como un sol de ocaso, pero lleno de vida, de fulgor.

- Esto es genial, esto es bellísimo. Pero, ¡hey!, ya, en serio, ¿No estoy muerto?, ¿no me morí mientras dormía?
- En absoluto, pero aquí también puedes encontrarte, de vez en cuando, fantasmas, gente loca, amigos imaginarios, aquí hay de todo.
- Ah, ya veo, entonces estoy dentro de mi mente
- Casi, casi, estás en tu mente, pero también estás en la mente.
- ¿vamos a filosofar?
- Aquí no sirve de nada filosofar, no tiene importancia, aquí sólo hay que disfrutar, y si quieres andar por ahí explorando, volando, lo que quieras. Tienes todo el tiempo que quieras.
- ¿Eres...dios? - me atreví a preguntar.
- De algún modo sí, todos lo somos
- ¿Somos parte del todo?
- Ahí vas con tus preguntas otra vez, mira mejor, ven, acompáñame.

Nos paramos de la mesa y caminamos hasta un edificio que parecía un complejo departamental enorme, gigante.
Desde que pusimos un pie en el enorme y sombrío patio central, sentí miedo, pero él me dijo que no temiera, y que no me separara de él y que no hablará con nadie de los que viera y que tampoco les prestara atención. Sentí escalofríos, y aún más cuando me dijo que no iba a despertar, "¡¿Qué?!" - exclamé preocupado - "¡¿qué quieres decir?!, ¡me dijiste que no estaba muerto!"
Y no lo estás, me lo repitió serenamente - pero ahora vamos solamente a ver la entrada del infierno.
En ese momento vi mis brazos y vi con la misma claridad de momentos anteriores todos los detalles a la perfección: mis poros se encontraba dilatados por acción de la sensación eléctrica de los escalofríos.
A pesar de que el había dicho eso, me sentía seguro con él, y en algún momento llegue a pensar de que él se trataba de algún demonio, fantasma chocarrero o hasta el mismo diablo de las religiones judeo-cristianas-musulmanes. Pero no fue así, de algún modo presentía que él hablaba con la verdad y por otro lado, sabía que si le preguntaba si él era el diablo, me respondería con un "sí y no" o un "tal vez" o " no, para nada" o "y sigues con tus preguntas..." que fuese cual fuese el caso, pondría de manifiesto mi raciocinio primitivo. Además si él podía leer mi mente, pues, ya no importaba. Mientras avanzábamos, recordé las ilustraciones de la "Divina comedia", y me sentía cual dante siendo guiado por Virgilio. En ese momento, él sonrío. Creo que vió mis imágenes mentales y le provocaron risa. Bueno, de hecho, esa sonrisa nunca se le borró y por extraño que parezca, nunca me llegó a incomodar, sino, al contrario, inspirarme seguridad, en todo momento.

Ese laberíntico "departamento", estaba escasamente iluminado por pálidas luces azules, verdosas y rojizas. No había entrada alguna a las habitaciones que tuviese puerta, eran simplemente, como enormes agujeros de ratas, en las paredes. Todo estaba sucio y un penetrante olor a orina y a humedad llenaba todo el lugar, me percaté nuevamente dentro del sueño de mi percepción olfativa.
Subimos por las escaleras y en cada escalón que ascendíamos los ruidos se hacían cada vez más claros.
Nos asomamos a una habitación y había una señora, arrancándose los cabellos, con una mirada de odio, en sus desorbitados ojos, que me daban la impresión de que en cualquier momento
se abalanzaría contra mi. Su habitación estaba iluminada por una penumbra azulosa, como la de las ocho de la noche, en el horario de verano.
Todo en su habitación estaba hecho un mugrero. Había una mesa ahí en su "sala" hecha pedazos, y pude ver con claridad un periódico y leer perfectamente los encabezados en español, que hacían referencia
a la crisis económica global (aunque se me paso checar el nombre del diario).

Seguimos caminando entre los pasillos de ese espeluznante lugar y en otra habitación estaba un hombre anciano, con visible aspecto de molestia, de hastío, estaba echado sobre el piso, sin decir palabra alguna, simplemente movía su boca, con obvios síntomas de la decrepitud y la demencia senil. Y así, conforme íbamos adentrándonos, se volvía cada vez más oscuro e inmundo, y las condiciones físicas de las personas era cada vez más deplorable e inmundo: había un tipo joven, como de 10 años, semidesnudo y lleno de larvas de moscas y moscas revoloteando a su alrededor, con los ojos hundidos, casi esquelético, acostado en su cama sin hacer nada, como esperando morir o bajo los potentísimos efectos de algún narcótico, como la heroína. Supuse que se trataba de algún drogadicto.
Llegamos hasta una habitación donde había un recámara vacía, e igual, iluminada solamente por una penumbra azulosa, muy sofocante, venida del exterior.
Una vez ahí, mi guía me dijo que eso era suficiente y que ya teníamos que volver, y que si creía que eso era horrible, debería de ir a los pisos subterráneos, que era donde se encontraba el verdadero infierno, en ese momento vinieron imágenes a mi mente que me daban una imagen de como sería, y me percaté en ese momento de que estaba pensando, razonando dentro del sueño. Me pregunté que como era posible estar imaginando o "reflexionando" dentro de un sueño, pero la voz de mi guía interrumpieron esa reflexión, diciéndome de manera telepática "Algo así es como te lo imaginas, y podría ser peor". Luego, él se subió al borde de la ventana y dijo "está bien, ya es hora de regresar",se subió al borde de la ventana y comenzó a flotar hacia el exterior. Sin reflexionarlo, hice lo mismo y los dos salimos volando a una velocidad moderada, fuera de ese lugar de perdición. Mientras más nos alejábamos la luz del cielo se aclaraba y seguía pensando un poco acerca de lo que había visto. Estaba un poco triste y me entristeció por unos segundos lo que había visto, a la vez que me parecía igual de sorprendente la indiferencia del señor de ropas moradas, ante los seres que se encontraban sufriendo "un infierno en vida" como estaba pensando. También me inquietaba un poco la idea, de que todos esas personas enfermas y podridas se encontraran en ese lugar, tan cerca de un lugar tan bello como en el que había comenzado el sueño lúcido, y hacia donde regresábamos por aire.

Luego, dijo en voz alta,

- No te preocupes no pueden salir de ahí, no pueden hacernos nada, y nadie de los que están afuera querrían entrar ahí.

- ¡¿Cómo es posible?!

- Ellos no pueden ver otra cosa más que a sí mismos y sus mundos. Están encerrados en sus propios infiernos. Así lo decidieron y así permanecen. Lo único que pueden hacer es verse entre ellos, y eso les propicia más conflictos, más odio y miedo. No ganas nada preocupándote por ellos, algunos lograrán salir y desde que lo hagan serán ya otros, estarán curados.

Me pregunté mentalmente por los que se encontraban en los pisos inferiores, y él me respondió con mi propia voz (¿o me respondí a mi mismo?)
Más abajo, es peor, y esos nunca saldrán, sino que irán degradándose hasta ser otras formas de vida inferiores, primitivas, tales como lombrices o bacterias.
Pierden al final la memoria, la conciencia, los recuerdos. Todo.

Me quedé pensativo pero, a medida que nos aproximábamos a aquella bonita terracita, le fui restando importancia al asunto. La sorpresa volvió a mi al ver la vista idílica.
comencé a descender, pero el ser me exclamó ¡Hey, ¿a dónde vas? ven, vamos, estás soñando, diviértete.
En este punto, me percaté de que la pequeña terracita, donde estaba el "restaurante" con todas sus lamparitas seguía "intacto", es decir, con todos los detalles de sus estructuras
tal y como las había visto por primera vez. Y no habían cambiado para nada su lucidez. No se había deteriorado la calidad del sueño y me sorprendió la idea de que el sueño ya había durado tanto sin cambiar de forma, tema y figuras.
Esto es, cuando uno sueña, regularmente el contenido del sueño es caprichoso, no sigue una línea, un guión, simplemente las imágenes surgen y mutan constantemente hasta desaparecer, obteniendo como resultado final una mezcolanza de secuencias abstractas y absurdas.
Más no era el caso. Aquél hombre me dijo que intentará algo más, que ya era hora de divertirse. Que me diera una oportunidad de ser feliz.
Así que sin más, le hice caso y me dirigí volando a toda velocidad hacia la orilla del mar, donde estaban todos los y las bañistas. Vi desde las alturas todas esas personas, sonrientes, y los peces de colores de las aguas azules, azules. Hasta los peces se veían felices y nadaban entre la gente sin miedo alguno.
Volé a toda velocidad y podía sentir el viento helado, y a pesar de que en el mundo real le temo un poco a las alturas, en el sueño gozaba en grande, reía a carcajadas como loco, fascinado, fuera de control,
Luego, al llegar hasta donde ya no había más gente, "aterricé" despacio en un risco y contemplé la inmensidad de ese mar infinito y azul.
El ruido de las olas era exageradamente real. Ahí fue cuando me di cuenta también de que ya habían transcurrido unas dos horas, y que en todo ese tiempo no había perdido la lucidez.
Contemplé el ocaso, ese sol anaranjado tan fulgurante. Me extrañó que no hubiesen gaviotas pero no pensé mucho en ello. Pensaba en que quería estar ahí para siempre, no quería volver, más, me entristecí un poco,
porque también quería ver a Kine, y "traerla" a ese mundo, a mis amigos, a mi padre. Me preguntaba si eso sería posible, así que emprendí mi vuelo de regreso, buscando a mi "guía", para preguntarle. Más no lo encontré.
No le di mucha importancia, porque quería seguir volando, recordaba en ese momento todos los sueños en donde había soñado que volaba, y en este tenía perfecto control de mi vuelo, y no perdía ya la potencia ni la altitud, ni tenía que estar aleteando o tratando de brincar alto para recuperar el vuelo (sí, hay sueños en donde a uno se le dificulta el volar y tiene que valerse de acciones como éstas) Era dueño absoluto de mi la dirección y velocidad, de la altitud. Estaba entusiasmado. Así que esta vez, ya no me importo que hubiese perdido de vista a ese Sabio señor. Después de todo, lo más seguro era de que él estuviese al pendiente de mi, así que emprendí un vertiginoso ascenso, recordándome a mi mismo que eso era fantástico, a la vez que no me lo terminaba de creer.
Era fenomenal de principio a fin y esta vez intentaría ir más allá de las nubes, y fui ascendiendo a la velocidad de un cohete espacial, viendo como el cielo se oscurecía cada vez más a cada segundo. La temperatura también descendía y de verdad podía sentir como me estaba congelando. También pude sentir una especie de asfixia debido al aire, o más bien, a la falta de éste. Fue ahí donde recordé que eso es física elemental y en ese momento, me mareé y perdí la lucidez.
Todo se oscureció paulatinamente y mientras eso sucedía, una voz, quizá la mía o la de mi guía, me dijo en mi cabeza. No, no, no pienses en eso, casi lo logras. No trates de meter aquí la lógica - o algo así.

Cuando desperté, me quedé largo rato pensando en todo lo que había "soñado" y me pregunté entonces también "¿Fue un sueño?" "¿Fue real?" "¿De verdad pasó?" , instantes, segundos antes, había estado en uno de los lugares más bellos del universo y al otro en
una ciudad de mierda donde las máximas leyes que la gobiernan son la neurosis y la desesperanza.
Me deje de inútiles monólogos mentales e inmediatamente fui por un cuaderno para apuntarlo. Era, después de todo, una experiencia que quien sabe cuando se repetiría, quizás nunca.
Me tomó una hora entera apuntar todos los detalles del sueño, aún y escribiendo rápido y casi de manera ilegible.
Ya eran las 9 de la mañana y hacía hambre.

Desayuné rápidamente y me regresé a encerrarme a mi habitación, analizando las posibles causas de que hubiese soñado eso.
Hice una retrospección rápida de lo que había sucedido el día anterior, la semana anterior, el mes anterior, las últimas lecturas que había hecho, las últimas conversaciones y sus tópicos con las personas, las últimas noticias de las que había escuchado. Me puse a recordar todos los alimentos que había ingerido con anterioridad. Trate de llegar a algún pensamiento que hubiese tenido y que hubiese dejado escapar por no considerarlo importante, y llegué a la conclusión de que nada de lo que había visto en aquél sueño tenía ni la más mínima relación con las cosas durante las horas de vigilia.
Esto era casi una revelación. Trate futilmente de relacionar los rostros vistos en el sueño con el de algunas de las personas reales, fuesen conocidos, ajenos, o famosos y nada.
Ese fue un día de reflexión en donde me dediqué totalmente a ir hacia el pasado y recordar el mayor número de sueños y vivencias significativas.

Fue así que, en "resumidas" cuentas, comencé a tomarme todo esto muy en serio, a investigarlo de manera sistemática.
Logrando así no sólo sueños lúcidos, sino - me atrevo a asegurarlo y sin temor a la burla - "enlaces telepáticos".
Me hice de una libreta exclusiva para documentar las bitácoras de todos estos viajes oníricos y hasta la fecha sigo documentando.
Apuntar mis sueños ha sido hasta hoy, un método de "psicoanálisis" muy práctico y divertido, misterioso, mágico, místico. Algo sumamente muy terapéutico que me ha ayudado a comprender más de mi mismo y del universo a mi alrededor (Sí, sí, suena a filosofía barata, lo sé).

Como sea, mientras escribo esto, me doy cuenta que le di cuerda al entusiasmo y se me ha ido la mano escribiendo.
Por tal motivo, habré de continuar ya después, y ahora sí, haciendo un resumen de acuerdo a lo escrito hoy y ayer, los técnicas para lograr el sueño lúcido, que me funcionaron a mí.
Me disculpo por la prolongación accidental de este escrito, pero me emocioné, evidentemente, hehe.

Prometo en la siguiente parte, tratar de enfocarme fríamente en los puntos referentes a estas técnicas, sin tanto rollo autobiográfico o figurativo, pero bien, no está de más.
Por el momento gracias y hasta prontos =P.
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