jueves, 17 de junio de 2010

野沢

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Que en paz descanse, pues venía planeando desde hace bastante tiempo ponerse la soga al cuello- digo, digo, ehem, el anillo al dedo (sin albur por favor), que para el caso da lo mismo.

La última vez que se le vio, fue hace dos meses aproximadamente, en las cercanías del parque que está a dos cuadras de su casa. Lo habían sacado a pasear un ratito, para que pudiera olfatear un poco los árboles, llaves de agua, postes y paredes, y orinar en algún arbusto o llanta. Y con la misma lo metieron de vuelta a casa.


(Los camaradas de Cadereyta saben de quien se trata, para todos los demás, se podrán dar una idea por el apellido disfrazado o kanjizeado en el título de la entrada)

Era un buen camarada, y tenía la más grande colección de juego de cartas de magic jamás vista en todo el estado de Nuevo León. Hasta que un oscuro día lo obligaron a elegir entre sus cientos de miles de cartas, todas sus consolas y videojuegos (como si a nosotros los vejetes no nos gustaran los juegos), sus películas de Dragon Ball, su amplia y bien escondida colección hentai, y a todos sus amigos de infancia, ó la mujer de su vida.

Y pues él eligió lo segundo.
Aunque la verdad, nadie más que su hemisferio cerebral izquierdo lo obligó a tomar tan drástica decisión, ya que creía que sí repentinamente se deshacía de sus sacrosantísimas colecciones y de sus camaradas para dedicarse única y exclusivamente a la mujer de sus sueños, alcanzaría la máxima distinción y respeto social.

No obstante, las descripciones dicen que le han visto sin brillo en los ojos, con comportamientos erráticos y presurosos, respuestas automáticas, como programadas y con un tono de voz un poco más oscuro.

Todos lo seguiremos recordando como un chico lleno de vida, lujurioso pero extremadamente tímido con las chicas, a tal punto de que cuando una le hablaba, se ponía como tabla, todo rígido, con la espalda toda recta, más rojo que un tomate bombardeado por rayos gamma, y empezaba a tartamudear torpemente sin poder controlar la respiración, modulación y acentuación de su voz, medio muy tembloroso de las manos y tremendamente agitado.

Estoy seguro que los camaradas de Cadereyta lo reconocerán de inmediato, jaha.
Como sea, esperemos que la post-vida le depare toda la felicidad que se merece =D! De todas formas es parte de este ciclo samsárico interminable...

Sayonara para él y para todos por ahora.


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